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Jueves, Noviembre 21, 2024

El gobierno mexicano demandó a fabricantes y distribuidores de armas estadounidenses en un tribunal federal del vecino país del norte, con el argumento de que sus prácticas comerciales negligentes e ilegales han provocado un derramamiento de sangre en México. Si no le han hecho caso a varios presidentes estadounidenses, mucho menos a las autoridades de nuestro país. El problema es que a los supremacistas blancos de la nación vecina les gusta asesinar, sobre todo a los migrantes. Uno de los principales estados que alimenta su odio hacia los mexicanos es Arizona. Tan solo recordemos el “Minuteman Project” que tenía el propósito de cazar mexicanos indocumentados. Existen casos graves al respecto. Uno de ellos es éste: Con el argumento de que los hispanos “tomarán el control del gobierno estatal y local” una ocasión un habitante de Arizona entró en súper mercado de la cadena Walmart, compró un rifle AK47, para después recorrer los pasillos de la tienda asesinando a cualquier persona que tuviera rasgos mexicanos. Al final dijo: “mi objetivo era matar a tantos mexicanos como fuera posible”. El odio y el desprecio hacia nuestros connacionales no es nuevo. En su libro Historia universal de la infamia, Jorge Luis Borges escribió: “En las tierras de Arizona y Nuevo México (…) hay otra imagen, la de Billy the Kid (Bill Harrigan): el jinete clavado sobre el caballo, el joven de los duros pistoletazos que aturden el desierto, el emisor de las balas invisibles que matan a distancia, como una magia. El desierto veteado de metales, árido y reluciente. El casi niño que al morir a los veintiún años debía a la justicia de los hombres veintiuna muertes —sin contar a los mexicanos.”

 

El Hospital Francés

Durante muchos años mi papá trabajó como jardinero en el Hospital Francés, un edificio que ocupaba casi una manzana. Estaba ubicado en las calles de Niños Héroes y doctor Velasco en la colonia doctores. Inició sus actividades a principios del pasado siglo y fue demolido en 1975. Estaba conformado por cinco pabellones y amplios jardines. Recuerdo que a los lados de los espacios verdes había bancas con una sombra protectora hecha con varillas metálicas que estaban cubiertas de hiedra. También tenía una pequeña capilla, a la que me gustaba entrar, no precisamente a rezar, sino a aspirar el aroma de la madera y disfrutar de la tranquilidad que reinaba en su interior.

En ocasiones mi padre de quedaba a trabajar horas extras en el módulo de información, que estaba situado a la entrada del hospital. Además de proporcionar informes sobre la ubicación de las distintas secciones y el número del cuarto de los pacientes hospitalizados, tenía que abrir un enorme portón para el ingreso de los automóviles. Cuando tenía que trabajar horas extra le llevaba de comer. En ese entonces vivíamos en Tizapán, una colonia al sur de san Ángel. Tomaba el camión que circulaba por la avenida Insurgentes. Me bajaba en la calle Puebla y desde allí caminaba hasta las instalaciones del hospital. Pasaba por la tradicional plaza Río de Janeiro, en donde años después se establecería la librería italiana. Allí adquirí varios libros que aún conservo. Ya en la avenida Niños Héroes pasaba por La posada del sol, uno hotel que dicen está embrujado.

Mientras mi padre comía, yo me sentía muy importante cuando atendía a las personas que buscaban información. Cabe destacar que todos los letreros del hospital estaban en francés y las áreas de hospitalización y de cirugía estaban atendidas por monjas.

En una de las ocasiones que le llevé de comer a mi padre, encontré una revista de National Geographic de agosto de 1963. No entendí nada pues estaba en inglés y en ese entonces desconocía ese idioma. Me llamó la atención porque en su interior había un reportaje sobre Disneylandia. Mientras la ojeaba soñaba que sería muy interesante recorrer ese parque de diversiones. Le pregunté a mi padre que si podía quedármela. Me dijo que para qué, si yo no sabía inglés. Le contesté que algún día aprendería. Así que desde ese entonces estuvo conmigo hasta principios del presente siglo y que extravié en una de mis múltiples mudanzas junto con otros libros.

Al final ya estaba deshojada, las hojas maltratadas por el uso y el paso del tiempo. En ocasiones, cuando sentía nostalgia la hojeaba. Con esto quería recuperar mi infancia perdida, la presencia de mi padre y una ciudad de México que ya no existe más.

Sacapuntas

Carlos Fernández Vega
Epigmenio Ibarra
Pedro Salmerón Sanginés
Michel Foucault

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

La Clase

Tema del mes

Laura Gabriela Rodriguez Andalon
Héctor Aguilar Camín
Héctor Aguilar Camín
María Cabadas
Maruan Soto Antaki
Lev M. Velázquez Barriga
Luis Hernández Navarro
Mónica Flor Sánchez Pérez

Usos múltiples

Mentes Peligrosas

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández
Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Tarea

Mario Benedetti
Gabriel Humberto García Ayala
“pálido.deluz”, año 10, número 156, "Número 156. Discursos y poder: el debate inflado, infame y reiterativo sobre los Libros de Texto Gratuitos. (Septiembre, 2023)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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