Diez años, de 2010 a 2020, con una revista sobre educación —especializada, con registro, en internet— en la que se escribe de todo, porque la educación y los educadores estamos en todo. Diez años extraños, difíciles y azarosos en los que el cine, la literatura y otras narrativas nos han ido perfilando el mundo mientras se adentra en este siglo XXI, mucho más apocalíptico y siniestro de lo que hubiéramos pensado jamás.
Casi siempre, la gran historia está mediada, matizada, por las pequeñas historias, por el devenir personal y familiar de quienes están inmersos en ella, de tal manera que toda reseña resulte un ejercicio autobiográfico. Entonces, es posible expresar que, para mí, estos diez años de Pálido punto de luz estuvieron alimentados por narrativa, misma que por razones de espacio de este texto, no incluyo en muchas de sus formas, por ejemplo series o novela gráfica, ni abordo en general el cada vez más rico y complejo mundo de la digitalidad. Sobre todo, son diez años en los que la revista ha acogido con generosidad mis textos de manera continua.
2010
Esta reseña comienza, difícilmente podría ser de otra manera en el contexto de Pálido, con una película: The Social Network (La red social, David Fincher 2010) en la que la imagen del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, se delinea como la de un acosador egoísta, que no tiene escrúpulos en robar a sus amigos para lograr poder e influencia. En ese mismo año, mi papá, quien durante décadas ha sido crítico musical, periodista y profesor, publicó Allegro Molto, sesenta años de anécdotas musicales, bajo el sello Luzam en el que a través de esas historias, el profesor José Alfredo Páramo muestra que pasión y erudición no están reñidas con amenidad, en la que nos muestra que el arte enaltece al ser humano, y que ese arte pertenece a todos.
2011
Para 2011 seleccioné dos novelas del sueco Henning Mankell: Un ángel impuro y La leona blanca; la primera de estas habla de la historia de una mujer sueca pobre que queda varada en Mozambique y llega a manejar un burdel legendario. La novela es una crítica constante hacia el machismo y el racismo. En La leona blanca, Kurt Wallander, personaje icónico de Mankell, descubre culpables de homicidio al tiempo que él mismo se hunde bajo el peso de la vejez y la decadencia física y mental. Novela, como todas las de Wallander, brutal, que muestra policías humanos, agobiados por tener que disparar a otros y hartos de la violencia en un mundo que cada vez tiene menos sentido. Es importante aclarar que 2011 es el año de edición de estas novelas en español (Tusquets), no el de su edición original.
2012
José Noé Mercado, en 2012, publica una novela genial: Backstage. El especialista en ópera, hombre cultísimo, fanático de los videojuegos, del futbol y de la cultura pop, hace un retrato muy educativo de lo que se oculta tras bambalinas en el mundo de los supercultos mexicanos. Este año, Pepe Rojo, escritor mexicano y gestor de proyectos culturales que debería tener más reconocimiento, reedita Yonke+Ruido gris, cuentos y novela corta que exploran las realidades de la inclusión digital en la vida cotidiana y del terror. Vamos, de la vida misma a ritmo de ciencia ficción y sobrenatural. Por cierto, en 2012 el gobierno de la Ciudad de México publicó una antología de textos literarios, ensayos y relatos periodísticos; Miguel Ángel Quemain me invitó a participar y me incluyeron cuatro cuentos de ciencia ficción. En la antología se publicaron textos, entre muchos otros, de dos amigos míos: Joel Ortega y Tatiana Maillard.
2013
En 2013, Pepe Rojo y Bernardo Fernández publican una antología impresionante: 25 minutos en el futuro, nueva ciencia ficción norteamericana. Ellos seleccionan y traducen textos que bien podrían servir de lecturas obligadas en disciplinas como la comunicación, el periodismo, la pedagogía, la lingüística o los derechos humanos. Esta antología muestra, sobre todo para los necios que siguen pensando que la ciencia ficción son “hombrecitos verdes”, que es un género que permite una reflexión profunda sobre nuestra realidad actual.
2014
La película Grand Hotel Budapest, coproducción germano-estadounidense dirigida por Wes Anderson es, a la manera de El tambor de hojalata (del “cancelado” Günter Grass) la historia, en este caso de Hungría, país de la periferia europea, a través de tiempos de guerra y cambio. El humor agridulce de la cinta y la historia pulcra, bien contada, son ejemplos del poder de la narrativa visual y educativa que tiene el cine.
2015
El controvertido Bernardo Fernández (Bef) aparece nuevamente en esta reseña con Tiempo de alacranes, novela policiaca (que dará pie a una excelente saga) llena de personajes extraños, llevados al límite, pero entrañables. La historia, calificada como narcsexpunk por otro de los grandes contemporáneos, Alberto Chimal, es la de un México que no nos gusta, pero podemos leer y ver, con menor maestría narrativa, todos los días en internet y medios tradicionales. Este año recibió el Pulitzer de literatura una periodista ucraniana, Svletana Alekseievich, autora de grandes reportajes como Voces de Chernobil y La guerra no tiene rostro de mujer. Es innegable que los textos están muy bien escritos; sin embargo, desde mi punto de vista el premio para esta ucraniana es porque se opone al establishment no solo soviético, sino de la Rusia actual. Periodista a modo de Occidente, me parece. También, 2015 fue el año de La delgada línea amarilla, película de Celso R. García que narra una anécdota del camino: unos trabajadores que tienen como misión pintar la línea divisoria de carriles en rutas prácticamente desiertas, una de esas historias en las que “el no pasa nada” esconde la totalidad del universo.
2016
La película Arrival (La llegada), dirigida por Denise Villeneuve, está basada en el cuento largo “La historia de tu vida” que da nombre a la selección de mundos posibles de Ted Chiang. El cuento largo (o novela corta) está incluida en la antología de Rojo y Fernández de 2013. Esta película, bastante bien lograda, adquiere mayor importancia en mi personal visión de los diez años de Pálido porque al tener una buena versión de la obra literaria en español, pude pedir a mis alumnos de la Septién, donde di clases muchos años, que reflexionaran sobre el lenguaje, los otros y las narrativas intertextuales.
2017
Este año, y hasta 2019 en que la Escuela de Periodismo decidió que no era de la estatura de su vida, establecí un taller de narrativa con alumnos de la institución. Comenzamos con crónica y seguimos con ciencia ficción. Lo importante de ese taller es que muchos jóvenes, mujeres y hombres muy talentosos, tuvieron un espacio para empezar a contar sus historias y compartirlas. Puedo mencionar a algunos de los participantes, como Roberto Flores (coordinador del podcast “La mosca se ha posado” y del fanzine Derrame), Aldo Spazzino (también coordinador de Derrame, y que ha autopublicado un libro de relatos Dios en el Xbox y dos novelas cortas Neza no es Vancouver y La bala higiénica), Fernanda Martínez (dedicada a la novela gráfica), Gerardo Farell (prometedor cuentista), Santiago Ayala (autor de cuentos escalofriantes) y muchos otros que si no menciono es por falta de espacio.
2018
Anticipándose a lo que vivimos hoy, José Noé Mercado, quien además de todo lo que dije antes de él es friki de las historias de terror, publica Apocalipsis Zombi, novela de —claro— zombies, ambientada en una alternativa Ciudad de México. La historia es un golpe más al absurdo, que siguen expresando algunos colonizados mentales, de que no se puede escribir terror o ciencia ficción en México o en español. Jorge Volpi, autor por el que tengo particular debilidad, publica Una novela criminal, en la que narra la manera en que gobierno, sociedad y medios fueron construyendo esa realidad alternativa que pareciera tesis sobre El acoso de las fantasías (Zizek) que fue el caso de Florence Cassez. También, fue el año de Roma la película de Cuarón que nos recordó que México es un país clasista y muy, muy racista.
2019
Mi amiga y exalumna Emma Landeros publica el gran reportaje Nochixtlán, domingo negro que en algunas reseñas se menciona como: “Una denuncia frontal y estricta que señala los abusos de las fuerzas armadas, la imposición criminal como diálogo y la matanza como marca del gobierno de Peña Nieto”; desde el punto de vista como profesor, el caso de Landeros me toca, pues la conocí cuando apenas era estudiante y siempre la recuerdo muy contenta por haber ganado un premio escolar de reportaje. Ese año se estrenó El complot mongol (Del Amo) adaptación bastante interesante de la ya clásica novela de Rafael Bernal que no gustó casi a ningún crítico en parte, me parece, porque estamos acostumbrados a reverenciar el pasado y nos dan miedo las reinterpretaciones. También, este año se nominó a Brenda Libia para el Premio Hugo, el máximo reconocimiento a la ciencia ficción mundial, por la antología Una realidad más amplia; aunque no ganó, representa un homenaje para la escritora e impulsora del género desde hace décadas.
2020
Ha quedado en esta reseña más afuera que adentro. No pude hablar de Parásitos, Mad Max ni las continuaciones de las novelas de Larsson de la serie Millennium escritas por Lagercrantz; tampoco de escritoras como Raquel Castro, de los proyectos a punto de finalizar de Tania Juárez, Arath Sereno, Berenize Rosas o Tamara Cuevas, quienes exploran desde el lenguaje de género en los periódicos y la realidad que componen las redes sociales hasta el reguetón y la ciencia ficción femenina actual Sin embargo, terminaré con el Proyecto Karacteres, de la escritora e investigadora Carmina Capistrán quien, sin medios ni patrocinios desde hace diez años realiza investigación sobre las formas del lenguaje escrito en México y explica de manera didáctica, clara y sin pretensiones, la mejor manera de escribir, de conjugar o de usar palabras.