Acapulco es un buen recuerdo de vacaciones familiares. Me emocionaba mucho ir a conocer Acapulco desde pequeña y tuve la oportunidad de ir a los 10 años. Mi parte favorita era nadar en la playa con mi flotador de delfín y ver los atardeceres junto a la Quebrada en compañía de mi mamá y mi papá. Además, siempre que pienso en Acapulco me recuerda a la marca de ropa del Señor Frog’s y sobre todo a las artesanías que hacían con las conchas de mar, pues pintaban paisajes y animales marinos como tortugas y estrellas de mar.
En lo personal, le tengo un gran afecto a la comida del mar. Me gusta mucho comer empanadas de camarón, cocteles, aguachile, entre otros platillos y me gusta mucho compartir cada platillo con mi familia con vistas al mar, creo que esos momentos son los que atesoro más de niña. Asimismo, me impresiona que la gente está desierta hasta altas horas en la noche, pues siempre está iluminado por los restaurantes o bares y puedes salir a bailar o divertirte.
Igualmente, para mí Acapulco me hace acordar de las canciones María Bonita de Agustín Lara y Amor Eterno de Juan Gabriel, pues mis papás me las enseñaron y conservan momentos especiales en mi vida en ese preciso lugar. Siento que estas melodías transmiten historias de amor desde una forma muy tranquila y melancólica sobre acontecimientos que les sucedieron en su vida, donde el lugar en el que estaban era muy importante y bello.
Finalmente, pienso que Acapulco es un lugar muy especial, pues la arquitectura de sus edificios, la gastronomía típica y las tradiciones locales reflejan esta herencia multicultural, lo que lo hace un destino muy atractivo y lo convierte en un lugar de goce y disfrute, en donde las personas desean volver para crear nuevas memorias con sus seres queridos.