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Jueves, Mayo 09, 2024

Cada persona es el reflejo

de la música que escucha”

John Lennon

 

Donde está la música, está el universo que se expande, inmenso, infinito. La música está aquí, allá, en todas partes, está en el sonido de las aves, en los silencios de la noche, en las madrugadas junto al mar y en el silbido del viento en un espeso bosque, en cada acorde de la naturaleza hay música.

Recorre nuestro cuerpo la música porque está en la sangre que transita incesante y genera pulsiones en el corazón, el pulso de la vida está ahí. Porque la música es presencia siempre, aunque no nos demos cuenta, y cuando nos sorprende se produce magia en todos los sentidos.

Miramos el horizonte y aparece una melodía y mil rutas podemos recorrer con ella, cuando nos toma de la mano y con todos nuestros sentidos la experimentamos, aunque pareciera que solo es con el oído. Pero esto no es así, porque con la música están presentes todos, mirando los colores de las notas, saboreando la esencia de sus ritmos, los olores de las melodías que nos embriagan y las texturas de los armónicos que nos envuelven como un tejido vivo.

Fantásticos momentos podemos disfrutar con la música, y es a la vez tu propia conexión íntima con el mundo, con lo que te rodea, con las experiencias de la vida, que al final se convierten en tus confesiones profundas que van más allá de los recuerdos.

Solamente la música te ofrece una posibilidad de expresión creativa a partir de los sonidos y los silencios, el camino de un artista en el delineado de una obra, que comunica algo, que te dice algo que fluye y te traslada por lugares insospechados. El creador expresa sus emociones utilizando armonías, acordes y corazón, dejando espacios para contar sus experiencias y sensibilidades en un ir y venir que puede ser inmensamente hermoso.

La música es una de las 7 bellas artes y como todas las artes tiene su propio lenguaje, su propia estructura y lógica, pero es de una cualidad particular porque es intangible y al llegar a nuestros sentidos recrea todas las posibilidades inimaginables y es entonces donde se convierte en una sublimación cuando ese arte nos transporta y nos transforma.

Silencios y sonidos cuando la música camina por octavas, de do a do, ascendente y descendente, y cada uno en el día a día va componiendo las propias, algunas concluyen y la melodía que se produce es el regalo que nos lleva a iniciar nuevas. En otros momentos hay octavas inconclusas, que no se cierran, se dejan abiertas, pero siguen vivas, a veces causan dolor, a veces tristeza y otras sosiego. Puedo decir que la vida es una octava, que presenta su propia sinfonía, cada uno tiene la suya, y la va construyendo de octava en octava, algunas son muy largas, pero otras pueden resultar cortas con la sensación de que faltó algo, o que no terminó sin embargo es así y cada uno decide qué nuevos arreglos le hará a su propia obra para que se siga escuchando. Comparto esta mi octava en donde cada nota me permite contar alguna referencia, algún pensamiento, algún recuerdo o alguna voz o voces que llenaron mi espíritu y a la fecha lo siguen haciendo, para recrear nuevas octavas.

Donde comienza mi propia octava, comienza mi historia, todas nuestras octavas inician ahí, tu propia octava y la de cualquiera, es música que se gesta en los vínculos, de nuestros padres, abuelos y todas las generaciones que vienen detrás y van replanteando el camino de las siguientes octavas y la música que se produce va recogiendo las historias de ayer para mantenerlas vivas.

Esta historia inicia con el encuentro de mis padres, y la música como un cómplice cercano, porque si hubo algo que podía reunirlos y convivir, esa era la música, la música de la fiesta, ritmos tropicales para bailar como el danzón, el mambo o el chachachá, desbordando emociones con cuerpos vibrando con soltura y desparpajo, música para expresar sentimientos con intenciones provocadoras, sensuales mas no vulgares y siempre motivadoras.No me queda duda que mis padres cruzaron sus caminos y sus octavas por y gracias a la música. Sin esa presencia como una musa tejedora yo no sería una nueva octava viva.

Recuerdos de la infancia son recuerdos de la música, recuerdos de mi casa, de mi padre y de mi madre. Es la imagen de esa gran consola, antiguo aparato que ocupaba un lugar muy importante en nuestra sala, y es que era un gran mueble cuya función consistía en reproducir los acetatos en donde se encontraba grabada la música. Esos que llamamos discos de vinyl, los más populares de 33 revoluciones cuya magia plástica nos transportaba a diferentes lugares, a diferentes humores y con diferentes voces. y armonías, paisajes instrumentales que yo escuchaba con mi padre. Fueron momentos sublimes al conocer y escuchar la potente e impetuosa voz de Raphael, o los boleros exquisitos de Armando Manzanero, la voz ronca de Lucha Villa o el romanticismo de Carlos Lico, y las poéticas canciones infantiles de Cricri el grillito cantor. Pero también las melodías acariciantes de Paul Muriat y el jazz clásico de Dave Brubeck o los famosos coros de Ray Conniff que mi padre escuchaba cotidianamente. Esa fue mi octava de infancia, y es la octava que aún vive en mi.

Mi gran compañera de vida ha sido la música, porque desde que mi padre me la presentó, ha sido fiel compañía y confidente, refugio de las nostalgias, y escondite de mis desvelos, luz en el camino y lágrimas en las distancias. Y de los acetatos que aun conservo como mis tesoros y también escucho, pasamos a los cassettes donde aprendí a grabar la música del radio que escuchaba en estaciones como Radio Chapultepec, la Pantera o Estereo 100. Primero fue con una grabadora portátil, muy útil pero no tenía radio y por lo tanto mis grabaciones eran con ese gis que se da con las grabaciones en vivo. La revolución llegó cuando mi padre me regaló un estereo, sin duda el mejor regalo que pudo darme, que incluía la tornamesa para los acetatos y la cassetera. Que gran transición cuando con un reproductor de cassettes podía llevar mi música, la que yo deseaba escuchar, a cualquier parte,y entonces el arcón de los tesoros se expandió, escuchando a cualquier hora a Diana Ross, Suzy Quatro, Elton John o Frank Pourcel, por mencionar solo algunos de los más significativos en mi vida. Aun los escucho y viajo en esa octava del pasado, en ese mismo vehículo, porque aún conservo el estereo que mi padre me regaló y sigo tocando mis cassettes.

Fabulosos momentos me ha regalado la música, fantasías que se dibujan en acordes, notas y pulsiones, porque la música se ha inmiscuido en mi vida y son mis memorias traídas al presente, en esos acetatos, en esos cassettes y en ese nuevo formato mejor conocido como compact disc, el cd. Otra forma de escuchar la música, nuevas exploraciones, nuevos caminos cultivando la magia que la música me da. Descubro nuevos géneros con los discos compactos y puedo escuchar en mi auto a todo volumen la música electrónica que llegó para quedarse, y en esa especie de intimidad que me brindaba conducir, cantaba a Erasure, Pet Shop Boys, Cindie Lauper y a la gran Madonna, la diva del Pop, y… a Rafaella Carra mi gran gusto culposo con sus rolas maravillosamente desfachatadas. Que enormes octavas he podido construir con la música, y cada nuevo formato abre nuevas posibilidades, sin desplazar a las otras, ahora escuchamos mp3 en la computadora, en memorias usb o en youtube. Lo más extremo es que ya ni siquiera la acumulamos con los vinilos o los cds, porque todo se vuelve líquido como diría Bauman cuando aparecen las plataformas de música adquiriendo un aire de fugacidad sin pertenencia.

Solo una voz pudo traspasar todas las fronteras del tiempo hasta el momento presente, sólo una voz sublimó mis emociones y me ha alentado desde la infancia a enamorarme cada día más de la música, de mi propia octava y de mi amor por la vida. Cuando la escuché por primera vez en la radio, esperé para que mencionaran el nombre de quien cantaba, pero no lo hicieron y mi interés se despertó. De quién era esa voz tan delicada que no había escuchado y que me cantaba solo a mi “...Sam.. you know where i am...”La volví a escuchar, esa dulce voz, ese timbre tan mágico y cautivador me atrapó, convirtiéndose en mi musa y mi inspiración para volar por nuevas octavas. Ella ha sido mi luz en días oscuros y mi alegría en cualquier momento, la representación de lo que la música y una voz pueden hacer en la vida de una persona. Una nueva octava inició con ella y gracias a Olivia Newton John, la música me transformó con ese “Xanadu” eterno, el cual honraré siempre.

La magia de la música está en cada momento de nuestras vidas, y es una fuerza que nos alienta a avanzar o permanecer, porque eso ha hecho conmigo cuando requiero vigor para enfrentar un reto, aparece Queen y con esa energía única e irrepetible te dice “we are the champions” y se prenden luces en el camino para que avances, y de repente requiero calma y sosiego y llegan las notas de Simon y Garfunkel y su “Sound of Silence” viene a mi, y si deseo ponerme del mejor humor puedo escuchar mil veces “dancing queen” del fabuloso ABBA. De repente también puedo encontrarme con Jose Alfredo y decirle a un amor perdido “ Ojala que te vaya bonito” o con Juanga y recordar “hasta que te conocí..”y así pueden pasar horas y páginas describiendo mil momentos y mil historias que llenarían de octavas y más octavas de la música de mi corazón.

Si, una y mil veces si, a la presencia continua de la música en mi vida, si una y mil veces a la expresión artística que es la música y los favores que me brinda. Si una y otra vez recorriendo los senderos que se abren y me dejan ver que sin ella, soy solo un río que no llega a ningún lado, el mar que no es mar, sino desierto, y el desierto que no es más que un espacio inerte y sin vida.

Donde se encuentra la música en mi vida, se encuentra mi espíritu, qué me ha ganado y me ha nutrido. Espero haber transmitido mi sentir por la música y el camino que día a día trazamos con sus octavas continuas. Magia que te envuelve y que va a estar contigo siempre que tu se lo permitas. Y una vez que le has abierto la puerta, no te soltará, transformándose en tu mejor amiga, consejera y aliada. Dejemosla florecer y esa octava que es tu vida se fundirá en la eternidad con la música del cielo. Te prometo que así será.

Sacapuntas

Carlos Fernández Vega
Epigmenio Ibarra
Pedro Salmerón Sanginés
Michel Foucault

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

La Clase

Tema del mes

Laura Gabriela Rodriguez Andalon
Héctor Aguilar Camín
Héctor Aguilar Camín
María Cabadas
Maruan Soto Antaki
Lev M. Velázquez Barriga
Luis Hernández Navarro
Mónica Flor Sánchez Pérez

Usos múltiples

Mentes Peligrosas

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández
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Tarea

Mario Benedetti
Gabriel Humberto García Ayala
“pálido.deluz”, año 10, número 156, "Número 156. Discursos y poder: el debate inflado, infame y reiterativo sobre los Libros de Texto Gratuitos. (Septiembre, 2023)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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