Todavía seguimos sufriendo la pandemia de covid-19 y ahora surge una nueva amenaza conocida como la viruela del mono.
El 60% de las infecciones humanas tienen un origen animal. Por esa razón se las denomina zoonosis. Los organismos causantes pueden ser virus, bacterias, hongos o parásitos; y resulta muy variada su peligrosidad para las personas, dependiendo de diversos factores.
Pero nos interesa poner el foco en algunas de ellas que en los últimos tiempos -y con asombrosa velocidad- han llegado a nuestro país; porque en definitiva constituyen advertencias a tomar muy en cuenta para avocarnos a implementar medidas de prevención.
Recordemos que hace unos años, más precisamente en 1997, se reportó en Hong Kong el primer caso humano de la influenza o gripe aviar. Para 2004 y 2005 ya se había extendido por Asia, África, Europa y Latinoamérica. El origen del problema se presentó en los criaderos de las aves comerciales (pollos, gallinas, gansos y pavos). Pero su diseminación planetaria tuvo como protagonistas la movilidad humana ayudada por el desplazamiento de las aves migratorias. Provocó una mortandad de la mitad de los contagiados. En 2007 la FDA de EE.UU. aprobó la primera vacuna. Se sacrificaron millones de aves de corral,
Le llegó el turno del Covid-19 provocado por el coronavirus Sars-Cov-2. Surgió en China. La explicación más aceptada hasta ahora sobre su origen es que los murciélagos contagiaron a los seres humanos como resultado de una mutación viral que hizo viable este salto inter específico. Se extendió a una asombrosa velocidad planetaria.
De no saber absolutamente nada sobre esta pandemia, a fuerza de los dolorosos decesos, las restricciones y las cuarentenas, nos hemos transformado casi en expertos. La creación de las vacunas le dio un giro extraordinario al problema, permitiéndonos recuperar el control de la situación, reduciendo significativamente las pérdidas de vidas humanas y los daños.
Esta zoonosis nos demostró -de manera inequívoca- que debemos prepararnos mucho mejor para afrontar imprevistos de magnitud.
Ahora nos amenaza la viruela del mono, detectada por primera vez en Congo en 1958. Pero en las últimas semanas se produce un salto geográfico de esta zoonosis que encendió todas las alarmas, cuando todavía continuamos enfrentado la pandemia del coronavirus.
Si bien su letalidad en menor del 10%, se presenta más grave en los niños pequeños. Recordemos que la viruela fue una terrible enfermedad que logró erradicarse del planeta en 1978 gracias a la eficacia de la vieja vacuna antivariólica que todos nos dimos como obligatoria en nuestro país desde 1911.
¿Cuántas sorpresas más debemos esperar? Todo parece indicar que las enfermedades infecciosas de origen animal, tanto de la producción pecuaria como de las especies silvestres, parecen irrumpir en nuestras vidas con más frecuencia que antes.
Día a día aumenta la expansión humana. Cuanto más modernizamos las actividades rurales, mayor modificación provocamos de los hábitats naturales, y más propensos estamos de abrir otras “cajas de Pandora”. La prevención y el cuidado se han tornado esenciales.
Columna publicada en el diario EL PAIS de Montevideo 25/5/2022