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Viernes, Abril 19, 2024

NOTA EDITORIAL

En el verano de 2018 conocimos un canadiense que estaba de vacaciones en Puerto Vallarta, Jalisco. Estábamos visitando una tequilera y en la comida, Amanda lo invitó a compartir alimentos en la mesa. Allí dialogamos con él, y supimos que Eugene había sido profesor y director de escuela en Canadá con amplia trayectoria. Le solicitamos una semblanza de su experiencia docente que aquí presentamos.   

 

Traducción del inglés: Amanda Meixueiro

 

El 25 de agosto, mi madre se despertó temprano con el fin de prepararse para el día. Después de completar algunos quehaceres habituales y preparar mantequilla casera, ella llamó a la partera para que la ayudara en el nacimiento de su tercer hijo. Este niño fue su primer varón y fue nombrado en honor a sus dos abuelos. El primer nombre de su hijo es el nombre de su abuelo materno y el segundo nombre es el nombre de su abuelo paterno. Eugene John Miller nació y fue criado en una granja en el sur de Ontario. Yo soy Eugene y esta es mi historia como la recuerdo.

Mi papá había adquirido nuestra granja por parte de su padre en 1940, que fue el año en el que se casó con mi madre. La granja tenía alrededor de 150 hectáreas de tamaño y realizó policultivo: criaba algunos animales y sembró ciertos cultivos. Mmamá tenía un amplio jardín que le ayudaba a alimentar a su numerosa familia.

Soy el primogénito varón de una familia de ocho. Nuestra hermana mayor murió al nacer. Eventualmente, mi familia incluía 2 hermanas y 4 hermanos. En retrospectiva, crecer en una granja de policultivo con seis hermanos fue divertido. Había muchas cosas que hacer y claro, mientras fuimos creciendo había mucho trabajo por hacer. A una temprana edad ayudábamos a nuestros padres con varias tareas. En cuanto fuimos suficientemente mayores, los ayudamos ordeñando las vacas, cosechando, alimentando las gallinas, recolectando huevos del gallinero, etc. A muchos de nuestros primos que vivían en la ciudad les gustaba venir a la granja porque había muchas actividades que hacer.

A una temprana edad, el abuelo Miller me mostró cómo manejar nuestra manada de caballos. Los primeros 3 caballos que yo conocí se llamaban Bill, Bertie y Barney. Cuando estos estaban demasiado viejos para continuar trabajando en nuestra granja, papá compró otros 2 caballos cuyos nombres eran June y Belle. Uno de los días más tristes de mi vida fue el día en el que mis 2 caballos favoritos tuvieron que ser “dormidos”. Otro animal favorito fue el perro de la familia. Tuvimos varios canes increíbles como mascotas y como perros de trabajo para pastorear a las vacas. Eventualmente, papá me enseñó a conducir nuestro tractor John Deer AR de 1948. Mi padre quería que condujera el tractor para liberarlo de ese trabajo y poder dedicarse a otras labores. Esta responsabilidad me hizo sentir muy importante. El hijo mayor en una familia de granjeros tendría esta responsabilidad adicional de ser el “jornalero” hasta que el siguiente hermano lo relevara.

A la edad de seis años comencé la escuela. Nuestra pequeña escuela católica del pueblo estaba aproximadamente a 4 km de la granja. Por las mañanas, nuestro padre nos llevaba a la escuela, pero por las tardes usualmente caminábamos de regreso a la casa. La escuela era únicamente un salón en donde estaban del primer grado al octavo en ese mismo salón. Usualmente, había más o menos 30 estudiantes de las granjas de alrededor en los 8 grados. Había cuatro estudiantes en mi grado – Theresa, Joe y Bert. Era fácil ser el número uno en la clase en un salón con solo 4 estudiantes (mi chiste). ¡Enseñar en esta escuela era todo un reto! Con demasiada frecuencia, el maestro era un recién graduado del Colegio de Maestros (Teachers’ College) y, por ello, sin experiencia. Durante mis ocho años en esta escuela tuvimos un maestro nuevo cada año. ¡Yo estaba bendecido con un deseo real de aprender! Claramente recuerdo haberme quejado con mi papá de que en el quinto grado ya no me quedaba ningún libro por leer de los que había en la pequeña biblioteca escolar.

En mi segundo grado, 2 de mayo, sucedió un evento traumático que me afectó profundamente. Los viernes, nuestro sacerdote católico iba a nuestra escuela para darnos lecciones adicionales de religión. En este viernes, el padre D no se quedó mucho tiempo, pero le preguntó al maestro si él podía llevarnos a mi hermana y a mí a casa. Yo me sentí especial de tener un aventón a casa de parte del sacerdote. Mientras nos acercábamos a casa notamos una enorme nube negra en el cielo. Cuando llegamos a la cima de la colina, nos dimos cuenta de que el humo venía de nuestra casa centenaria se estaba quemando. Después de que padre D nos llevó a nuestra granja, nuestra madre reunió a sus 5 hijos que tenían entre 1 y 9 años de edad, en el fondo del granero para garantizar su seguridad. Esta fue una época extremadamente difícil para nuestros padres. Al día siguiente nos mudamos a una escuela pública vacante cercana a la zona. Años después cuando estaba haciendo una investigación sobre un asunto local en la librería Kitchener, encontré la máxima temperatura del 2 de mayo y me sorprendí al saber que fue de 85 grados Fahrenheit (29.4 grados centígrados). Yo recuerdo ese día como un día muy frío.

Nuestros padres tuvieron que tomar decisiones apresuradas, pero recibieron un enorme apoyo de parte de familiares y vecinos. Muchos de los granjeros del área eran menonitas y vinieron para ayudar a mi papá con la cosecha de los cultivos de primavera. Otros venían regularmente para apoyar con la construcción de la nueva casa. En tan sólo seis semanas, la familia se mudó de regreso a la nueva casa. Como un joven de 7 años, aprendí una valiosa lección de por vida sobre la importancia de la familia y la comunidad. Unos cuantos años después de que nuestra casa se incendiara, mi padre me llevó a la granja de un vecino menonita para ayudar a reconstruir su granero que se había quemado.

La escuela siguió siendo agradable para mí. En el quinto grado nuestro nuevo profesor me mostró que debía convertirme en un maestro. Tan pronto como terminaba mis tareas, el señor E, un joven maestro, me pedía que ayudara a otros y yo realmente disfrutaba la experiencia. Además, él emocionaba a los alumnos cuando solía comer a la hora del almuerzo y jugar deportes durante el receso con ellos. Hasta el día de hoy me arrepiento de no haber buscado al señor E y agradecerle por ser una inspiración tan grande para mí. Asimismo, para mi madre, él fue una ayuda fundamental para elegir apropiadamente mi carrera.

Después de terminar el octavo grado en esa pequeña escuela, fui a la mucho más grande secundaria del distrito (District Secondary High School). En esa época, la secundaria (EDSS) incluía del noveno al decimotercer grado. En noveno grado había 7 grupos con aproximadamente 30 alumnos cada uno, así que el noveno grado tenía al menos 200 alumnos en total. ¡Qué gran cambio en mi vida! Durante el verano anterior a mi entrada a la secundaria, uno de los maestros de la secundaria había ido a nuestra granja para animar a mis padres a inscribirme en el programa académico de cinco años. El subdirector les dijo a mis padres que yo debía asistir al itinerario académico de las clases porque yo tenía muy buenas calificaciones en la primaria. El viaje en autobús hacia la secundaria tomaba alrededor de 45 minutos cada camino, así que salíamos por la mañana y regresábamos en la tarde noche. En ese entonces, la secundaria tenía programas de cuatro y cinco años. Normalmente, los estudiantes del programa de cinco años iban a la facultad o la universidad. El programa académico en el que yo estaba inscrito incluía clases latín, alemán, francés, inglés, matemáticas, educación física, música y ciencias. Rápidamente, descubrí que tenía que estudiar mucho para salir bien en estas clases. A medida que veo mis cinco años de educación secundaria, me siento bendecido por haber tenido maestros ejemplares que constantemente me alentaron. Mi madre también fue una gran ayuda ya que ella se tomaba el tiempo en las noches después de un largo y pesado día para dictarme vocabulario en tres lenguas extranjeras. Ella parecía disfrutar especialmente los dictados de alemán puesto que su primera lengua era el alemán.

Después de la secundaria asistí al Colegio de Maestros (Teacher’s College) en una ciudad aproximadamente a 40 kilómetros de casa. Había una escasez de profesores en Ontario en ese entonces. La formación de maestro de primaria consistía en un año de clases específicas orientadas a capacitar maestros para enseñar todas las materias de primaria. Un amigo de la secundaria y yo nos alojamos en un casa cercana a la facultad. Los domingos por la noche íbamos hasta la facultad y regresábamos a casa los viernes por la tarde. Durante mis años de secundaria había empezado a trabajar en varios empleos fuera de la granja. Un verano tomé entrenamiento militar como cadete. Mientras disfrutaba del entrenamiento, llegué a la conclusión de que realmente quería ser un maestro. La lección que aprendí de otros trabajos de medio tiempo en verano fue que no quería pasar el resto de mi vida siendo un obrero de construcción, un ayudante de albañil, un guardia o un camionero.

La experiencia en el Colegio de Maestros ayudaba a preparar a los alumnos en la transformación para ser maestros. En la primavera de mi primer año en la facultad, fui invitado a una entrevista de trabajo no muy lejos de mi casa. Afortunadamente, me ofrecieron de inmediato un trabajo como profesor. Ahora me doy cuenta que estaba muy joven pues tenía 19 años y me sentí abrumado con mi nueva responsabilidad. Mi primer empleo de maestro fue enseñar a los grados quinto y sexto en una pequeña escuela católica cerca de nuestra granja. La escuela tenía seis salones con alumnos desde jardín de niños hasta octavo grado. A un lado de la escuela estaba un centro infantil dirigido por algunas monjas (en algún momento el centro era llamado un orfanato). Había aproximadamente entre 50 y 60 estudiantes del centro que asistían nuestra escuela católica. Muchos de ellos fueron ubicados en el centro porque no tenían hogares o sus padres no podían cuidar de ellos. No hace falta decir que muchos de estos estudiantes no querían estar en el centro y deseaban estar con sus padres.

No pude haber encontrado una mejor escuela en la cual comenzar mi carrera de docente. Fui muy bien aceptado por mis estudiantes, sus padres y la comunidad. Casi inmediatamente me uní al coro de hombres y niños en la iglesia católica. Poco después de unirme al coro, el director de este dejó la comunidad. Los hombres y el sacerdote me eligieron a mí para ser el nuevo director del coro. Mi conocimiento acerca de la música era muy limitado así que el sacerdote me dijo que yo podía ir a la catedral diocesana para tomar lecciones. Disfruté profundamente este nuevo reto. Cada año en septiembre empezábamos a practicar nuevos himnos para las misas de Navidad. El coro normalmente estaba conformado por alrededor de 20-25 hombres y 25-30 niños. La misa de medianoche en Nochebuena era el acontecimiento más importante del año para el coro. Yo dirigí el coro alrededor de 7 años. Además de estar involucrado en el coro también entrené en varios deportes de la comunidad.

En la comunidad agrícola en la que vivía, algunos de los niños no tenían la oportunidad de jugar hockey organizado. Otro deporte que se juega sobre el hielo pero sin utilizar patines es el brumbol (broomball). Los jugadores corren de arriba abajo sobre el hielo con calzado especial y utilizan una escoba especial para golpear la pelota. El deporte se convirtió en algo muy importante para la familia Miller. Los cinco hermanos y nuestra hermana mayor estábamos muy involucrados en crear un equipo para entrar a una liga competitiva. Muchos de los jugadores se habían ido a la escuela rural que mi familia atendía. Yo me convertí en entrenador porque mis hermanos estaban preocupados de que yo no era suficientemente bueno para jugar (bromeo). Mi hermana se hizo cargo de la administración del equipo incluyendo la compilación de las estadísticas individuales para cada jugador. Este equipo me enseñó una gran lección de vida. Los buenos equipos consisten en individuos que están dispuestos a sacrificarse por el bien del equipo – los buenos maestros también hacen muchos sacrificios por sus estudiantes.

Yo di clases en esta pequeña escuela católica por un total de tres años. Mientras enseñaba en mi primera escuela, mi familia fue un gran apoyo al ayudar a calificar las tareas de los estudiantes. En mi primer año yo tuve 38 alumnos en el grupo del grado 5-6. Usualmente las clases eran de 35 estudiantes en dos grados. En el tercer año dando clases en esta escuela, las monjas anunciaron que no podían continuar brindando un director para la escuela. Cuando el consejo escolar me ofreció la dirección rechacé la oferta. Yo respondí que yo quería ir a la universidad para obtener un título. Yo sabía que me gustaría ser elegible en un futuro para los puestos de liderazgo de una escuela y necesitaba un título universitario para ser director. En septiembre de 1967 ingresé a la universidad de Waterloo. Mis licenciaturas en el programa de honor eran Historia y Psicología. Los cuatro años en la universidad me mostraron que era capaz de hacer bien un programa de posgrado porque estaba dispuesto a trabajar duro. Durante este tiempo también descubrí que realmente disfrutaba el rigor de estudiar e investigar a nivel universitario.

Mientras atendía la universidad, me había unido al equipo administrativo de un equipo femenil de fastbol. Este equipo era muy conocido por su exitosa organización. Mis responsabilidades incluían ser el locutor y el encargado oficial del marcador del puntaje en los partidos locales, así como informar a los medios locales de los resultados del equipo. También era uno de los conductores que llevaban a las jugadoras a los partidos en otros lugares. El equipo siempre fue muy competitivo y en 1970 ganamos el campeonato nacional de Canadá. Nuevamente se reforzó en mí la importancia de ser un buen miembro en un equipo al sacrificarse por el bien de éste.

Después de completar la licenciatura con honores, yo quería regresar a la enseñanza, pero había pocos puestos disponibles para maestros. Me dijeron que únicamente dos maestros eran selecciones y contratados de 4000 aspirantes ese año, pero afortunadamente el presidente del consejo escolar era uno de mis evaluadores y fui uno de los dos maestros contratados. Regresé a la enseñanza en una escuela católica mucho más grande en la ciudad de Kitchener donde impartí clases a los alumnos de los grados 7 y 8 (adolescentes de 14 y 15 años). De nuevo me involucré en entrenar varios deportes además de mis deberes como profesor. En esta escuela me di cuenta de la importancia de las habilidades interpersonales que debe tener un líder. El director de la escuela prefería pasar su tiempo en su oficina. Él reforzó en mí la importancia de construir un equipo fuerte de funcionarios y que para desarrollar un equipo fuerte el líder debe estar presente para su personal. En esta escuela comencé a salir con una maestra que daba clases en primaria y eventualmente nos casamos.

Después de tres años en esta escuela, decidí continuar con una maestría en administración educativa y liderazgo. En lugar de seguir los estudios en Ontario, mi esposa y yo nos mudamos a Alberta, que es el hogar de mi esposa. La Universidad de Alberta tiene muy buena reputación y yo fui afortunado de vivir en una residencia en el Colegio de Saint Joseph. Este colegio estaba a solo a casi 20 metros del edificio de educación donde yo tomaba todas mis clases. Comencé mi programa de maestría teniendo que completar un número específico de materias. Mientras cumplía este requisito, mi profesor, para quien había trabajado como profesor adjunto, sugirió que considerara cambiarme a la titulación por tesis. Él había recolectado una cantidad significativa de información para el estudio de la investigación en la cual él estaba involucrado. Me tomó un año más de estudio para completar la investigación y escribir una tesis titulada Managerial Philosophy and Pupil Control Ideology (Filosofía administrativa e Ideología del manejo de los alumnos). Mi investigación sugería que el director de una escuela puede influir a los maestros en su trato con los estudiantes.

Mi esposa, 2 hijos y yo regresamos a Ontario después de terminar la maestría en educación. Yo enseñé en la escuela del pueblo por la calle en la que estaba la casa de retiro de mis padres. En esta escuela, enseñé tres diferentes configuraciones de grados. El cambio en las clases fue mi intento/esfuerzo para prepararme para la dirección. Durante los tres años en esa escuela di clases en los grados séptimo y octavo, cuarto y quinto y finalmente tercero. Hacia el final de tercer año, fui elegido para ser asistente del director en la escuela del distrito. Al final del ciclo escolar, fui invitado a una entrevista en una escuela católica al norte del distrito de Edmonton. Hasta este día estoy agradecido el haber sido seleccionado para ser el superintendente y director general ejecutivo de este pequeño distrito. Con este cargo comencé una carrera de más de 26 años como CEO de unos cuantos distritos escolares. En total, yo atendí 8 distritos escolares. Por varios años fue superintendente de cuatro distritos separados. Disfruté particularmente de la variedad de trabajo involucrado en el liderazgo de distritos escolares. De un día para otro no estaba seguro de lo que el trabajo implicaría, pero sabía que sería interesante.

En 1987 decidí estudiar un doctorado. La Universidad de Gonzaga es una universidad jesuita y está ubicada en Spokane, Washington, en Estados Unidos. El programa de doctorado al cual me inscribí se enfocaba en el liderazgo de organizaciones. Después de completar algunos cursos viajando a Spokane, mi familia, que ahora incluía a nuestros 3 hijos, se mudó a Spokane para permitirme enfocarme en mis estudios universitarios. Durante el año que estuvimos en Spokane, yo fui designado para ser el profesor adjunto del decano del programa doctoral. Mi responsabilidad como adjunto consistía en ser el editor asistente de una revista llamada Educational Leadership (Liderazgo Educativo) mientras que el decano era el editor de esta revista profesional de buena reputación. Publicamos tres ediciones durante ese año. Muchos de los profesores en esta universidad eran maestros brillantes.

Yo continué el doctorado cuando regresamos a Canadá. La investigación que yo dirigía era un estudio acerca de la implementación de un programa de liderazgo en la escuela católica de Alberta. La disertación titulada Describing an Educational Innovation in Alberta's Catholic Schools: The Blueprints Process (Describiendo una innovación educativa en la Escuela Católica de Alberta: El proceso del proyecto) se completó en marzo de 1993 y el 8 de mayo del mismo año, mi familia asistió a mi examen de grado en la Universidad de Gonzaga. Por 3 o 4 años fui profesor adjunto de medio tiempo en la Universidad de Gonzaga (Campus Calgary), la Universidad de Portland (Campus Calgary) y en la Universidad de Bishop en Lennoxville, Quebec. Nuestra familia pasó un verano viviendo en la residencia en esta universidad mientras yo daba clases en el programa de posgrado.

Después de más de 26 años, me retiré del puesto de superintendente en enero del 2006. Ese puesto y el de CEO escolar es muy demandante en cuanto a energía y tiempo. Lo cotidiano es que nunca estaba seguro de que asunto urgente tendría que ser tratado, pero en general yo disfrutaba el desafío del trabajo. Después de jubilarme, rápidamente me di cuenta de que necesitaba encontrarle un nuevo significado a mi vida. El trabajo siempre había sido un pilar para mí. Yo heredé una gran ética de trabajo gracias al duro empeño que observé en mis padres.

En marzo del 2006, el director de la preparatoria local católica me preguntó si estaría interesado en trabajar con el programa de Experiencia Laboral en esta escuela. En este programa los estudiantes podían obtener créditos en sus trabajos después de la escuela y durante los meses de verano. En Alberta, los estudiantes necesitan un mínimo de 100 créditos para obtener el diploma de preparatoria. Mi responsabilidad era contactar a los empleadores de los estudiantes, determinar un programa de aprendizaje apropiado para los estudiantes y luego evaluar su desempeño. El director decidió que un incentivo para mí era establecer mi remuneración con base en el número de créditos alcanzados. Obviamente mientras más créditos fueran exitosamente completados, más remuneración recibiría.

Otro programa que estaba disponible en la preparatoria de Alberta era el programa de Aprendizaje Registrado comúnmente conocido como RAP (por sus siglas en inglés Registered Apprenticeship Program). En este programa los estudiantes podían estudiar sus materias de tronco común en el horario matutino y después ir a sus prácticas por las tardes. Los alumnos buscaban desarrollarse en diversos oficios por medio de este programa como por ejemplo soldadura, carpintería, plomería, electricista, mecánico automotriz, etc. Este programa se volvió popular entre los alumnos que deseaban convertirse en comerciantes. Yo ofrecía ambos programas por medio de una pequeña empresa de consultoría que había establecido y de la cuál era el director: MILLFREE 2006 Ltd. En 2013 dejé estos programas de preparatoria porque en la ciudad de Leduc se acercaron a mí ofrecerme ser el escrutador para la elección local en otoño. El escrutador se encarga de asegurarse que la elección sea tanto transparente como escrupulosamente justa. Disfruté este cambio de ritmo y dirigí la elección de octubre en 2013. En esa ocasión fueron elegidos el alcalde, los concejales y los fideicomisarios del consejo escolar de la ciudad de Leduc.

Durante las preparaciones para la elección se acercó a mí la junta directiva de una residencia para ancianos. Los directores me pidieron ser el gerente de negocios de Salem Village, una residencia con 63 casas estilo condominio. Yo acepté el puesto y comencé en enero del 2014. Rápidamente me di cuenta de que las preocupaciones de los residentes acerca de las instalaciones habían sido descuidadas por varios años. Las voces de los residentes habían sido ignoradas y yo necesitaba responder a sus preocupaciones porque ése era su hogar. Yo realmente disfruté la interacción con los residentes durante los siguientes tres años. En diciembre del 2016 dejé este puesto para buscar nuevos retos.

Después de dejar Salem Village, regresé a mi primer amor al convertirme en maestro sustituto en seis escuelas católicas en las comunidades de Leduc y Beaumont. De nuevo pude recordar cuánto disfruto y amo estar en el salón de clases.

Cuando me jubilé en 2006, decidí regresar a la universidad para estudiar el hermoso idioma español. Asistí a las clases vespertinas en el Departamento de Extensión de la Universidad de Alberta. En abril del 2008 viajé a la bella ciudad de Antigua en Guatemala por un mes. Este intensivo método de estudio fue más interesante porque a menudo me faltaban palabras cuando estaba caminando en la comunidad. En 2009 estudié español en el pueblo costero de San Juan del Sur en Nicaragua. Desde entonces he viajado a Playa del Carmen, Veracruz y Puerto Vallarta en México para practicar español. También he viajado a Varadero y la pintoresca Habana Vieja en Cuba por la misma razón. Además de estudiar español en Centroamérica, viajé a Europa y Sudamérica. Mi esposa y yo tomamos un crucero de Florida a Perú y otro crucero de Suiza a Holanda. En el verano del 2016 un muy buen amigo mío y yo viajamos a su ciudad natal en Bavaria. En otra ocasión visité la isla de Trinidad. Disfruté mucho explorar diferentes culturas en diversos países.

En 2019, las elecciones provinciales y federales se llevaron a cabo en Alberta. Yo era fui el escrutador para las elecciones provinciales en la primavera del 2019 y el asistente de escrutador en las elecciones federales en el otoño del mismo año.

Un enfoque principal a lo largo de los últimos años es hacer algo por mi comunidad. Enlistaré algunas de las oportunidades de voluntariado en las que he estado involucrado. Enseñar inglés a nuevos canadienses (clases de inglés como segunda lengua) fue especialmente gratificante. Hemos establecido una comunidad de aprendientes dentro de estos estudiantes. He sido voluntario en varios grupos:

  • Intervención activa en la parroquia local (toda la vida)
  • Replanteamiento de los servicios infantiles (1992-1997)
  • Fideicomisario elegido por la Junta del hospital High Prairie (Dos años)
  • Presidente del Consejo de Leduc Parks, Recreation & Culture (Parques de Leduc, Recreación y Cultura) (2007-2011)
  • Secretario-tesorero del comité de Leduc Regional Youth Justice (Justicia juvenil regional de Leduc) (2007-2009)
  • Presidente del deporte Esgrima en los Juegos de Invierno de Alberta en 2008 (2006-2008)
  • Comité de Leduc Citizen Recognition (Reconocimiento ciudadano de Leduc) (2007-2010)
  • Presidente de la Junta Directiva de LINX (2008-2010)
  • Profesor de inglés como segunda lengua (2010-2016)
  • Secretario de la Junta Directiva de Friends of Alexander Pool (Amigos de Alexander Pool) (2011-2013)
  • Presidente de la Junta Directiva de Leduc & District Drug Action (Leduc y Acción del distrito contra las drogas) (2007-2015)
  • Vicepresidente del Consejo de Leduc Public Library (Biblioteca pública de Leduc) (2011-2016)
  • Participación en la Junta Directiva de Leduc Mentoring Committee (Comité de tutoría de Leduc) (2010-2013)
  • Participación en la Junta directiva de Save-A-Village in Kenya (Salva un pueblo en Kenya) (2011-2012)
  • Presidente del Consejo de Norquest College Community Adult Education (Educación para adultos de la comunidad del Colegio NorQuest) (2010-2016)
  • Coordinador de Devon, Beaumont y Leduc del Consejo de Norquest College Regional Access Advisory (Asesoramiento de acceso regional del Colegio NorQuest) (2010-2015)
  • Conductor voluntario del colegio Christ the King (2006-actualidad)
  • Tutor voluntario de varias escuelas (2006-actualidad)
  • Director de los voluntarios de los Juegos de Verano de Alberta en 2016 (2014-2019)
  • Presidente del Consejo de Leduc Adult Learning (Aprendizaje para adultos de Leduc) (2014-2016)
  • Voluntario en el asilo de ancianos en Salem (2017-actualidad)
  • Embajador voluntario en el Aeropuerto Internacional de Edmonton (2018-actualidad)

Mi comunidad me ha dado algunos reconocimientos por mi voluntariado. Estos incluyen:

Citizen of Distinction (City of Leduc) 2009

Medalla Queen’s Diamond Jubilee 2013

Nominación por Rotary Club Citizen of the Year 2013

Nominación por Paul Yuzyk Multicultural Award 2013

Premio Rotary Integrity 2015

Premio City of Leduc Achievement 2016

 

          ¿Qué sigue? RiseUp Society Alberta es una organización que proporciona asesoría para mujeres y niños afectados por relaciones abusivas, que se encuentran en situación económicamente desventajosa. Recientemente fui invitado a ser voluntario en la Junta Directiva y ser el tesorero de la organización. Mi primera reunión se realizó el 20 de mayo y obviamente fue una reunión virtual.

 

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Sacapuntas

José Ramón Saborido Loidi

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Usos múltiples

Lilia Mónica López Benítez
José de Jesús González Almaguer y Norma Olivia Matus Hernández

Mentes Peligrosas

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Sentido Común

Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós

Deserciones

Mirador del Norte

Sala de maestros

Fernando Escalante Gonzalbo
Karla Daniela Domínguez Gudiño, Daniel Flores Salgado, Elia Karina Girón Ramírez y Maythé Tello Corona

Maestros en la Historia

Ignacio Manuel Altamirano

Tarea

Emilio Gómez Ozuna
Anónimo
José Emilio Pacheco
José Luis Mejía
Roberto de Jesús González Ugalde
José de Jesús González Almaguer
Melody A. Guillén

Cuadro de Honor

“pálido.deluz”, año 10, número 121, "Educación Superior en México: Entre brechas y desafíos", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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