Nuestro país tuvo un inusual inicio del ciclo escolar. Las aulas lucen vacías y los hogares se convierten en inéditos salones de clase. Desafortunadamente el piso no es parejo para la mayoría de las y los estudiantes, pues más de 50 por ciento no cuenta con los elementos mínimos para afrontar la nueva rutina escolar. Desde la falta de un lugar adecuado para el trabajo académico hasta la televisión o la computadora, que en muchos casos debe compartirse con el resto de la familia. Ni se diga el acceso a Internet o la supervisión de un adulto de tiempo completo durante la jornada educativa y en la realización de tareas para fortalecer lo aprendido. En muchos lugares de este México tan diverso priva la pobreza, que no abona al proceso educativo. No obstante, la infancia y la adolescencia permiten adaptarse con facilidad a cualquier situación por extraña que parezca, aunque por ahora la sana distancia limite la convivencia y los juegos cotidianos tan importantes en esas etapas, y el contacto presencial con el personal docente.
La educación es fundamental para el desarrollo de un país y la escuela tiene un papel destacado en la sociedad. Desafortunadamente no siempre responde a estas expectativas y las niñas, los niños y los adolescentes están expuestos a diversos riesgos que dejan secuelas que perduran en la etapa adulta o que terminan con su vida. Así lo demuestra el lamentable caso de una estudiante de 14 años que tuvo problemas con algunas de las materias que cursaba. El vicerrector de la institución se ofreció a promoverla de grado, siempre y cuando sostuviera relaciones sexuales con él. Situación que perduró durante más de un año y que no era ajena al personal del plantel.
Tiempo después, la inspectora tomó cartas en el asunto y envió a la madre de la joven un citatorio para que se presentara en el colegio. Ese día la adolescente ingirió unas pastillas que contenían una sustancia venenosa. Al día siguiente se presentó a clases y en la enfermería de la escuela únicamente le sugirieron que rezara. La madre fue notificada y trasladó a su hija a un hospital donde murió al día siguiente.
La progenitora de la joven denunció la comisión de ilícitos de índole sexual e instigación al suicidio. El juez ordenó la detención del profesor, quien se dio a la fuga, y tres años después declaró extinguida la acción penal.
El asunto fue del conocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que, por sentencia de 24 de junio pasado y notificada el 14 de agosto siguiente, concluyó que el Estado de Ecuador es responsable por violación a diversos artículos de la Convención Americana de Derechos Humanos vinculados con el deber de garantizar los derechos sin discriminación y de adoptar medidas de protección para niñas y niños, y por el incumplimiento de las obligaciones de prevenir actos de violencia contra la mujer y abstenerse de realizarlos. Además, por contravenir algunas disposiciones de la Convención de Belém do Pará en perjuicio de la madre y hermana de la adolescente.
Para llegar a esa conclusión valoró el contexto en que se suscitaron los hechos del caso Guzmán Albarracín vs. Ecuador, en el que prevaleció el abuso de poder sobre la estudiante motivado por la confianza en la persona que tenía a su cargo los cuidados del alumnado y del entorno escolar. Aunado a la presencia de estereotipos de género que facilitaron el ejercicio de poder de la autoridad educativa y naturalizaron actos indebidos y contrarios a los derechos de la víctima que, por su edad, se encontraba en situación de vulnerabilidad.
La sentencia también razona sobre la obligación de los Estados relativa a contar con acciones para la protección de las niñas y adolescentes contra la violencia sexual en el ámbito escolar, prevenir esta clase de violencia en las instituciones educativas y propiciar mecanismos seguros para que las víctimas puedan denunciar y las autoridades investigar y sancionar.
Esta realidad nos compromete a estar alertas ante cualquier señal que pueda desembocar en actos de violencia sexual que lesionen los derechos humanos de la infancia y la adolescencia. Como docentes y autoridades, se impone el deber de evitar que se reproduzcan conductas de esta naturaleza o como la ocurrida recientemente y que pusiera en el debate la eficacia de la impartición de justicia. Un juez dejó en libertad a un servidor público que se encontraba a bordo de un vehículo en compañía de una niña desnuda. Los argumentos de la decisión, que fueron del dominio público, reflejan la necesidad de remediar los efectos discriminatorios y las prácticas institucionales que generalmente agravian a las mujeres. Juzgar con perspectiva de género, bajo los parámetros de la metodología de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (consultable en el Semanario Judicial de la Federación con el registro 2011430), garantiza el acceso a la justicia en condiciones de igualdad.
Prestar atención al ambiente en que se desenvuelven las y los educandos es fundamental. Fortalecer las redes de apoyo, creer a las víctimas de estas conductas, actuar con prontitud y diligentemente para atacar y erradicar la violencia de género pueden salvar una vida.
No olvidemos, como afirma la antropóloga Rita Segato, que la violencia de género es la primera escuela de todas las otras formas de violencia.
Publicado en la Jornada 5 de septiembre 2020
Como titular de la cátedra de “Historia de los sistemas de pensamiento” en el Collège de France desde 1970 hasta su muerte, Michel Foucault dictó trece cursos cuya edición póstuma se cierra ahora con la publicación de Subjetividad y verdad (FCE), origen de lo que sería El uso de los placeres y El cuidado de sí. La preocupación de este último Foucault es la de una genealogía de la subjetividad, aunque el blanco de sus búsquedas gira en torno a los llamados “actos de verdad”, es decir, los modos en el cual el sujeto cree estar enunciando una verdad sobre sí mismo. Entre Subjetividad y verdad (1980-81), el primer curso que Foucault dedica entero a la Antigüedad y El coraje de la verdad, el último antes de su muerte, hay un camino desviado y del cual este libro quizás sea testimonio. La célebre frase de Foucault “[no creer que] diciéndole que sí al sexo se le dice no al poder”, enunciada en el primer tomo de Historia de la sexualidad, ponía el dedo en la llaga de un problema del que era contemporáneo y partícipe el autor: ¿desde qué momento el sexo tuvo que ver con aquello que el individuo se debía decir a sí mismo para encontrarse con lo que era? Lo que se plantea aquí es que, se comenzara por la historia de la consideración individual y social del sexo o por el problema del “decirse a sí mismo”, era inevitable indagarlos antes de que el cristianismo convirtiera a la confesión en un acto institucional de verdad que narrara los tormentos del espíritu conectados con las pasiones de la carne. Se trataba de evaluar cómo se había constituido la moral sexual occidental a partir de una noción de verdad, y cuál sería ésta.
La relación entre la verdad y la autocomprensión del individuo no es de formulación llana dado que la noción de subjetividad no existía en el mundo griego; lo más cercano, el bíos, refería a un trabajo continuo sobre sí a partir de las llamadas técnicas de vida [tekhnaiperí ton bíon]. Antes del cristianismo, que formatea el concepto de subjetividad en relación con el mandato de una conversión interna, la protohistoria del vínculo entre subjetividad y verdad se muestra bajo esta pregunta clave: ¿qué experiencia puede hacer el sujeto de sí mismo cuando está obligado a reconocer, sobre él mismo, algo que pasa por verdadero? Verdad como lazo, verdad como obligación: poco importa que la subjetividad no se llame subjetividad o que el sujeto no se vea como sujeto (todavía). Se trata de ver cómo es el gobierno de uno mismo para no ser pasto de las pasiones o, más precisamente, de cómo regular los aphrodisia, término que muy torpemente se podría traducir por sexualidad en un momento en el que el deseo no estaba definido. En palabras de Foucault, “se trata de los actos y placeres, y no del deseo. Se trata de la formación de sí a través de las técnicas de vida y no de la represión mediante la prohibición y la ley”. Se trata de una constitución positiva de la pérdida, en términos de Georges Bataille, y no de una malversación catastrófica del individuo en los senderos de la culpa, y menos todavía de una pugna acerca de cómo reconocer el deseo en tensión con una represión cualquiera.
Para esta genealogía, la Antigüedad ofreció a Foucault una multiplicidad de elementos que lo obligaba a revisar la moral sexual moderna y que exploró con Paul Veyne, colega en el Collège de France. Veyne pone en segundo plano esta colaboración, presentada en Foucault, pensamiento y vida como dada únicamente a certificar la plausibilidad de algunas referencias e hipótesis; Didier Eribon enfatiza la importancia de esta guía en las nuevas tierras en las que desembarcaba el último Foucault. En Subjetividad y verdad los textos fuente comienzan con el análisis de los sueños de Artemidoro, que sirven como un catálogo de apreciación del carácter de los actos sexuales antiguos y continúan con manuales médicos, preceptos estoicos y diversas obras del período helenístico referidas al matrimonio. El placer expresa en ellos una verdad relacionada con la posición social y legitima (o no) el acto sexual porque reverbera en una cualidad del agente. Sin embargo, el núcleo del curso es la modificación sustancial según la cual se reconoce la idea de pareja, prefigurando la moral del matrimonio cristiana que se impone consolidada como una ética del sexo. Se trataría, de ahí en más, del invento de la pareja, marcado por la exclusividad, la procreación, la des-afrodización del acto sexual. Peter Brown se refiere en El cuerpo y la sociedad a la herencia fatal de San Pablo cuando insta al abandono de las relaciones sexuales dentro del matrimonio y emplaza al matrimonio mismo como un sistema de defensa frente al deseo. Hacia el año 200 dc, como señala Brown, la continencia ya había sido activamente fomentada; para Tertuliano, el matrimonio era una escuela de continencia.
El curso de 1980/81 tiene interés para todos aquellos que estudien el camino del último Foucault, pero también para aquellos que, en el marco de una historia social del cuerpo, elaboren la senda en la que se fundan principios como el de la continencia, la virginidad, el sexo casto matrimonial, o incluso para aquellos que indaguen la historia del erotismo. Como señala Frédéric Gros en la “Situación del curso”, la ruptura se produce cuando aparece una técnica de confesión que desdobla la relación del sujeto con la verdad, pero antes, para Foucault, cuando surja un estatuto de virilidad independiente del ejercicio mismo de la actividad sexual y que define en lo sucesivo qué es “ser hombre” para Occidente. En la constitución de nuestra moral sexual, la pregunta sigue vigente y la experiencia de la verdad forma parte, más que nunca, de aquello que somos: qué verdad me digo a mí mismo después de la cual no puedo seguir siendo el mismo que era.
El texto se publicó en El Clarín, de Argentina
Al parecer, el estudio elaborado hace años por Pablo Latapí sigue vigente en nuestro país: el uso de las nuevas tecnologías no garantiza la calidad en la educación
La corrupción es la razón por la que al menos los últimos tres programas de dotación de tecnología, como lo fueron Enciclomedia y la que brindó tabletas a escuelas y niños de educación básica, no pudieron continuar en México y no tuvieron impacto en el aprendizaje, a pesar de que se invirtieron al menos 37 mil 763 millones de pesos.
De ese esfuerzo presupuestal, los especialistas han concluido que el acceso a las tecnologías de la información para generar aprendizajes significativos es limitado, no han retino-repercusión en el aprendizaje, coinciden Pedro Flores, de la Universidad Autónoma de Querétaro y Roberto Rodríguez, de la Universidad Autónoma de México (UNAM).
PROGRAMAS Y MÁS PROGRAMAS
Según Yolanda Heredia, en el estudio Incorporación de tecnología en educación básica: dos escenarios escolares en México, de la Universidad Virtual del Tecnológico de Monterrey, la presencia de computadoras o tabletas en las escuelas inicia en el año de 1968 y hasta el año 2010 fueron seis los programas que se introdujeron con diferente alcance.
La primera propuesta educativa que planteó el uso de las tecnologías para ampliar la cobertura fue la creación de la Telesecundaria. Surgió en 1968 y consistió en colocar televisiones en planteles en comunidades rurales y para ello se produjeron programas que se reproducían en los lugares, hasta ahora se modificó en al menos en tres ocasiones.
La segunda fue la apertura de las llamadas aulas de cómputo como una política en la que participaron los gobiernos estatales con apoyo de algunas ONG y fundaciones privadas y consistió en la instalación de cinco a 20 equipos de cómputo. Más tarde las salas fueron conectadas a internet, con el tiempo la falta de renovación provocó la obsolescencia de los mismos equipos.
La red Edusat fue inaugurada en 1995 como el Sistema Nacional de Televisión Educativa que hoy, en medio de la epidemia por Covid-19, es la base del programa Aprende en Casa II y cuenta con salida en la televisión y estaciones de radio.
Con la Red Escolar, el sitio o portal en internet se propuso ofrecer talleres y seminarios para niños, jóvenes, maestros y padres de familia.
En la administración del expresidente Vicente Fox se creó Enciclomedia, que tuvo como propuesta digitalizar los libros de texto que son repartidos en forma gratuita entre todas las escuelas primarias públicas y que serían enriquecidos con hipervínculos y diversos recursos didácticos como imágenes fijas y en movimiento, interactivos, audio, videos, mapas, visitas virtuales, contenidos en la enciclopedia Microsoft Encarta.
El programa arrancó el 13 de agosto de 2004 en el ciclo escolar 2004-2005, el programa concluyó en el año 2008 y consistió en colocar pizarrones electrónicos, proyectores y una computadora, además de un programa de capacitación docente.
El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados reportó que el programa Enciclomedia recibió entre el año 2002 y 2008 más de 30 mil millones de pesos, y logró equipar a 147 mil aulas de sexto grado de primaria y de secundaria. Para entonces se habían sucedido una serie de denuncias sobre el proceso de licitación, el retraso o sobreprecio en el equipamiento, la instalación y la no aplicación de sanciones a las empresas, así como el robo de los equipos en las escuelas.
En 2010 el programa se transformó el programa de Habilidades Digitales para Todos (HDT) y en su presentación, el entonces secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, recordó que el gobierno mexicano realizó “un esfuerzo extraordinario, multimillonario que sí generó conciencia plena entre los mexicanos de que los instrumentos tecnológicos deben incorporarse a las escuelas”.
El encargado de operarlo fue el subsecretario de Educación Básica, Fernando González, yerno de Elba Esther Gordillo Morales, quien anunció un fondo de 2 mil 600 millones de pesos para su arranque en 200 escuelas.
Ambos programas concluyeron cuando se les asignó presupuesto cero, asegura el investigador Roberto Rodríguez de la UNAM.
En mayo de 2013, producto de un compromiso de campaña, el gobierno de Enrique Peña Nieto inició la adquisición de 240 mil laptops para niños de quinto y sexto de primaria. El costo por equipo se estimó en 260 dólares y aunque el proyecto inicial planteó el acceso a internet, la SEP informó que la conectividad dependería de la disponibilidad en las escuelas, casas o centros comunitarios.
Las primeras entidades en recibir los equipos fueron Colima, Tabasco y Sonora. El programa concluyó ante el señalamiento de que los equipos no tenían detrás un soporte de complemento con el programa de estudios por lo que los niños los utilizaban para ver películas, música o jugar. Se reportaron denuncia de las empresas participantes en las licitaciones acusando adjudicaciones que se favorecieron e irregularidades en la entrega de equipos. Mientras que también se conoció de casos de papás que empeñaron los equipos o se registraron denuncias por mal funcionamiento o robo de los equipos.
SIN APRENDER DEL PASADO
“Los intentos por acercar la tecnología viene de varios gobiernos atrás, pero ninguno de ellos ha funcionado debido a que en principio la capacitación de maestros se dejó de lado hasta que se desarrolló la idea de crear habilidades digitales en el magisterio”, aseguró el investigador Roberto Rodríguez.
Explicó que en todo este proceso “vamos como el cangrejo cuando más se requiere es cuando menos se tiene. Uno de los déficits más fuertes en este escenario de la educación a distancia por la epidemia de Covid-19 es que no se ha apoyado ni a los maestros, ni a los padres de familia, ni a las escuelas ni a nadie. Nada que tenga que ver con conectividad. Los maestros son los que han pagado sus cuotas de internet, las familias lo mismo y del gobierno no hay una respuesta”.
Indicó que en los últimos años de lo que se ha hablado en de impulsar el acceso a internet, el llamado el internet democrático que en muchos países se ha impulsado.
Pedro Flores, investigador de la UAQ, afirmó que desde hace más de 25 años las evaluaciones de impacto internacional “han mostrado que la tecnología de la información para llevar educación y aprendizaje tiene un papel limitado. Desde el estudio que realizó en México Pablo Latapí: La computadora no puede hacerlo sola, que demostró, al igual que otros que le sucedieron, que la tecnología es limitada para generar aprendizajes significativos”.
En el país se han intentado diversos programas basados en las tecnologías, sin embargo, “fue difícil implementarlos y no tuvieron continuidad debido a deficiencias como la falta de una política intersectorial para llevar internet a todos los espacios por un lado y por el otro implica negociar con actores distintos y otras lógicas. Además de que significa mover grandes cantidades de recursos y ello genera que los grupos empresariales se movilicen con sus intereses, lo que complica mucho las cosas”.
Con la llegada de la pandemia de Covid-19 y la creación de una alternativa como Aprende en Casa y ahora Aprende en Casa II “parece que no aprendimos de las experiencias pasadas”
Para el investigador las conductas de corrupción “pueden ser otra explicación de porqué no han podido florecer los programas basado en las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación) porque hay muchos recursos implicados y que conllevan una tentación en ese sentido de corrupción y se movilizan actores que lo que quieren es enriquecerse a costa de la educación pública”.
En la política de uso de tecnología para el aprendizaje se ha dejado de lado la práctica y visión de los docentes. “Son ellos los que organizan las clases y hasta ahora no han tenido la libertad para innovar, y crecer. Se enfrentan a gobiernos controladores y conservadores que piensan que los profesores no somos personas confiables, por eso ellos, desde la SEP, tienen el que cómo se debe hacer y eso sólo genera deficiencias como lo vemos ahora”.
Publicado en El Sol de México, 20 de septiembre 2020
La narrativa de historias de vida tiene su mejor expresión en la biografía. Dentro de esa categoría, encontramos una más acotada: la autobiografía. Es decir, la biografía escrita por quien ha vivido esa historia. Esa forma de contar historias ha sido cuestionada cuando se piensa que debe obedecer a una visión positivista, donde lo narrado debe ser susceptible de ser comprobado. En su momento, a Pablo Neruda alguien le comentó que lo que había relatado no había sucedido así en la realidad. La respuesta de Neruda fue: “escriba usted sus propias memorias”. En efecto, la forma en que recordamos y nos contamos lo vivido revela mucho de la esencia de la persona.
La develación del sujeto social ha tomado relevancia a últimas fechas y en todos los ámbitos. Aunque si somos objetivos, ésta se encuentra presente desde las pinturas rupestres (Cuevas de Chauvet) donde se puede observar la relación del hombre con su mundo. Al dar cuenta de sí mismo, el ser humano expone a la colectividad, pues no es posible explicarse a sí mismo, sin la sociedad en la que está inmerso (Souza, Serrano), lo cual sería el principio de la narrativa autobiográfica o biográfica, dependiendo de quién la elabora.
La narrativa autobiográfica, específicamente en el ámbito educativo, parte de la necesidad de conocer a quien elaboró el principio pedagógico o recurso metodológico y el contexto que influyó para ello. Actualmente, apunta a un trabajo de reflexión del individuo, la colectividad y su impacto.
Como apunta Souza: “No deja de ser útil la aseveración de que la biografía no es la búsqueda de lo real en el pasado, sino la reconstrucción de la identidad de los sujetos porque no hay acceso directo a lo real sin modificar el fenómeno relatado” (pág. 685-686). Es decir, al realizar un trabajo biográfico o autobiográfico se hace un análisis y se modifica tanto el individuo como su contexto, por lo que la consecuencia es una reconstrucción.
“Bucear en la memoria” es un ejercicio que no solo implica traer viejos recuerdos a nuestra vida presente. Seleccionamos recuerdos que tienen un valor simbólico en nuestra vida. Recordamos aquello que nos dejó una impronta, lo que nos impactó, aunque no sepamos el motivo. Al bucear en la memoria, resignificamos lo recordado. Lo llenamos de contenido valioso o le asignamos un nuevo valor. Enriquecemos ese recuerdo con la esencia de quienes somos en la actualidad, somos capaces de dotarlo de significado gracias a la imaginación y a la intuición poética. Ese recuerdo tiene sentido para la persona en que nos hemos transformado y podemos recordar mitos fundacionales de nuestra personalidad, de nuestro carácter, de nuestra profesión. También identificamos los hitos que quedan sembrados en el camino de la realización individual y docente. Al volver la vista al pasado identificamos los “quiebres” que bifurcaron nuestro camino y adquiere sentido el futuro de nuestro actuar.
Numerosos autores (Van Manen, Garlagher, Goodson) han escrito sobre la importancia de la biografía en la construcción de los saberes de la experiencia y su lugar en la formación educativa (Delory-Monberger). Ellos resaltan la importancia de la heterobiografía como una explicación de lo que hemos adquirido y llamamos experiencia lo cual influye en la apropiación de los saberes.
Bolívar, autor del libro “Las historias de vida del profesorado: voces y contextos”, resalta la importancia del “yo” en relación con los otros y con el trabajo educativo.
Suárez Pasos define a las historias de vida como: “el análisis que se realiza a partir de un relato biográfico retrospectivo en el que el narrador en forma oral o escrita nos presente el conjunto o parte de su vida” (En Caro; pág. 509).
Canta Joan Manuel Serrat en la letra de “Mediterráneo”: Quizá porque mi niñez/ sigue jugando en tu playa,/ y escondido tras las cañas/ duerme mi primer amor,/ llevo tu luz y tu olor/por donde quiera que vaya… una explicación del porqué la esencia del adulto estaba presente desde esos momentos infantiles y cómo tiene sentido desde aquel momento hasta el día de hoy.
Norma Matus recuerda su desconcierto cuando en los primeros trimestres de la Maestría (en Educación Básica con enfoque de Animación Sociocultural de la Lengua en la UPN), los docentes le comentaron sobre el enfoque (narrativo autobiográfico) del proyecto de intervención final con el que habrían de titularse quienes estudiaban ese posgrado. Se les solicitó que empezaran con la escritura de su autobiografía. Apenas comenzaban con el estudio de la narrativa autobiográfica y aún no habían vislumbrado sus alcances. Se preguntó ¿Narrar mi vida? ¿Para qué? Y se cuestionó si ya tenía la suficiente confianza con sus compañeras para contar sucesos de su infancia (ahora, Norma reconoce que parte de la magia de la animación sociocultural y de la pedagogía social es crear ese espacio íntimo para el crecimiento colectivo*).[1] Cumplió la encomienda no muy convencida, pero cuando fue conociendo a autores como los citados en este artículo, la pluma se deslizaba gozosa y cada recuerdo se relacionaba con su práctica docente. Su vida encontraba explicación como individuo y como profesional de la educación, entrecruzándose a cada momento. Cumplía así la otra consigna de su trabajo de titulación: encontrar el placer cotidiano de escribir.
Los referentes teóricos de este enfoque (Caro) consideran que el reporte de la autobiografía como metodología de investigación se ha retomado y revitalizado por:
“Según Puig han de distinguirse tres usos principales de la escritura autobiográfica en educación: Como formación personal, formación profesional y como método de investigación para comprender la realidad” (Caro; pág. 511). Como formación personal se utiliza únicamente como ejercicio de escritura; a diferencia de la formación profesional en la que el docente a través de diarios de clase da cuenta de su vida encontrando similitudes en su accionar pedagógico, es decir, tiene un objetivo: rescatar la dimensión personal y humana en la educación. Finalmente, como método de investigación abarca más instrumentos como la autobiografía asistida y su área de influencia es mayor, pues pretende analizar aspectos de la realidad educativa de un proceso o modos de educación de una generación o grupo social. Clarificando esta última idea, busca la similitud en los relatos de vida de varios profesores para determinar un punto de análisis.
La dimensión personal queda ilustrada con la canción tema de la obra de teatro “Cats” : Debo esperar la luz del sol, debo pensar en una nueva vida y no debo rendirme, cuando el amanecer venga, esta noche también será solo un recuerdo y comenzará un nuevo día. (I must wait for the sunrise/ I must think of a new life/ And I mustn't give in/ When the dawn comes/ Tonight will be a memory too/ And a new day will begin).
Quizás podamos forzar un poco las cosas, para lograr una imagen que de alguna manera refleje la formación profesional. Recordemos la letra de la canción “Sueño imposible” de la película “El hombre de la mancha”: “Soñar el sueño imposible, para luchar contra el enemigo invencible, superar el dolor insoportable, correr a donde los valientes no se atreven a ir, para escribir que lo incorrecto no debe escribirse, ser mucho mejor de lo que se es …”
Por último, como método de investigación, la autobiografía para Fernando Durán (pág. 174) “no refleja la realidad, si no las concepciones de la identidad de sus autores y por tanto también sus concepciones de la realidad en que aquella se desenvuelve…. supone un proceso de abstracción a partir de la infinidad de hechos, sentimientos o experiencias de un individuo real y de la colectividad en que éste se inserta”.
“Dar cuenta de mi historia de vida sólo porque si, es una tarea fácil y placentera, pues increíblemente tengo muchas imágenes de mi niñez, las cuáles no tengo la certeza si pertenecen a la realidad, o sólo forman parte de “mi realidad”, una realidad que es mía y de nadie más. Hago referencia a esto, pues alguna vez en una tertulia familiar comenté una anécdota de mi infancia, anécdota que fue “corregida” por mi hermana Laura (mayor que yo cuatro años), que dio su propia versión. Discutimos sobre ello sin llegar a ningún acuerdo. Cada quién se quedó con su propia versión de la historia.
Ahora a la luz del conocimiento adquirido en la Maestría de educación Básica, he aprendido que cada persona tiene su propia versión sobre el mismo hecho y que esto es válido, pues cada uno cuenta y cree su propia historia” (Matus; pág. 7).
La autobiografía según Vargas (pág. 53) “posee dos dimensiones: la textural y la apelativa que, desde la teoría de Batjin, corresponden a la extraposición y el cronotopo: la extraposición permite la construcción de una identidad textual específica mientras que los cronotopos la sitúan como un signo para los otros, lo que permite que la autobiografía sea un proyecto de vida y de escritura al mismo tiempo”. Ahondando en este concepto, sostenemos que, para llegar a la Reflexión de la práctica docente, es fundamental contar con un marco teórico (cómo el citado en el presente artículo), pero sobre todo ser capaz de ir desnudando el alma poco a poco e ir haciendo descubrimientos que dan sentido a nuestra vida. Es así como van apareciendo las cosas y situaciones significativas.
Norma Matus afirma:
Aún ahora, no puedo identificar con certeza el momento, en mi proceso autobiográfico, cuando mi vida comenzó a tener un reflejo en mi actuar docente. Fue un proceso en el que la niña rebelde y con etiqueta de “inteligente”, de “matadita”, logró dar significado a su vida al fomentar la autonomía, el aprendizaje a través del juego, el trabajo colaborativo y el placer de escribir con sus alumnos. Por supuesto que todo lo descubierto me ha permitido mejorar mi proyecto de vida.
Dejamos abierta la invitación, para que vivan la maravillosa y enriquecedora experiencia de escribir su autobiografía, ya que “para poder ser, los humanos nos tenemos previamente que contar. La identidad no es más que el relato que nos hacemos de nosotros mismos” (Montero; 1997; pág. 17). Escriban en primera persona y escriban en pasado, pueden empezar así: … recuerdo que estaba ahí, junto con otras personas, cuando…
Benito, A. (2003). Citas y referencias. Nueva York: Contoso Press.
Caro Samada, M. D. (septiembre-diciembre 2013). El uso de la autobiografía de infancia como recurso para la investigación en educación. Revista española de pedagogía(256), 509-523.
Durán L., F. (2002). La autobiografía como fuente histórica: problemas teóricos y metodológicos. Memoria y Civilización(5), 153-187.
García, M. Á. (2006). Como escribir una biografía. Chicago: Publicaciones Raimon.
Matus, N. (2016). El diario escolar y el diccionario para armar y desarmar el placer cotidiano de escribir. CDMX: UPN.
Montero, R. (2001). La hija del caníbal. México: Planeta.
Souza, E. C., Serrano Castañeda, J. A., & Ramos Morales, J. M. (2014 Vol. 19 Núm. 62). Autobiografía y Educación. Tradiciones, diaólogos y metodologías. RMIE, 683-694.
Vargas J., E. (2016). La autobiografía proyecto de vida y escritura. Un acercamiento desde la teoría de Mijail Bajtin. Fuentes Humanísticas, 53-63.
[1] Podría ser tema de un artículo a futuro, dada su relevancia en el trabajo colaborativo.
La universidad mantiene el desafío de garantizar en calidad y cantidad la formación de profesores, fortalecer la investigación pedagógica, la producción de contenidos y contribuir al perfeccionamiento del sistema educativo. Las políticas públicas deben favorecer la formación y superación de maestros y profesores, enaltecer su imagen y reconocimiento social y crear condiciones para el mejor desempeño profesional en su decisiva labor.
Grandes bibliotecas y centros de investigación. Instalaciones deportivas y majestuosos estadios llenos vitoreando al equipo local. Edificios clásicos o ultramodernos. Salones en los que la mirada colectiva es dirigida a un docente que despegaba su glosa experta. Dormitorios cercanos a los salones de clase. Jardines y pastos siempre cuidados, propicios para generar relaciones profesionales a lo largo de la vida. Cafeterías estudiantiles impecables y con buena oferta nutricional. Jóvenes con dispositivos electrónicos pasando por el recinto. Auditorios impresionantes repletos de estudiantes ataviados con toga y birrete esperando a recibir el diploma de manos del rector. Casi el paraíso. Hoy amenazado.
El documental Torre de Marfil (Ivory Tower Rossi, A, EE. UU.: 2013) narra la crisis educativa y financiera de las universidades en los Estados Unidos de Norteamérica. El planteamiento, en general, describe cómo desde hace unas décadas estas instituciones entraron en descomunal competencia debido a las constantes evaluaciones y a los rankings que determinan cuál es la mejor posicionada .Las instituciones entonces, han tenido que crecer en programas académicos, construcciones, infraestructura y equipamientos para consolidar su ventaja competitiva, ocupar un buen lugar y así conseguir mejor prestigio y matrícula. Lamentablemente esto ha ocurrido en un entorno de inestabilidad económica.
El problema es que ante el repliegue del apoyo gubernamental educativo desde la década de los años ochenta del siglo pasado, con la llegada de Ronald Reagan y su visión individualista y competitiva, el financiamiento a recaído en los estudiantes. Estos se ven obligados a endeudarse de por vida para poder tener estudios universitarios, considerando, además, que el costo de la colegiatura ha aumentado en forma desproporcionada:
En Estados Unidos hay actualmente unos 44 millones de personas con deuda estudiantil. La media de esta deuda ronda los 37.000 dólares por cabeza. Lo normal en un país donde la matrícula universitaria privada cuesta casi 35.000 dólares al año; más de 40.000 si es un máster. La razón que explica estos precios no es solo la prosperidad económica, ni que los salarios sean más altos que en otros países. En las últimas cuatro décadas, el precio de la educación universitaria en EE. UU. ha aumentado cuatro veces más rápido que la inflación. Desde 1978, la comida ha subido un 244%; el gasto médico, un 601%. La universidad se ha encarecido un 1.120%. Resultado: cada vez más prestatarios tienen dificultades en pagar.
En el documental Torre de marfil se muestran datos que permiten comparar cómo antes un joven universitario de clase media podía pagar sus estudios trabajando en el verano y , en el momento actual, ni siquiera tiene asegurado un espacio en el mundo laboral y que sí existe, es probable que no esté bien pagado. Este drama individual, en realidad es social, la deuda de los estudiantes con las universidades es ya de 1, 5 billones de dólares. Chris Denhart ( 2013 ) daba otros ingredientes:
la deuda de préstamos estudiantiles a nuevas y vertiginosas alturas, ya que representa en la actualidad la segunda forma más elevada de deuda del consumidor sólo detrás de las hipotecas (las cuales fueron una de las causas de una crisis de la cual aún no salimos). Con la deuda federal estadounidense ubicándose en 16.7 billones de dólares, la deuda de los préstamos estudiantiles suma el 6% del total de la deuda pública total del país. No es una cifra pequeña, y la deuda nacional implica consecuencias serias, como la desaceleración del crecimiento económico (que se traduce una menor creación de puestos de trabajo) y el aumento de las tasas de interés. Así, no será tan fácil acceder al capital ( Barro, 2019)
Sorprenden varias cosas del documental, primero, que se entreviste a actores claves de distintas universidades de ese país. Estos protagonistas van desde rectores, académicos, estudiantes, padres de familia, que van dando sentido a una narración de lo que algunos de ellos califican como bomba del tiempo. Los actores hablan de la historia, las decisiones que se tuvieron que tomar en Estados Unidos para dotar de espacio a las hoy universidades de prestigio y al estatales, las políticas educativas de la década de sesentas para el ingreso de cada vez mayor número de estudiantes. También se relatan pasajes como la vida en los campus en el período de estancia de los estudiantes desde la mudanza hasta la graduación; la formas de interacción entre ellos y sus maestros; cómo se fue depreciando la labor docente por el auge de la investigación; cómo los maestros de medio tiempo fueron ocupando mayoritariamente la docencia; los cambios en los enfoques pedagógicos; y, el peligro real de que las universidades sean abandonadas como posibilidad de ser palanca de desarrollo individual y social.
Hay tres ejemplos notables en el filme, que generan posibilidades a futuro:
Se exploran otros modelos como el de los cursos a distancia y las innovadoras aplicaciones tecnológicas en educación, pero la cinta es crítica al medir el impacto en el tiempo de estas alternativas.
El valor de esta pieza es incomparable. Nos habla en resumen de un paraíso perdido, por lo que creemos, deber ser vista en la región latinoamericana como un ejemplo de las amenazas reales de que apostar a la competencia y al crecimiento desmedido no tiene buenos resultados. Como tampoco dejar de invertir en educación. Y tampoco dejar de poner en el centro los fines que debe tener la educación y que estos no siempre coinciden con los de la mercadotecnia. La amenaza financiera a las universidades de nuestra región ya está aquí y la cinta es un espejo que debemos evitar.
Referencias
Barro, A. ( 2019). La deuda estudiantil en EEUU: una bomba de tiempo para la economía. El Confidencial. https://www.elconfidencial.com/mundo/2019-01-03/la-deuda-estudiantil-en-eeuu-una-bomba-de-tiempo-para-la-economia_1735910/
( Recuperado 17 de septiembre 2020)
Denhart, C.( 2013 ). La nube de la deuda estudiantil se cierne sobre Estados Unidos. En revista Forbes . https://www.forbes.com.mx/la-nube-de-la-deuda-estudiantil-se-cierne-sobre-eu/ ( Recuperado 18 de septiembre 2020)
Bienvenido a este mundo, Fabio, porque mientras haya niños, tenemos esperanza.
El dilema de las redes ( Orlowski, 2020) es un documental que nos pone a pensar en muchas cosas que tienen que ver con nuestra identidad, privacidad, albedrío, pensamiento, preferencias, decisiones, gustos, enajenación, ensimismamiento, ingreso a una realidad virtual diseñada para manipularnos, vendernos, conducirnos, asustarnos, cautivarnos. Parece un mero juego de adjetivos, pero el fondo es que internet, en sí misma, una formidable herramienta de los tiempos modernos que revolucionó las formas de comunicación y acceso a las más diversas fuentes de información, gradualmente, ha sido explotada por plataformas o empresas que han obtenido una rentabilidad inusitada. ¿Qué hay de malo en ello? Nada, si nos atenemos al mundo mercantil en el que vivimos. El problema está en cómo se han expandido ciertas empresas como Twiter, Google, Instagram o Facebook. La gran mayoría de nosotros hemos ocupado, al menos alguna de ellas ya sea para resolver un problema concreto como puede suceder con el buscador de Google, para mandar un mensaje corto o consigna a través de Twiter; o Facebook para interactuar, informar, obtener o proporcionar información o para enterarse tanto de vacuidades como de cuestiones de interés indiscutible.
No voy a hacer una crónica ni una crítica del documental, simplemente, lo tomaré como pretexto y oportunidad para hablar de la libertad, la ciudadanía, la enajenación y el producto en que nos hemos llegado a constituir quienes, en buena medida, utilizamos las redes.
La libertad es, desde mi punto de vista, el valor más alto al que puede aspirar la humanidad; es más, no debiera aspirarse, tendría que ser esencial a la vida. No obstante, a lo largo de la historia se nos ha regateado o enajenado, tanto por el poder político como por la voracidad de ciertos estratos o grupos que se arrogan la superioridad racial, de estirpe, militar o económica, sometiendo a los más débiles. La esclavitud tiene muchos rostros. De ahí que numerosas luchas sociales, por no decir todas las que verdaderamente lo son, han sido por la emancipación, la independencia, la conquista de derechos fundamentales. ¿De qué libertad dispone, de entrada, un niño en situación de calle? ¿De qué hablamos cuando pensamos en la trata de mujeres? ¿Qué libertad es aquella que descansa en un modelo político y económico profundamente desigual e injusto? Hay muchos rostros de la esclavitud, hay muchas formas de estar encadenados.
En términos de lo que plantea el documental, ¿qué tan libres somos al utilizar las redes sociales? ¿Qué tanto elijo los contenidos o qué tanto las grandes empresas que están detrás de ellas me eligen como producto? Soy el producto de una inteligencia artificial que mediante algoritmos me sugiere, me invita, me orienta e induce mi orientación política. Claro, habrá quienes en este momento estén pensando que ello es imposible si el usuario tiene bien cimentada su ideología, pero el hecho es que mucho de lo que se ofrece en la red –no solo los productos comerciales-, sino incluso los perfiles políticos, la acreditación o desacreditación de éstos, influye, necesariamente en la orientación del voto, como pudo verse en la campaña de Trump contra Hilary Clinton a quien las redes se encargaron de desacreditar como corrupta, inclinando significativamente la balanza hacia Trump. No voy a entrar en (des)calificaciones hacia uno u otra, pero el hecho es que influyó. El miedo es una de las armas que se utilizan en las redes para combatir a cierto candidato. Las famosas fake news sirven mucho para tal efecto, desvirtuando a uno y ensalzando a otro. No solo en Estaos Unidos, por cierto. La influencia de las redes tiene una penetración universal y están puestas al mejor postor. Ahora los mecanismos de dominación y expansión del imperio norteamericano tienen otro tipo de armas a su servicio.
En ese espacio de socialización, información, banalización o análisis de la realidad se encuentra el ciudadano promedio, quien muchas veces es presa fácil de los mensajes lanzados para inducir sus preferencias o encaminar su indecisión política. El juego de miles de millones de dólares tiene en este mercado un lugar ideal para hacer campaña todo el tiempo. Lo importante es mantener atrapado a los usuarios, mediante mecanismos que parecen inocuos pero que penetran las fibras más sutiles del inconsciente. En el documental, por ejemplo, habla quien creó el concepto del like/me gusta y confiesa que no imaginó hasta dónde llegaría, al grado de despertar una sensación de reconocimiento en aquél que tiene más likes o de frustración y desvalorización (sobre todo en adolescentes) cuando en una foto de perfil, por ejemplo, no obtienen la respuesta que esperaban.
Una sociedad fuerte requiere de una ciudadanía madura, libre, informada y crítica que sea capaz de descifrar la realidad, de cuestionar las acciones de gobierno o de apoyar aquellas que signifiquen estabilidad, crecimiento y justicia; de proponer alternativas, de emprender iniciativas sociales que, eventualmente, la hagan transitar hacia mejores estatus. Mucho me temo que parte de esa nueva ciudadanía se está gestando en las redes sociales, y no, no es pretender escapar a una realidad diferente, propia de los tiempos actuales. De hecho, yo soy un usuario constante de ellas. El hecho es que no siempre, ni la mayoría de las veces, la gente contrasta la información, lee los textos que se ofrecen ni busca en otras fuentes. Se recibe, se asume, se cree y, en ocasiones, produce seres enajenados, fanatizados que reproducen esa seudo información que introducen a un mundo polarizado, nunca crítico, incapaz de encontrar los grises que hay en una u otra postura política y que, incluso, pueden llegar a inhibir la construcción de alternativas, de otras vías de emancipación. Un mundo de adhesiones virtuales que, eventualmente, se traducen en votos desinformados o inducidos desde la vacuidad más perversa.
Un punto muy interesante es cómo los datos de los usuarios, que tendrían que ser confidenciales, llegan a todo tipo de organización política o comercial, con las consecuencias terribles que implica para la salud, la intimidad y la libertad de los individuos y la repercusión en la composición de las tendencias y orientaciones políticas de la sociedad. ¿Somos libres a la hora de elegir? Tal vez, luego entonces, las preguntas debieran ser: ¿Qué tan libres somos, ¿qué tanto mi voto está inducido por un mecanismo complejo, que no siempre comprendo? ¿Qué tanto de mi ciudadanía se ha enajenado como usuario de las redes sociales?
Deberíamos pensar un poco en la responsabilidad que tenemos como padres, como maestros o, simplemente, como adultos y ciudadanos para encauzar el uso de las redes sociales. Enseñar que no hay absolutos, que no hay verdad sino verdades, posibilidades; hechos, diferencias, no prejuicios que quisieran linchar al disidente o al diferente. Las redes son una gran posibilidad para crecer, sí y solo sí, estamos del lado del juicio y la tolerancia, si vemos en ellas el espacio para debatir respetuosamente y crecer a partir de la diferencia de opiniones. De pronto, parece lo contrario: un ring en el que se lanzan descalificaciones sin sustento (hacia uno y otro lado; para todos los lados), en donde no hay análisis: simplemente una realidad maniquea, que ve al diferente como enemigo al que hay que aniquilar, más con rabia y frustración que con argumentos sólidos y bien fundamentados, para el lado que sea.
Ya cuando la televisión fue cuestionada, hubo inteligencias como la de Giovanni Sartori (1997) ”Homo Videns: la sociedad teledirigida”, que nos habló de procesos parecidos a los que ahora vivimos con las redes, pero nos sugirió y ofreció alternativas para rescatar las posibilidades que siempre pueden derivarse del uso de las tecnologías. Aprendamos a pensar, reeduquémonos. Las redes no van a desaparecer y en tanto no haya legislación que las regule, debemos equilibrar sus potenciales efectos perniciosos, con un atributo que nos distingue de las otras especies vivas y que a veces dejamos de lado: el pensamiento libre y sin prejuicios. Reeduquémonos, Enseñemos a pensar. Es la mejor alternativa que siempre tendremos para salir de cualquier crisis.