Tollan, tollanes,
música milenaria
recorre los altares.
Suena y resuena
el respetable disco solar
a ritmo de novena.
La armonía te envuelve,
danzan cantando las moléculas
mientras se activa tu memoria genética.
Las piedras reconocen tus pasos,
el fuerte y espeso tular
sostiene información ancestral
que le es dada a unos cuantos.
Palpitan cascabeles,
el viento replica el canto del quetzal,
brota sangre tolteca,
florece la sabiduría y la belleza.
Ondas de luz y calor, hierofanías, refracción,
trazan los ejes que atraviesan cualquier cuerpo
y los deja clavados, para siempre, en un épico universo.