Los símbolos y rituales son una parte muy importante de los datos identitarios de las naciones, las sociedades, los partidos, los grupos, las ideologías, las religiones y las etnias, movimientos y demás expresiones humanas.
La Rotonda de las Personas Ilustres es el espacio que una tradición reserva para las figuras que el Estado considera muy destacadas en los ámbitos de la ciencia, la cultura y la política.
Es de gran importancia el depositar los restos de Arnoldo Martínez Verdugo, dirigente del Partido Comunista Mexicano, durante las últimas dos décadas de la existencia de ese partido, en la Rotonda de las Personas Ilustres ubicada en el Panteón de Dolores.
Es un reconocimiento a una labor realizada en medio de la represión por muchas décadas del Estado a los comunistas del PCM y de otros partidos y grupos. Es un paso más para consolidar los derechos políticos de todos los ciudadanos y específicamente de los comunistas de antes y debe serlo también para los de nuestros días, muchos organizados en pequeños partidos, grupos y movimientos y muchos más sin organización alguna.
Arnoldo Martínez Verdugo llega a la Rotonda por méritos propios, como bien dijo su viuda Marta Recassensy por ello nadie puede arrogarse el monopolio de ese homenaje.
Arnoldo Martínez Verdugo simboliza en su persona a los claros y oscuros del militante comunista. Sus devotos resaltan algunos rasgos virtuosos de ella. Era un constructor de “salidas” en el plano político, eso le permitió encabezar el viraje del PCM a favor de la participación electoral. Pero también su liderazgo prolongado en el PCM y sus temores a las corrientes radicales de dentro del partido y de fuera del mismo lo llevaron a una postura ambigua ante los grupos armados, especialmente ante el Partido de los Pobres de Lucio Cabañas. Para justificar esa ambivalencia, Arnoldo recurrió al líder comunista uruguayo, Rodney Arismendi, quien predicó “la combinación de las formas de lucha”, una excelente coartada para quedar bien con dios y con el diablo.
Arnoldo procedía de una población pequeña del estado de Sinaloa, Pericos. Su origen semi rural era resaltado por él mismo y por sus seguidores, así como una breve incursión como trabajador de una empresa papelera y para consumar la combinación perfecta: campesino, obrero y artista, los biógrafos oficiales de Arnoldo sobre dimensionan una fase de pintor.
Arnoldo era un leninista convencido. Para él los cuadros del partido eran intocables “la niña de los ojos” decía, para defender a los aparatchiks e impedir una renovación de la dirigencia comunista enquistada en los órganos dirigentes del PCM por más de 20 años.
Como buen militante leninista era poco adepto a tener amigos personales, confesaba que los “cuadros” más importantes del Comité Central eran sus “camaradas” con los que intimaba muy poco a pesar de convivir todos los días por años en la vida gris de los locales y reuniones del partido.
Cuando sufrió la separación de su primera esposa y optó por otra pareja, el presidium o buró político del Comité Central del PCM pretendió sancionarlo por dar “un mal ejemplo a los camaradas”. Ese comportamiento eclesial le dolió mucho y lo impulsó a promover cambios en la ortodoxia de “la línea política del partido”.
Es innegable su aportación a una cierta autonomía frente al PCUS, Partido Comunista de la URSS, al apoyar la Primavera de Praga en Checoslovaquia encabezada por Alexander Dubcek y posteriormente condenar la invasión a ese país, por las tropas del llamado Pacto de Varsovia, que eran en realidad las fuerzas armadas soviéticas. Esa postura le valió un “congelamiento” del PCUS y resistencias muy grandes en el seno del aparato del propio PCM. Su firmeza en ese tema, reiterada ante la invasión soviética a Afganistán son aportaciones muy valiosas al “agiornamiento” del PCM.
Arnoldo era una persona tímida, poco dado a la vida social. La vida semi clandestina del PCM la vivía sin mayores disgustos.
Esa vida estoica de Arnoldo le ayudó a no caer en las tentaciones de la vida del “mundo de la representación” incluso cuando fue diputado. Su roce con la clase política era muy restringido a los necesarios diálogos, acuerdos y negociaciones sin ser seducido por el “glamour” de la partidocracia, sus prebendas y sus obscenas prácticas de corrupción. Esa personalidad estoica de Arnoldo constituye una herencia muy valiosa casi en extinción entre sus antiguos camaradas, muchos trasvestidos al partido gobernante Morena.
También Arnoldo fue un tenaz defensor de los militantes comunistas de la región. Él personalmente “atendía” las labores solidarias con los comunistas guatemaltecos, salvadoreños, hondureños, nicaragüenses, dominicanos, paraguayos, chilenos y del resto del continente, trabajando personal y directamente en la elaboración de pasaportes falsos y en operaciones de traslado de dinero para apoyar la actividad subversiva de sus partidos.
Una de esas actividades produjo el asesinato del profesor comunista Hilario Moreno. Arnoldo estaba devastado y vivió casi en soledad esa dolorosa muerte. Ese asesinato en las mazmorras de la policía política del Estado mexicano fortaleció en Arnoldo sus convicciones a favor de la lucha política abierta y en favor de los derechos políticos para el PCM y en general para el conjunto de los ciudadanos mexicanos, sometidos al autoritarismo priista por decenios.
Arnoldo desempeñó un papel muy importante en los cambios democráticos de México.
En 1980, cuando Arnoldo se separó de su primera esposa yo estaba viviendo un trance semejante, se me acercó y me ofreció generosamente alojamiento en un departamento de Tlatelolco que era de Valentín Campa. Viví algún tiempo con él. Gracias a ello tuve una amistad muy especial con Arnoldo. Me percaté de su gran sensibilidad, gracias a ella a pesar de su formación en Moscú, tuvo el talento y la valentía de oponerse a las invasiones soviéticas en Checoslovaquia y Afganistán. También esa sensibilidad contribuyó a que planteara en el PCM los temas del feminismo, la diversidad y además hizo posible un viraje teórico en el PCM cuyo destino naufragó por una incapacidad de entendimiento entre Arnoldo y los que integrábamos la Corriente Renovadora. Arnoldo se dio cuenta que con la existencia del PCM era insuficiente avanzar en los cambios políticos nacionales y encabezó la lucha por fusionarlo con otros grupos de las izquierdas, llegando al extremo audaz de proponer la desaparición del PCM. Este es un hecho insólito en la historia del movimiento comunista.
Arnoldo fue un comunista atípico y al mismo tiempo muy congruente con su formación ideológica.
Tiene importancia la decisión del Jefe de Estado, Andrés Manuel López Obrador, de llevar a Arnoldo a la Rotonda, en si misma es un hecho político significativo en favor de las normas democráticas de convivencia de una sociedad del siglo XXI.
Ese hecho simbólico debe estar acompañado de garantizar los derechos políticos de todos los ciudadanos sin excluir a los opositores del gobierno actual.
Sería muy incongruente reconocer el papel de Arnoldo Martínez Verdugo en su lucha por la democratización nacional, pero promover un discurso de ataques a los diferentes llegando a acusarlos de traición.
Los movimientos feministas, de ecologistas, los de los pueblos originales, los trabajadores, los médicos, los estudiantes, los periodistas en el campo de los opositores de las izquierdas, muchos de ellos los comunistas actuales y los opositores de los partidos oficiales, los liberales, las diversas corrientes de derecha y las instituciones autónomas deben ser respetadas sin ninguna restricción para que un homenaje a un comunista como Arnoldo no se convierta en una manipulación demagógica.
Bienvenidos los homenajes a los comunistas pioneros en la defensa de las libertades como Arnoldo Martínez Verdugo.
Revista Siempre! mayo 27, 2022