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Jueves, Noviembre 21, 2024

Entrevista realizada por la M.C Iris Crystal Medreno Obeso y el Dr. Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán al Dr. Abraham Nosnik

 

En los albores de su existencia, Abraham Nosnik anhelaba trazar su camino en las letras, como un joven explorador deseoso de descubrir su ruta en el vasto océano de posibilidades. La vocación nunca lo llamó con claridad definida, como los soñadores precoces que desde niñez anticipan su sendero profesional. Su infancia se desenvolvió en un hogar donde las raíces académicas eran ajenas, donde los abuelos comerciantes y un padre distante en lo intelectual componían el trasfondo. Sin embargo, fue su madre quien, sin pretenderlo, infundió en él su pasión por las palabras y la curiosidad insaciable por la vida.

 

Los recuerdos se tejen en las páginas de su memoria, con la figura materna inmortalizada en un rincón de lectura, rodeada de libros como guardianes silentes de conocimiento. El despertar intelectual no tardó en llegar, auspiciado por una hermana menor y un hermano mayor, cada uno trazando sus propios senderos en la urdimbre del aprendizaje. En un entorno donde la academia no prevalecía, fue su madre quien, sin dirección explícita, transmitió sus inquietudes y preocupaciones. La pasión por la lectura se transformó en un vínculo entre madre e hijo, un lazo tejido en letras que persistiría con el correr de los años.

 

Conforme avanzaba en su recorrido académico, los cimientos de su identidad intelectual se forjaban en la alquimia de sus ancestros. La influencia de su abuelo paterno se reveló en su compromiso con la educación, una conexión inexpresada pero presente en el patronato escolar que sostenía el legado educativo familiar. Aquella figura paterna también inculcó un sentido del humor resiliente, una herramienta vital para sobrevivir las arremetidas humorísticas de una familia donde el ingenio y la sátira eran como monedas cotidianas.

 

Sin embargo, el itinerario no siempre fue lineal ni predecible. La vocación de comunicador, aunque latente, no se manifestó con nitidez hasta la culminación de sus años escolares. La semilla de la curiosidad germinó en un pequeño periódico escolar fundado con amigos, donde las letras se alzaban como puente entre la inconformidad y la comunicación. Las palabras se convirtieron en herramientas de transformación, desafiando la monotonía institucional y narrando eventos con audacia.

Mientras exploraba las sendas de la comunicación, Abraham se halló en una encrucijada entre la impronta familiar y la pulsión de su vocación incipiente. Las semillas plantadas por sus antepasados germinaron en su mente, y su abuelo, inmutable en su devoción a la educación, inspiró las primeras incursiones en la filosofía. Así, el viaje de Abraham Nosnik emergió como un entramado de herencias y descubrimientos, tejido en las palabras de su madre, moldeado por los antecedentes familiares y forjado en la fragua de la curiosidad incansable.

 

Un Camino de Descubrimiento: De la Incertidumbre a la Pasión por la Comunicación

 

El mundo de la comunicación comenzó a revelarse ante Abraham Nosnik con un mosaico de posibilidades y desafíos. Su inquietud por entender las raíces de las cosas y su amor por las historias bien contadas le guiaron hacia un camino que aún no estaba del todo claro, pero que ya le iba atrapando. En aquellos años de juventud, su interés por la comunicación estaba en proceso de germinación, y su sed de descubrimiento lo llevó a adentrarse en territorios inexplorados.

 

Fue entonces cuando un profesor, el mismo que había impulsado la creación del periódico escolar, le aconsejó que incursionara en la comunicación. Aunque la decisión no estaba exenta de dudas, Abraham tomó la recomendación como un reto y un estímulo para explorar lo desconocido. Aquella experiencia en la creación del periódico le había enseñado la importancia de la responsabilidad y la ética en la comunicación, lecciones que atesoraría en sus futuros pasos profesionales. “Hubo un incidente en la cafetería que acaparó nuestra atención. Una señora que trabajaba allí fue víctima de un asalto. Aunque el director y las autoridades se mostraron consternados, la crónica del asalto tuvo un impacto sorprendente en todos.”

 

En su mente, tuvo dos reacciones: una de confusión, "¿qué acaba de suceder?" y otra más profunda, el reconocimiento de que la comunicación podía generar efectos poderosos. Esto se entrelazó con otro episodio, dentro del periódico estudiantil tenían una columna llamada "Voy creer qué". En esta sección, se describían a los personajes de la escuela, exagerando sus peculiaridades y personalidades de una manera humorística pero respetuosa. “Un día, el vigilante de la puerta se me acercó y expresó su malestar.” Consternado por la reacción del vigilante, se acercó a su hermano en busca de consejo, ya que confiaba en sus intuiciones. ¿Cómo manejar esto? La reacción había sido potente, pero ¿cuál era el siguiente paso? “Mi hermano me aconsejó que respetara a la gente, que no exagerara ni distorsionara, sino que transmitiera la verdad con respeto. Esto me dejó pensando y decidí seguir su sabio consejo”.

 

Su entrada a la Universidad Iberoamericana marcó un nuevo capítulo en su búsqueda. Allí, tuvo la oportunidad de estudiar bajo la tutela de mentores destacados como Jesús María Cortina y Rubén Jara, quienes le inculcaron el rigor y la pasión por la investigación y la comunicación. En especial, su conexión con Rubén Jara lo llevó a enfrentar nuevos retos y a sumergirse en un terreno más profundo y analítico.

 

La relación con Jara fue esencial en el desarrollo de Abraham. La mentoría y la confianza depositada en él le abrieron puertas a nuevas perspectivas y desafíos, y poco a poco empezó a descubrir su propio potencial como comunicador. Las responsabilidades crecieron y Abraham se encontró a sí mismo tomando el papel de docente, enseñando y compartiendo sus conocimientos con otros estudiantes. Aunque en un principio el miedo escénico amenazó con aparecer, pronto descubrió que había encontrado un lugar donde podía expresarse, compartir ideas y conectar con quienes estaban dispuestos a aprender.

 

Con cada paso, Abraham Nosnik se alejaba de la incertidumbre que había rodeado sus primeros años y se acercaba a una vocación que se estaba cristalizando. Su inquietud por comprender las narrativas, el poder de las historias y su capacidad para influir en la sociedad lo impulsaron a ir más allá de la superficie. Si bien la comunicación lo rodeaba, aún estaba por definir el enfoque específico que tomaría en su carrera.

 

Siguiendo la senda de la educación y la pasión, Abraham Nosnik adentró sus pasos en la Universidad Iberoamericana con la curiosidad de un explorador y el deseo de descubrir su camino en el mundo de la comunicación. Aquella decisión de tomar un curso de "Difusión de Innovaciones", dictado por el maestro Joseph Trotta, marcó un hito fundamental en su carrera. Como lo describió Nosnik, “Lo primero que hice fue comprarme los libros, que por supuesto no entendía nada y abrí uno de los libros y había una matriz de correlación. Antes de empezar la clase abrí el libro y le digo a Cortina: 'Maestro, maestro Cortina, ¿qué es esto?'.” En ese momento, la incertidumbre y el desconcierto se entremezclaron, pero también nacieron las semillas de una curiosidad y determinación que lo llevarían más allá de su zona de confort.

 

La conexión con figuras influyentes como Jesús María Cortina y Rubén Jara, ambos líderes en el ámbito de la comunicación, trajo consigo un estilo de enseñanza que desafió a Abraham de maneras inesperadas. "Él fue mi mentor en investigación y ahí él muy, digamos, a la escuela Norteamérica, decía: 'Yo voy a escoger algunos de ustedes para que trabajen conmigo'. Primero van a empezar como asistentes de docente y después como asistentes de investigación y tuve la suerte de que me escogiera a mí y entonces nos echaba al ruedo." Esta inmersión en el mundo académico, unida a la presión constante por comunicar de manera clara y efectiva, le proporcionó una base sólida para enfrentar los retos que el futuro le tenía reservados.

 

La oportunidad de ingresar a la Universidad Stanford fue otro capítulo decisivo en la vida de Abraham. Su ingreso al doctorado bajo la influencia de Everett Rogers, un nombre reconocido en la psicología social, marcó un punto de no retorno en su carrera. "Yo tuve el privilegio de tomar clases con un filósofo que acaba de fallecer que se llamó Ian Hacking... El meollo del asunto es que aprendan a argumentar, eso es." Aquí, la enseñanza de Rogers y Hacking, combinada con los desafíos planteados por Joseph Trotta y Rubén Jara, moldearon su enfoque crítico y su habilidad para articular argumentos sólidos.

 

La influencia de Jesús María Cortina en su formación resaltó la importancia de la claridad de pensamiento y la comunicación precisa. "La insistencia del pensamiento claro, eso también se me reforzó mucho, pues con la obra de Popper... La falta de estructura es un pensamiento poco claro y el pensamiento poco claro, si te quedas ahí es lo que comunicas es arrogancia." Estos conceptos, arraigados en su formación, lo impulsaron a buscar siempre la coherencia en sus ideas y a transmitirlas de manera efectiva.

 

En retrospectiva, Abraham Nosnik forjó su camino con audacia y compromiso en un mundo de comunicación que evolucionaba constantemente. Su capacidad para adaptarse y aprender de las lecciones de los maestros y colegas que influyeron en su desarrollo fue fundamental. "Si no sabes comunicar claramente, sobre todo por escrito, no estás pensando correctamente. Y yo creo que es esa formación a veces sinceramente dura... que tenía que ver con esta situación de estructuras." Sus experiencias en la Ibero y en Stanford, su aprendizaje en investigación y comunicación, se amalgamaron en un todo cohesivo que lo convirtió en un investigador y académico íntegro y exitoso.

 

Trazando el Camino Ético: Reflexiones y Búsquedas en la Formación de Abraham Nosnik en Stanford

 

Abraham Nosnik continuó su trayectoria en Stanford, inmerso en un ambiente de reflexión y cuestionamientos éticos en torno a la investigación y la responsabilidad social. Sus preocupaciones no solo se centraban en el ámbito académico, sino también en cómo la televisión y las telenovelas impactaban en la sociedad y sus valores.

 

Durante su tiempo en la prestigiosa universidad, Abraham tenía en mente las palabras de su padre: "Eres bueno para la gente". Esta frase se convirtió en un faro que lo guiaba en su búsqueda por entender cómo la ciencia y la comunicación podían contribuir al bienestar social. Recordaba las discusiones del pasado sobre estructuralismo, funcionalismo y marxismo, y cómo estos debates resonaban con sus inquietudes actuales en Stanford.

 

Sin embargo, al cruzar las fronteras académicas y llegar a Stanford, se encontró con un contexto distinto en el que estas discusiones no eran tan palpables. A pesar de esto, la ética continuaba siendo un pilar fundamental en los diseños experimentales, como quedó claro en su llegada durante la polémica realización del experimento de la prisión de Philip Zimbardo.

 

Dentro de este contexto, Bandura emergió como una figura influyente. Nosnik rememoró cómo tuvo la fortuna de tomar clases con él y explorar sus teorías del aprendizaje social. La prisión experimental, ubicada en el sótano del edificio de Psicología, generaba controversia, pero la oportunidad de interactuar con mentores como Bandura dejó una impresión duradera en Nosnik.

 

A medida que la conversación avanzaba, Nosnik compartió su involucramiento en la investigación de telenovelas con el maestro Sabido. No obstante, su verdadera inquietud recaía en la responsabilidad social del investigador al tratar temas sensibles. La crítica a las telenovelas por no reflejar la complejidad social alimentaba su dilema interno. Ver a Bandura como un referente planteaba la posibilidad de abordar sus preocupaciones, pero Bandura no proporcionó una respuesta directa a sus cuestionamientos éticos y sociales.

 

En su análisis retrospectivo, Nosnik reconoció que, en Stanford, las discusiones sobre ética se intensificaban después del experimento "Disclosure". Sin embargo, aún no se había desarrollado una discusión plenamente socializada en torno a estos temas en la formación de los estudiantes. Esta etapa en la vida de Nosnik estuvo marcada por su búsqueda constante de orientación y claridad en medio de dilemas éticos y sociales que cuestionaban la responsabilidad del investigador al abordar temas delicados.

 

En el campus de Stanford, Abraham se encontraba en una encrucijada ideológica. Mientras algunos de sus compañeros buscaban el éxito económico, Abraham seguía comprometido con su preocupación por la responsabilidad social del investigador. A medida que exploraba la metodología de las ciencias sociales y la filosofía de la ciencia, Abraham encontraba un equilibrio entre su ideología y su formación técnica. Recordaba las palabras de su padre en medio de estos cuestionamientos: "Eres bueno para la gente".

 

La figura de Javier Helguera se convirtió en un faro de conocimiento y guía en medio de sus dudas. Juntos, se sumergieron en cursos de metodología de las ciencias sociales, donde discutieron cómo abordar las preocupaciones éticas y filosóficas en sus investigaciones. A lo largo de su tiempo en Stanford, Abraham comprendió que las mediciones eran tan sólidas como los supuestos en los que se basaban. Esta revelación fue tanto liberadora como desafiante, ya que reconocía que la metodología y la ética debían ir de la mano en su búsqueda de respuestas.

 

La influencia de Bandura y Helguera, así como la introspección constante sobre la responsabilidad social del investigador, moldearon la trayectoria de Abraham Nosnik en Stanford. A pesar de las incertidumbres y los debates éticos, encontró una forma de equilibrar sus inquietudes ideológicas con su formación técnica. El viaje continuaba, y Abraham estaba decidido a descubrir cómo aplicar su aprendizaje para contribuir al bienestar de la sociedad.

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Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández
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“pálido.deluz”, año 10, número 156, "Número 156. Discursos y poder: el debate inflado, infame y reiterativo sobre los Libros de Texto Gratuitos. (Septiembre, 2023)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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