Cuando tenía 13 años me encontraba en segundo de secundaria en clase de matemáticas con la maestra Berenice. Nos encontrábamos en evaluación de cuadernos y ella evaluaba con firmas de 10 o a veces de 20 o las multiplicaba por dos, lo que a veces me ocasionaba problemas al no tener las firmas ya sea por destiempo o no asistía a clases por problemas familiares. Ese día de evaluación la maestra dio una cantidad de firmas mínimas para pasar la materia, y eran 850 firmas.
La maestra Berenice fue pasando por número de lista para ir contando las firmas de cada uno, pero antes de que hiciera eso, había dos personas que falsificaban las firmas y yo por miedo a no pasar la materia, fui con una de esas personas (era mi mejor amigo Jesús) él era el más listo del salón pero tampoco contaba con tantas firmas como muchos de los demás, lo cual era raro y tuvimos la iniciativa de falsificarlas, para eso vimos que los demás compañeros lo estaban haciendo con la otra persona y decidimos hacer un aproximado de 850 firmas que eran, a 800 solamente. Cuando empezó a calificar la maestra, fueron pasaron los que también falsificaron firmas y la maestra no noto nada y pasaron su materia, pero cuando pasa Jesús (el que falsificaba sus firmas) le dijo que esas no eran sus firmas, lo regaño y le dijo que iba a extraordinario; cuando pase yo a presentar mis firmas me dijo lo mismo (pero algunas que señalo si era de ellas) y fui a extraordinario para pasar su materia. En ese momento me sentí de lo peor y quisimos hablar con la maestra pero fui inútil, y nos preguntó si solo nosotros habíamos falsificado (claramente no íbamos a delatar a nadie) y le dijimos que sí.
Al día siguiente estábamos presentando el extraordinario, no estaba tan difícil ya que dominaba en esos tiempos las matemáticas y mientras lo presentábamos, yo estaba animada por el apoyo que me daba un amigo (Jordan) que al parecer me decía cosas bonitas y yo estaba más centraba en el examen. El examen consistía de 120 preguntas, pero jamás supimos cuánto habíamos sacado hasta que la maestra nos dijo que habíamos pasado con 9 el extraordinario, hablo con nosotros y nos dijo que estaba muy enojada con nosotros pero a la vez estaba contesta de que hayamos pasado el extraordinario con una nota alta y que eso demostraba lo aprendido.
REFLEXION DE LO APRENDIDO.
Yo aprendí a que en un momento de desesperación puedes hacer cosas que no quieres solo por conseguir algo y que eso puede traer consecuencias y fracasas en muchos sentidos, pero pude comprobar que yo sabía, y que aprendí a pedir disculpas y dar lo mejor de mí, porque una calificación se gana.