Sacapuntas
El timbre de las 8
I
El profesor César Labastida está consternado por el regreso presencial a clases. La “nueva normalidad” en las instituciones educativas donde labora, han establecido protocolos irracionales que dilatan y obstruyen el desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje en las aulas. Se han institucionalizado protocolos de ingreso en los que el termómetro marca 34 grados de temperatura, el gel antibacterial está más diluido que una cuba en bar clandestino y el uso de cubrebocas es obligatorio, aunque mantenga aislado sólo el cogote y la barbilla. Toda una parafernalia simulada.
En el salón de clases, los estudiantes acaban sentándose donde les da la gana, comen fritangas a escondidas y con el cubrebocas como obstáculo, profieren palabras incomprensibles que ni entre ellos entienden. Del mismo modo, los profesores explican los contenidos de enseñanza desgarrando la dicción con dobles barbijos KN 95 y caretas de policarbonato.
En una de las clases presenciales de esta “nueva normalidad”, mientras el profesor Labastida intenta exponer las funciones del lenguaje de Jakobson, una estudiante le interrumpe, con su doble cubrebocas colocado.
—Fofefor, je ofina fe lo fe Fukrafia.
—¿Eeeh? No fe escufé. —Aclara el
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