Solo para aclarar: Este cuento es en homenaje a los profesores que día a día se donan a su labor y que entregan su servicio a la educación como un cirio que se derrite a favor de la luz. El término guaquero se refiere a los que buscan tesoros en la tierra, las tizas son los marcadores de cal o yeso para escribir en las pizarras, MEN es la sigla de Ministerio de Educación Nacional y los números 1278 y 2277 son decretos de ascenso en el escalafón para Colombia, si lo lees desde otro país, piensa en la ley que los reglamenta. Salud.
Allá, tras la montaña se oculta el pueblo, MEN se distingue de otros por su clase trabajadora, pujante y doliente de lo que sucede en la educación; entre el barrio 2277 y 1278 habita Don Sindicato Barreras con sus hijos Derecho y Oportunidades Barreras, los cuales se encargan de velar por la seguridad y cuando pueden van a MEN a conversar con los que toman decisiones, conversan cosas que puedan ser útiles para sus barrios y que repercuten en un lugar que llama Mina, que se caracteriza por sus paredes color marrón y, en otros lados, color ceniza para pasar desapercibido. No siempre les va bien, hay momentos que los escuchan y dicen que lo que hacen es muy importante, pero no cumplen lo que prometen, otras veces juegan con su salud y poco les importa, otras a regañadientes les otorgan parte de sus peticiones, pero siempre les quedan debiendo. ¡Qué duro es pertenecer a esta familia!
Existe otro barrio aledaño que, para poder llegar a él, deben cruzar por los otros dos, se ubica casi en el alto del pueblo donde se observan las calles asoladas y sus distinguidas plazas que funcionan como laboratorios y bibliotecas y uno que otro tomadero de café, en el que se ven hilar tenues nubes de humo producto de las bocaradas que emanan uno que otro poblador al relatar historias de sus aventuras cotidianas.
Este barrio, tan exclusivo, pero no excluyente de nombre Tizas, guarda el cúmulo de sabiduría que permite que MEN tenga sentido como pueblo, sin este barrio, el pueblo no existiría, sus saberes se perderían y sería acorralado por la avalancha de la ignorancia donde grandes y chicos perecerían. Bajo sus casas grises donde el calor de sonrisas familiares, llantos de niños, alegrías, y sorpresas, el silencio reina después de las horas nocturnas para ceder el paso a los sonidos de la noche, los cuales poco se interesan por los sufrimientos de aquellos que viven allí, ni siquiera los dos barrios y sus cuidadores alcanzan a comprender la agonía que sienten aquellos pobladores de Tiza, quienes descansan, a pesar de sus dolores para continuar su marcha.
Cuando la luz del sol comienza su faena y se desliza lentamente por encima de las montañas de MEN, se escuchan cerrar los portones y sigilosamente se empiezan a ver siluetas con forma humana que descienden hacia Mina a cumplir con su cotidianidad; pero llama la atención que en ese silencio alguien sigue los mismos pasos y se dirige al mismo lugar, su aspecto no es como los de otros aunque viste igual, pero su actitud desborda y siente que el día que nace es una nueva oportunidad, no se queja aunque le pueda doler el alma, es más, se atreve a silbar y hasta trata de alegrar a otros con su ritmo bailable y sus precarios chistes con el ánimo que ellos vean a Mina donde laboran de lunes a viernes como algo invaluable.
Le dicen el Guaquero, el Guaquero de Tizas, un personaje sin sexo que nació en los barrios de abajo y que logró comprender su misión en lo que hace, sabe que en la mina hay muchos metales por ayudar a pulir y que en cada brazada de tierra que llevan en un libro o una teoría, hay algo, un “no sé qué”, el cual fomenta que pequeños y grandes se inspiren. El Guaquero de Tizas no tiene nombre, bueno, al menos es que lo dicen los coterráneos, comentan que a él solo le importa escarbar en cada ser que le encomiendan en Mina y sacar lo más precioso que tiene en su interior y que cuando no alcanza, lo ven llevar parte de ellos a su casa, allá en lo alto del barrio Tizas y va con la misma alegría con sus bolsas a cada lado cargados de sueños, travesuras y situaciones inconclusas que reprueban en Mina, lo ven encorvado por el peso, pero feliz por los sueños.
Los cercanos a Mina lo admiran por la energía que muestra, otros lo odian porque no es capaz de conformarse, otros contemplan su dulce voz que en el alto de Tiza retumba cada tarde cuando el sol se despide y proclama para todos los barrios de MEN ¡mientras haya niños Mina habrá futuro! Solo hay que saber buscar qué clase de tesoro albergan, luchen por encontrarlo que en cada uno hay un metal precioso y solo nosotros podemos encontrar.
Bueno, por eso le decimos por aquí el Guaquero de Tizas, él sabe cómo encontrar tesoros y ayudar a otros que lo hagan.
* Licenciado en Educación Religiosa Escolar, de la universidad Católica de Pereira. Especialista y Magister en Pedagogía y Desarrollo Humano de la Universidad Católica de Pereira. Doctorado en Ciencias de la Educación. Universidad Cuauhtémoc de México. Docente del departamento de humanidades de la universidad Católica de Pereira. Contacto: <Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.>