Ojos
que hablan
sin palabras vanas,
escriben el lenguaje
del agua
y de las aves más blancas.
Voz
aliento de imágenes,
volutas humeantes
de oneroso amor.
Oídos
bien cerrados
que escuchan el silencio
de pechos abiertos y
lirios desesperados.
Manos
en dos ramas
que arrullan,
cuna que mece
con fragancia al mañana.
Luces plateadas
coronan
tus cejas y tus pestañas,
madeja de sueños
que corre, que vuela
por universos alternos.
Huesos,
astillas, cicatrices,
heridas de batallas
para ser único,
para ser libre.
Boca sabia
que sabe
dónde colocar el corazón,
la semilla, el invierno
y el dolor.
Brazo
reflector
a la izquierda de un abismo,
de los errores del pasado,
de un pardo marzo
que espera abril.