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Jueves, Noviembre 21, 2024

La movilización y desplazamiento de especies biológicas alrededor del mundo no es una situación actual, pues desde la antigüedad se tienen documentados casos de introducción y propagación de especies, particularmente de varias ligadas con prácticas productivas, como la agricultura y la crianza de animales, aunque en otros casos también se movilizaron especies vegetales y animales de manera intencional, con fines ornamentales, por gustos o aficiones personales o por atracción o afición a lo que se consideraba y aún se sigue considerando como raro o exótico. También ha habido otros casos en los que las movilizaciones se han dado de manera accidental, incidental o incluso de forma natural ligado a fenómenos como el cambio climático global, aunque lo cierto es que en la gran mayoría de los casos el factor antrópico ha sido el principal responsable o propiciador. Esta movilización de especies ha traído en múltiples casos consecuencias negativas para la biodiversidad local y regional, como ha sido documentado en múltiples escritos. Como ejemplo en México tenemos el caso del lirio acuático, especie de planta flotante de agua dulce, originaria de Sudamérica, que fue introducida en América del Norte en el siglo XIX motivada por lo que en ese momento se consideró la belleza de sus flores, de color lila, y que es considerada actualmente como una plaga que afecta ríos y lagos de agua dulce en México y en todo el mundo (https://enciclovida.mx/pdfs/exoticas_invasoras/Eichhornia%20crassipes.pdf).

 

Crecimiento de lirio invadiendo gran parte de la superficie del agua en el embalse de Valle de bravo

 

 ¿Cómo se puede definir a estas especies? En principio se denominan especies exóticas aquellas que proceden de regiones biogeográficas distintas a aquellas donde prosperan, casi siempre con una connotación de rareza usualmente ligada a las latitudes tropicales del mundo, aunque este no siempre es su origen y en general debemos aceptar que cualquier especie fuera de su zona natural de distribución geográfica sería exótica si se registra bien establecida en una zona geográfica diferente. Por otra parte, se define como especie invasora aquella que habiendo sido introducida en un ambiente distinto al de su distribución natural, desarrolla estrategias de expansión que tiene como consecuencia la marginación, la restricción del hábitat natural de otras especies o incluso la eliminación de áreas de distribución natural de organismos con las que pudieran compartir hábitos o recursos similares. Las estrategias de desplazamiento casi siempre se ligan con el despliegue de habilidades competitivas más agresivas o de mayor eficiencia o rapidez en la captación y uso del alimento, o del espacio, o de los sitios adecuados para el desarrollo de actividades fundamentales como los procesos reproductivos. En cualquier situación, la presencia de especies exóticas o invasores alteran las relaciones estructurales y funcionales de los organismos en las comunidades ecológicas y en los ecosistemas, afectando negativamente las relaciones armónicas de coexistencia, lo que da lugar a equilibrios más endebles y de menor persistencia, lo que termina atentado contra la biodiversidad y el mantenimiento de la integridad estructural y funcional de los sistemas ecológicos.

El cambio climático es un nuevo factor que contribuye al desplazamiento de especies mediante el incremento de las áreas de distribución de aquellas que están limitadas a sus áreas históricas principalmente por la temperatura. Un ejemplo es el de los insectos descortezadores en bosques de pinos en el Norte de México, que constituyen una plaga forestal importante. El incremento de la temperatura promedio ha propiciado el incremento en su área de distribución mediante el desplazamiento de algunas especies hacia la parte sur de los EE UU, con las consecuencias negativas para tales ecosistemas (https://doi.org/10.1016/j.recqb.2017.04.006).

Es importante distinguir, no obstante, las movilizaciones antrópicas de especies que han tenido consecuencias significativas ambientales y sobre la biodiversidad, de otros desplazamientos relacionados con procesos naturales de dispersión, como son las llevadas a cabo por animales. Son ejemplo de esto las aves migratorias, que pueden ingerir incidentalmente y sin digerir estructuras de resistencia de organismos acuáticos, como las pulgas de agua, y depositarlos en sitios alejadas donde, si encuentran condiciones ambientales adecuadas, pueden reactivarse y dar lugar a poblaciones estables (https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/rbt/article/view/21435/21650). Un ejemplo de esto lo tenemos en México con un micro-crustáceo del grupo de las conocidas como “pulgas de agua”, que de manera muy peculiar prospera en aguas salinas y alcalinas. Hasta hace algunas décadas esta especie solo se había registrado como su área de distribución natural los lagos salinos de la costa oeste de los EEUU (Great Salt Lake y Soda Lake) y que fue colectada por primera vez en México al inicio de la década de los 90s del siglo pasado, en remanentes del lago de Texcoco cerca de la Cd. de México, que también son aguas salinas y salinas. Indudablemente el traslado de esta especie desde latitudes tan lejanas sólo se puede explicar mediante el transporte de estructuras de resistencia (semejantes a un quiste), que pueden ser ingeridas y desechadas a través de las excretas fecales sin ser dañadas por los líquidos gástricos. Su presencia es esta nueva localidad también se podría explicar mediante su traslado en el plumaje de aves migratorias, que encuentran condiciones adecuadas para pasar el invierno en ambientes lacustres persistentes en lo que era la cuenca del lago de Texcoco, como el lago artificial Nabor Carrillo. A este fenómeno se le conoce como ampliación de ámbito y lo que representa es la modificación del área de distribución geográfica natural de las especies que se encuentran en este supuesto.

 

Zonas de inundación en la cuenca del ex-lago de Texcoco, lugar de permanencia temporal y permanente de especies migratorias procedentes de Norteamérica

 

 

Pulga de agua” (Moina hutchinsoni) colectada en remanentes del lago de Texcoco (aguas salinas y alcalinas) para documentar su ampliación de distribución geográfica en América del Norte

 

Haciendo referencia a las especies exóticas e invasoras en los ambientes acuáticos epicontinentales de México, quiero destacar el caso de las tilapias, especies de pez originarias de África (https://www.tilapia.ws/invasivespecies.php). Estos peces comestibles son conocidos como blanco del Nilo, mojarras o mojarras tilapias, y ya eran aprovechadas en el antiguo Egipto en el alto Nilo, como consta en relieves y pinturas de épocas faraónicas. Las tilapias fueron introducidas en México a mediados de la década de los 60’s para desarrollar la acuacultura en aguas dulces, principalmente para la producción de alimentos orientada a sectores sociales marginados. Por esta razón, su cultivo se desarrolló de manera extensiva, lo que implicó la liberación intencional, programada y periódica de crías de este pez en varios cuerpos de agua en México. Las tilapias son peces con muchas cualidades, como su rápido crecimiento, alta fecundidad y una carne de excelente calidad y contenido nutricional. Sin embargo, tienen como grandes desventajas su precocidad reproductiva en ambientes sin restricciones ni presiones biológicas (como depredadores), así como su agresividad hacia otros peces. A esto se suma su gran capacidad de dispersión geográfica, su amplio espectro alimentario, su resistencia a múltiples factores ambientales incluyendo su tolerancia a la salinidad, por lo que puede desplazarse por el medio marino hacia cuencas y causes epicontinentales. La suma de todo lo anterior ha resultado en que las tilapias han invadido múltiples corrientes, particularmente en el Sureste de México, donde han desplazado a especies nativas y algunas endémicas de peces mexicanos que pertenecen incluso a la misma Familia de las tilapias. Las consecuencias negativas sobre la biodiversidad de peces son motivo de gran preocupación para especialistas ambientales y conservacionistas, pues además de haberlas desplazado las han conducido a una condición de especies amenazadas o en riesgo de extinción.

 

Vasija ornamental en forma de pez tilapia elaborada en vidrio policromado. Procedente de El-Amarna, Dinastía XVIII del Antiguo Egipto (aprox. 1,350 AdC). Museo Británico.

 

Campesinos habilitados como acuicultores, durante una “siembra” de juveniles de tilapia en la Presa Miguel Alemán

 

Pesca de tilapias en la Presa Miguel Alemán, Temazcal, Oaxaca

 

Aun cuando los mayores desastres ecológicos relacionadas con especies exóticas e invasoras están documentadas para grandes acciones antrópicas de movilización e introducción de especies, otras han sido accidentales, como las formas de dispersión de juveniles y larvas de especies acuáticas mediante el agua de lastrado o en la superficie de las embarcaciones transcontinentales. Este es el caso del mejillón cebra, una almeja de agua dulce que ha alterado significativamente ecosistemas de gran envergadura, como los Grandes Lagos de Norteamérica y que también está causando estragos ecológicos en aguas mexicanas (https://enciclovida.mx/especies/213550.pdf?from=).

No obstante, actividades humanas como la acuariofilia también han producido impactos ambientales importantes en ámbitos locales y regionales. Es común que sobre todo en niños y niñas que se llegan a interesar momentánea o espontáneamente con las especies acuáticas, adquieran plantas, peces, anfibios y reptiles, que, ante la demanda de atender, cuidar y alimentar, terminan deshaciéndose de ellas en cualquier cuerpo de agua al alcance, sea natural o artificial-urbano; este es el origen de otras historias de introducción y dispersión de especies exóticas. En algunos casos las consecuencias han sido desastrosas, como es el caso del pez león (originario del Indo-Pacífico) en zonas arrecifales del Atlántico Mexicano (http://www.conabio.gob.mx/institucion/proyectos/resultados/MQ001_Anexo_Ficha_Pterois_volitans.pdf) y otras partes del mundo, o el pez diablo (originario del Amazonas) en cuencas de México como la del Balsas y en la presa del Infiernillo (https://agua.org.mx/wp-content/uploads/2017/11/Los-peces-diablo.pdf). Estas dos especies fueron dispersadas en el mundo fuera de su ámbito de distribución geográfica, a través de la acuariofilia.

Como recomendación de este breve relato, te invitamos a que nunca deseches o liberes a un organismo en un ambiente distinto del que proviene. Que conozcas la responsabilidad que conlleva la adquisición de un ser vivo, los cuáles no son juguetes ni objetos. Documéntate y conoce los orígenes de las especies ornamentales y utilitarias y maneja responsablemente esta información a fin de que todas y todos podamos contribuir a evitar los daños sobre la biodiversidad que ocasionan las especies exóticas, las cuales eventualmente se podrían convertir en especies invasoras que afecten la biodiversidad de nuestro país e incluso la planetaria.

 

Investigador y docente del Instituto Politécnico Nacional

Escuela Nacional de Ciencias Biológicas

Laboratorio de Hidrobiología Experimental

Carpio y Plan de Ayala S/N

Col. Santo Tomás.

Cd. de México 11340

E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

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