Sacapuntas
El timbre de las 8
César Labastida Esqueda pasó una etapa de su vida, en la adolescencia, escuchando una radio portátil de pilas, verde, que tenía la forma de walkie-talkie de guerra. Se lo había traído su padre del puerto La Paz, en Baja California Sur, lugar que funcionaba como una frontera libre, como un Duty free con muchas tiendas. El papá de César fue a un Congreso y regresó cargado de quesos holandeses, ropa nueva y perlas alimenticias enlatadas de distintas partes del mundo y ese pequeño aparato eléctrico.
En ese radio César escuchaba, las veces que podía y tenía pila el aparato, “las horas de los Beatles” en Radio éxitos 790 de Ampliación Modulada. A veces cantaba las canciones siguiendo la letra, con una revista que se llamaba Guitarra fácil. Tenía su credencial del club y alguna vez ganó unos boletos para ir a ver una obra de teatro sobre su grupo musical favorito, al Teatro Jorge Negrete en la Colonia San Rafael. Esa experiencia lo marcó porque vio a sus ídolos, próximos y como seres de carne y hueso. Además, había un grupo que tocaba en vivo.
Cotidianamente, le gustaba meterse debajo de las sábanas de la cama y colocar la bocina en su oído y así quedarse dormido. Disfrutó mucho con ese maravilloso regalo
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