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Miércoles, Noviembre 06, 2024

Me recuerdo en la entrada de casa de mis abuelitos, en Miami 11, colonia Nápoles (atrás del entonces Parque de La Lama y posteriormente Hotel de México y WTC), en la Ciudad de México. Estaba luchando contra mí ya muy notoria torpeza motriz para poder andar en unos patines de cuatro ruedas. No recuerdo exactamente la fecha, pero supongo que fue a fines de 1962 o principios de 1963, cuando yo aún cursaba primero de primaria.

Mis tías Guadalupe y Carmen, a quienes yo veía como unas matronas respetables eran unas jovencitas; de hecho, Guadalupe ha de haber tenido unos 17 o 18 años. Aunque yo trataba de culminar una hazaña consistente en cruzar la parte inclinada de la banqueta por donde salía el auto del estacionamiento, también me llamaba la atención que entraba y salía gente, subían cosas al auto (un Lark Studebaker que mi hermano Eugenio y yo habríamos de chocar poco después contra una maceta y una puerta en esa misma casa).

¿Quieres ir a Acapulco con tus tías?”, me preguntó mi papá. Por supuesto que quería, así que lo siguiente en mis recuerdos es ir adormilándome en el vehículo conducido, si no me equivoco, por Ezequiel, un chofer que trabajaba con mis abuelitos por ese entonces. De repente, me despertaron en algún punto de la carretera para ver una maravilla: las estrellas. A pesar de que en esos años aún eran visibles en la Ciudad de México, la visión fue abrumadora. Millones de puntos blancos, brillantes, que estaban en todos los lugares y que incluso nos rodeaban. Solo una vez más he visto tantas estrellas.

Llegamos a Acapulco en la noche. Para no contrariar a quienes me veían como muy delicado, se me reventó un oído y el dolor fue terrible durante un día, pero lo que ocurrió después borró esa sensación. El mar era inmenso, inacabable, su sonido se escuchaba en todos lados y el olor a sal y yodo, además de nuevo, era impresionante.

Mis tías me llevaron a todos lados. Construí castillos (bueno, tal vez algunas aldeas) en la arena, me sumergí en el mar a oscuras con mi tía Lupita (algo que nunca he vuelto a hacer, pero que recuerdo como una de las experiencias más impresionantes de mi vida) y me llené de mar.

Luego, regresamos a la Ciudad y pasé años sin volver al puerto, aunque Acapulco estaba presente en cualquier referencia a vacaciones, belleza o mar que los chilangos teníamos en esas épocas. Estaba relativamente cerca en auto y la carretera era, en esos tiempos, razonablemente segura (aunque, como pudimos constatar mis hermanos Eugenio y Guillermo, y yo, si eras joven lo más seguro es que te hicieran bajar todo lo que traías en el auto en los retenes militares).

Uno de los atractivos que tuvo Acapulco durante muchos años es que podías ir en plan pobre, como cuando fui con una amiga y nos quedamos en un hotel que de almuerzo daba café de olla y tacos de frijoles negros que comías con toda la familia de los encargados; podías ir en plan más pequeñoburgués, como en mi luna de miel que estuvimos en un condominio cuya estancia nos regaló mi tía Aída Bartnicki.

También, durante años fui esporádicamente a Acapulco con mi mamá a visitar a mi hermana, época en que me aficioné a la vista insuperable de la bahía desde la terraza de un Sanborns que no sé si siga ahí.

Me duele ahora la destrucción de Acapulco. Desde la barbarie de los gobiernos priistas guerrerenses hasta el saqueo del turismo depredador neoliberal; desde los millones de desamparados obligados a vivir en condiciones infrahumanas, hasta el desastre ambiental y humano, Acapulco es la muestra de nuestro futuro; mejor dicho, de nuestro presente.

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“pálido.deluz”, año 11, número 170, "Número 170. Acuérdate de Acapulco: Viajes, vivencias y experiencias. (Noviembre, 2024)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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