Hace un siglo, el maestro Lauro Aguirre impulsó profundas transformaciones. Unificó todas las normales que existían en la Ciudad de México, tanto la de varones como la de señoritas y la nocturna. Logró la donación del predio donde actualmente se ubica nuestra escuela y creó un proyecto educativo innovador, no sólo en la formación de los futuros maestros, sino en visualizar al docente en una vinculación directa con la comunidad y sus problemas ( la necesidad de recuperar la memoria histórica) de lo que fuimos; no para verlo con nostalgia, sino para comprender cómo se han ido perdiendo muchos de estos avances, y preguntarnos hacia dónde queremos seguir en la formación inicial de maestros en un futuro. El profesor Aguirre, quien fue nombrado director de la Escuela Normal de Maestros en diciembre de 1924, impulsaba una pedagogía activa que promovía las clases al aire libre, tener escuelas sin directores y hacer de la escuela la casa del pueblo.