Desde hace algunas semanas los libros de texto gratuitos han acaparado la atención de todos los miembros de la sociedad. En las múltiples redes sociales se pueden leer opiniones sobre ellos, se han hecho memes de todo tipo y los medios de comunicación se han encargado de dar seguimiento a la respuesta que están teniendo en los diversos estados de la República Mexicana, así como realizando reportajes especiales para explicar por qué son un peligro para la niñez.
Los comentarios se han centrado en los errores que contienen, en las temáticas que incluyen y en la desaparición de asignaturas; sin embargo, poco se ha hablado de lo que significa el trabajo por proyectos, la justificación metodológica que retoma, así como la participación de cientos de maestros frente a grupo en la elaboración de los mismos.
Ante las dudas y desinformación que surgió en torno a ellos, se realizaron conferencias vespertinas para explicar sus características, de igual forma se compartió la liga donde se pueden consultar todos los materiales y se crearon videos de Youtube explicando brevemente sus características.
Contar con estos libros puede resultar un poco complejo al inicio, porque no hay una receta para utilizarlos. Durante mucho tiempo los maestros nos quejamos de la rigidez del currículum, deseando tener más libertad para organizar nuestras sesiones de trabajo, pero ahora que la Secretaría de Educación Pública nos da luz verde para hacerlo, una gran cantidad de maestros pide que se les dé una planeación hecha o que se les diga el orden en que deben trabajar los contenidos del programa sintético.
Todavía es común escuchar a compañeros preocupados por la forma en que utilizarán las libretas, ya que siempre las usaban por asignaturas y ahora no saben cómo adecuarlas al trabajo por proyectos.
Al igual que siempre, los maestros necesitamos revisar todos los libros para definir qué actividades iremos realizando a lo largo de cada día, seleccionando los proyectos adecuados para cada tema o necesidad identificada.
Al revisar los libros podemos encontrar imágenes, colores, información y actividades a realizar, las cuales ya no consisten en leer la información del libro o llenar páginas, sino que promueven la investigación y el diálogo con los miembros de la comunidad.
Está claro que estos libros de texto, como cualquier otro escrito, todavía pueden tener algunos errores, los cuales será necesario identificar para corregir, pero tampoco significa que no sean adecuados para los niños o que estén mal realizados.
Además, se ha olvidado que estos libros son un recurso más para el trabajo del maestro, quien irá definiendo cómo los aborda y con qué otras actividades complementará los temas de cada grado.
Ojalá que todos los padres de familia y el resto de la sociedad en general puedan revisar estos libros de forma objetiva, para que, al igual que miles de maestros en todo el país, reconozcan lo que ofrecen y disfruten utilizarlos durante este ciclo escolar.