Por Olivier Nuc y Florence Vierron
Le Figaro
Traducción Gabriel Humberto García Ayala
El estadounidense de origen mexicano, que se convirtió, a su pesar, en una estrella en Sudáfrica, falleció en Estados Unidos el 8 de agosto de 2023. El documental Sugar Man -ganador del Oscar en 2013- evoca su desaparición y su resurrección.
Esta vez, Sixto Rodríguez ha muerto. El cantante olvidado, resucitado en 2012 por el documental ganador del Oscar Sugar Man, falleció el pasado 8 de agosto en Estados Unidos a los 81 años. La noticia se dio a conocer a través de un comunicado publicado en el sitio web del artista. Su historia es increíble.
Nacido en Detroit, Michigan, en 1942, lanzó dos álbumes en 1970 y 1971: Cold Fact y Coming from Reality. No tuvieron resonancia alguna. Hay que decir que el cantante tampoco había puesto todas las posibilidades de su lado. Modesto y tímido, luchó por enfrentar la mirada de los espectadores durante sus raras apariciones públicas. A este hijo de inmigrantes mexicanos le habían aconsejado que americanizara su nombre: ¿acaso los Estados Unidos de 1970 no estaban listos para convertir en estrella a un músico apellidado Rodríguez?
Una contraseña
En cualquier caso, debería haber sido celebrado en ese momento por las excelentes canciones de sus dos discos. Pero en cambio, se convirtió en menos que un artista de culto: un difunto. Tuvo que dejar la música para trabajar en la construcción a fin de criar a sus hijos. Un persistente rumor lo daba por muerto y, con excepción de Australia y Sudáfrica, a nadie se le antojaba tocar su música. Abandonado por su productor, que había olfateado un mayor potencial comercial en Bill Withers, Rodríguez pasó cuatro décadas en el anonimato.
Sin embargo, durante la década de 1980, en Sudáfrica, sus discos se convirtieron en una contraseña, las señales de reunión de una generación que había tenido suficiente con el apartheid. A través de quién sabe qué misterio, se transforma en un símbolo. Allí, la libertad se escribe en tres sílabas: Ro-drí-guez. Los discos de 33 revoluciones se venden como pan caliente, con sus canciones que hablan de la miseria, de los amores fallidos, de los traficantes a quienes esperan noches enteras. Por otro lado, nadie sabe dónde está Rodríguez. Hay muchos rumores: Se habría inmolado en el escenario, le habían puesto un revólver en la sien.
En 1998, Rodríguez fue invitado a Johannesburgo. Él no cree en sus oídos. El público se pregunta si no se trata de un impostor. Un primer acorde de guitarra, y la duda se disipa. Intacta, vuelve la juventud. Las esperanzas vuelven a surgir. “Gracias por mantenerme con vida”, grita a los espectadores que aplauden. Esta es una coronación retrasada.
Internet, este salvador
Diez años después, sus dos discos son reeditados gracias al sello Light in the Attic, que busca regularmente discos que pasaron desapercibidos cuando fueron editados. Entre ellos hay algunas curiosidades, pero en general hay bastantes "tesoros escondidos" o "secretos bien guardados".
No son tan numerosos quienes piensan que esos discos han sido injustamente despreciados. Sin embargo, este fue el caso de los álbumes de Sixto Rodríguez. En 2008 y 2009, todos se quejaron cuando redescubrieron Cold Fact y Coming from Reality.
Pero es a la irrupción de internet a lo que Sixto Rodríguez debe su salvación. Los fans sudafricanos encuentran su rastro gracias a la red, descubren que está muy vivo. Al enterarse de esta extraña historia, el director sueco Malik Bendjelloul investiga. Va a Ciudad del Cabo, conoce a los fans. Algunos han movido cielo y tierra, haciendo llamadas telefónicas a ciegas. Y terminó encontrando al artista en su cuchitril de Detroit. No se había mudado, había hecho trabajos ocasionales en obras de construcción, seguía apareciendo en clubes de mala muerte. Sin resentimiento alguno.
El director pone los testimonios bajo el microscopio. Hay lágrimas de cocodrilo. ¿A dónde fue el dinero ? ¿Por qué se abandonó este prodigioso cruce entre Neil Young y Bob Dylan? Estas preguntas siguen sin respuesta, pero su documental Sugar Man, lanzado el 26 de diciembre de 2012, tuvo un éxito inmenso y ganó un Bafta y el Oscar al mejor documental.
Un tornado que saca definitivamente del olvido al cantante. A los 70, finalmente prueba las alegrías del éxito y se embarca en una gira mundial. Aunque sus conciertos están marcados por momentos de vacilación, sale de ellos con dignidad. Será para siempre un magnífico perdedor que regresa de ultratumba por la gracia de un fenómeno cinematográfico.