Uno de los mayores logros de la Unidad 095 de la Universidad Pedagógica Nacional es, incuestionablemente, su maestría en Educación Ambiental, dirigida por el doctor Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán quien, con un reconocido y riguroso equipo de profesoras y profesoras, desde hace treinta años forma educadores ambientales, lo que no es poca cosa teniendo en cuenta que, estos, han sido sistemáticamente atacados y, junto con luchadores ambientales, perseguidos por las distintas formas que toma el poder.
La maestría, lejos de buscar una forma de coexistencia pacífica o entendimiento de las “reglas no escritas (y escritas) del deber ser académico”, se enorgullece de mantener un espíritu crítico en el que las coincidencias son bienvenidas, al igual que las divergencias.
Pero, y eso es muy claro cuando hablas con docentes, estudiantes y egresadas de la maestría, la idea de que la educación ambiental es mucho más que cuidar que las tortugas se piquen los ojos con popotes o que se tomen acciones individuales; por el contrario, se parte de la idea de que la crisis ambiental es, sobre todo, una crisis del modelo civilizatorio y que es lo que debemos combatir.
También, queda claro en el ámbito de la maestría en Educación Ambiental, que el modelo civilizatorio se llama capitalismo, neoliberalismo y sociedad de consumo, por lo que muchos de los paradigmas socialmente aceptados actualmente y que se refieren a lo ambiental simplemente no tienen sentido, mientras no cambiemos radicalmente de modelo económico y social.
El problema de la educación, en relación con la crisis ambiental, reside en las intenciones que se tienen al aplicar los modelos educativos. Siguiendo al filósofo Zygmunt Bauman, provocan conflictos pues: "(...) adquirir conciencia de los mecanismos que hacen la vida dolorosa o, incluso, imposible de vivir no significa que estos vayan a quedar automáticamente neutralizados. Sacar a la luz las contradicciones no significa que con esto se resuelvan".
El sentido de la vida no lo dan las cosas, por supuesto que no lo da la tecnología, sino las elecciones que tomamos. De acuerdo con el psicoanalista vienés, sobreviviente del Holocausto, Viktor Frankl, las decisiones, incluso en momentos de vida y muerte, son éticas y deben estar regidas por el bien. Es fácil suponer que la culpa de la falta de calidad de nuestra vida proviene de hechos exteriores; resulta cómo suponer que somos víctimas de poderes superiores a nosotros y que nada podemos hacer para solucionar los problemas. Sin embargo, la verdad es que es necesaria una respuesta ética.
Pues, precisamente, esa respuesta se encuentra en los contenidos de la maestría en Educación Ambiental de la que estamos celebrando su cumpleaños.