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Jueves, Abril 25, 2024

Resumen

El trabajo se aproxima al impacto de los saberes tradicionales de las mujeres indígenas amuzgas en el diseño de una intervención comunicativa-educativa que permita implementar un programa de educación ambiental no formal en la cuadrilla Guadalupe Amuzgos, Oaxaca. El modelo económico, tecnológico y cultural hegemónico moderno ha privilegiado un modo de producción explotador que fomenta un estilo de vida consumista que está lejos de empatizar con la realidad social y económica de países pluriculturales como México y con el que se ha profundizado la crisis ambiental y social. En un escenario como éste, se debe incentivar a las comunidades indígenas a ser los actores principales en la implementación de estrategias que favorezcan su propio desarrollo, porque son quienes conocen mejor su realidad y sus prácticas les han permitido vivir de manera armónica con su entorno. La investigación ha implementado la metodología de la investigación - acción - participativa (IAP) a fin de lograr mejoras significativas que permitan transformar su entorno, mediante la delimitación real de sus problemas sociales en el marco de la crisis ambiental y social actual. La metodología ha permitido reforzar la interacción de lo indígena con lo occidental con la que se logra la apropiación intercultural de nuevos saberes al incorporar nuevas prácticas sociales que coexistan con las tradicionales.

 

Palabras clave

Sustentabilidad, saberes tradicionales, interculturalidad, comunicación

 

Introducción

La comunidad amuzga se ha caracterizado por la participación activa de la mujer, y al igual que el hombre ha desempeñado un papel importante no solo en las decisiones comunitarias, también en el desarrollo y crecimiento. El conocimiento, las costumbres, las ideas utópicas y el estilo de vida que les ha sido heredado por generaciones constituyen la base para la implementación de cualquier intervención educativa. En medio de la crisis derivada de la globalización, en donde la cosmovisión de los pueblos originarios se desdibuja cada vez más a lo largo del territorio mexicano, se ha hecho patente la necesidad de realizar intervenciones que permitan el fortalecimiento de los saberes tradicionales de estos pueblos, como lo es la comunidad amuzga. De esta manera  les permitirá contribuir desde el conocimiento de su realidad, la búsqueda de nuevas maneras de mantener su cultura originaria y incorporar otras que la enriquezca.

 

Referentes teóricos

La crisis ambiental provocada por el estilo de desarrollo, dejó de ser interés de algunos (muy escasos científicos) y alguna parte de la sociedad civil preocupada hasta que en los años setenta y más contundentemente después de 1992, en Conferencia de Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y Desarrollo, hasta la puesta en marcha de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015. Actualmente es asumido por la inmensa mayoría de los gobiernos de los países del mundo como una agenda global inevitable, de política pública ambiental. Se evolucionó de un conservacionismo de la naturaleza a un replanteamiento hacia una nueva racionalidad ambiental desde las camunidades. En este proceso se fueron incubando y yuxtaponiendo los conceptos de eco-desarrollo, desarrollo sustentable, sustentabilidad y los más recientemente de buen vivir y la construcción de una modernidad alternativa-social. La sustentabilidad, se ha introducido como un ingrediente indispensable en las más diversas acciones sociales en el segundo lustro de la segunda década del siglo XXI. ¿Se está teniendo en los distintos niveles sociales con precisión conceptual de la sustentabilidad del desarrollo que definen las políticas públicas ambientales y la educación ambiental que de ella se puede derivar?

            En nuestro país desde hace por lo menos seis sexenios de gobiernos federales, el desarrollo sustentable y después la sustentabilidad irrumpieron como visión, posibilidad, indicador, transversal y agente integrador de las políticas públicas. Desde la publicación de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al ambiente (LGEEPA: 1988) y con la puesta en marcha de la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (1994) existe un marco legal e institución ancla para el desarrollo de la política ambiental en México (Ramírez, 2017).

            Al principio, estás políticas se asociaron a la protección de la naturaleza y se les limitó a contener técnicamente la contaminación (aire, agua, suelo), pero con los marcos institucionales, legales, presupuestales y el avance de las ciencias ambientales con enfoque interdisciplinario se posicionaron mínimamente en la agenda pública. Sin embargo, las políticas de conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales han perdido vigor gestión tras gestión federal. Estudios demuestran que la inversión presupuestal en el sector tiene una caída vertiginosa desde los noventas hasta la fecha. La LGEEPA aunque referida como de avanzada en términos conceptuales es débil en su aplicación y la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) no ha logrado profesionalizar, formar, capacitar con fundamento científico y mantener a los servidores públicos dedicados a esta materia (Ramírez, 2017).

            Lo anterior, sumado al desconocimiento de los actores políticos del potencial que ofrece la sustentabilidad a un país megadiverso biológicamente, con una pluralidad cultural y estratégico geopolíticamente ha hecho que perdamos un promedio de 9 puntos del Producto interno Bruto (PIB), cada año, por acciones como la deforestación, el daño y sobrexplotación a nuestros cuerpos de agua, los problemas de salud en la transición epidemiológica, la generación de gases de efecto invernadero por la explotación y uso de energía fósil, e incluso la extinción de especies vivas (Ramírez, 2017).

            La comunicación ambiental es entonces  una herramienta de intervención social y, en el mejor escenario, un medio para informar sobre la crisis ambiental, en sus manifestaciones, globales, nacionales y locales. Bajo el esquema de impactar en el pensamiento global para tomar decisiones locales. También a la inversa: pensar localmente y buscar el impacto planetario; por lo que debe posibilitar las alternativas comunicativas internas de las comunidades y al mismo tiempo extender las que generen las sociedades del conocimiento tendientes a la sustentabilidad (Ramírez, 2017).

            Por lo anterior resulta indispensable la generación de una comunicación organizacional sustentable. Esta parte de los saberes cientídicos, organizacionales y comunitarios y sus cada vez más amplias redes de difusión, necesaria – impostergable - para la generación presente y para las futuras lo será aún más.  La comunicación organizacional sustentable no es una opción. Es un asunto que nos compete y compromete a todos. Lo que está en juego no es sólo un problema ético, sino de la supervivencia de la vida en el planeta tierra y de la especie humana en particular, por el insostenible uso de los recursos naturales impuesto por el modelo de desarrollo económico dominante. Las prácticas socio-ambientales cotidianas, en las civilizaciones modernas, son evidencia de una cosmovisión a veces sincrética, con raíces históricas de diversa profundidad y se encuentran influidas por una multiplicidad de factores sociales, económicos y políticos, evidentes en una cultura occidental avasalladora en la imposición de formas de producción y consumo. También ese mismo estilo de vida ha generado una forma de comunicación materializada en medios que potencia el hiperconsumo y que influye en desvirtuar los valores locales (Ramírez, 2017).

            Construir una racionalidad social y ambiental alternativa sustentable pasará inevitablemente por la construcción de una comunicación sustentable y ésta, a su vez, por una labor de difundir consciente del reto y capaz de enfrentarlo. De compartir y convencer más que manipular, desviar la atención o imponer. Una orientación necesaria es la complejidad. La comunicación ambiental no se puede reducir a la transferencia de información y fomento de hábitos parcelados, mecánicos y verticales como poner la basura en su lugar, separar los desechos, cerrar la llave del agua, alternar el pronto pago del vital liquido o apagar la luz, los cuales, sin duda son benéficos, pero de corto alcance y escaso valor educativo. La comunicación sustentable debe supera el voluntarismo desinformado y la acciones por moda. Es más bien un enfoque comunicativo centrado en las difundir y hacer comunes saberes y prácticas que permitan profundizar en los valores culturales de una comunidad, el reconocimiento de su historia, su ubicación en un contexto histórico cambiante en el que el hombre y la naturaleza se entrelazan inevitablemente. Que obedece a inercias homogéneas no siempre acordes a las condiciones sociales y naturales de las comunidades cuyos efectos impactan de diversas maneras en la cultura y la vida propia. Una mirada que no renuncie a percibir las relaciones múltiples en tiempo y espacio de lo que se hace, se deshace o deja de hacerse es una oportunidad de construir una identidad sólida, siempre deseable como resultado de una información pertinente sobre el entorno.

Así, convendrá más hacer reflexionar y dialogar por medio de mensajes claros y contundentes acerca, por ejemplo, del origen de los desechos sólidos que se producen en la ciudad, acerca de los motivos que llevan a consumir lo que más desechos genera, acerca de la forma en que se obtenía el agua en el pasado, la forma en que se conservaba y tal vez, la forma en que se fue contaminando y agotando, para proponer su manejo en forma sustentable; o también preguntarse desde cuándo la comunidad cuenta con energía eléctrica, cómo se produce y para qué se usa, qué beneficios trae, quién se beneficia más de ella, por qué es necesario cubrir sus costos y qué significado tiene en un contexto nacional, qué son las energías alternativas y/o renovables (Ramírez, 2017).

            Ejemplos de prácticas de comunicación organizacional sustentable susceptibles de reflexiones como las aquí propuestas son: las formas de recreación y turismo, la alimentación, la preparación de los alimentos, la forma de tratamiento de las enfermedades por  curar o prevención, el uso de medios de transporte, el uso de útiles y materiales escolares, las formas de construcción de la vivienda, las fuentes de ingreso económico de la comunidad, las fiestas y tradiciones, el mejor aprovechamiento de los recursos naturales de la localidad, etcétera.  Este tipo de temas generalmente recibe un tratamiento poco reflexivo que se reduce a “slogans” sin contenido significativo (Ramírez, 2017).

 

Metodología

La cuadrilla de Guadalupe Amuzgos en Oaxaca se enfrenta a los obstáculos impuestos por el modelo de desarrollo hegemónico de la globalización como la pérdida de su sociedad y su cultura así como la depredación de los recursos naturales que son indispensables para su desarrollo sostenible desde su conmovisión. El proceso de socialización del que están a cargo las mujeres amuzgas de la cuadrilla de Guadalupe Amuzgos en Oaxaca gracias al saber tradicional colectivo que en paralelo con el escenario socio-cultural y medioambiental al que esta comunidad está expuesta, se diseña un marco metodológico con base en la investigación - acción - participativa (IAP) para el diseño de una intervención educativa ambiental que permita emprender un intercambio entre las nuevas formas de consumo y producción agrícola que ha impuesto el modelo hegemónico y la cosmovisión amuzga. Dicha intervención les permitirá aprehender nuevas formas de interactuar con el medio ambiente sin reemplazar sus saberes tradicionales. Según Ricardo Pozas (1989), el modelo IAP se aplica en comunidades para delimitar los problemas y los alcances sociales reales desde la perspectiva de las normas colectivas particulares. En la IAP, es fundamental el análisis de las interacciones sociales porque el desarrollo humano no es posible si los individuos están aislados. Este modelo garantiza la implementación coherente de las acciones de la intervención según la cosmovisión y la participación de quienes conforman la comunidad. Por ello es fundamental la visión y reflexión crítica del investigador sobre las causas, los efectos y las tendencias desde la perspectiva científica. En consecuencia, la comunicación es la base fundacional del proceso de este modelo de investigación porque es el proceso que facilita la interacción entre los integrantes del grupo estudiado y el investigador: es un proceso de acción - reflexión - acción, en donde la acción es origen de nuevo conocimiento pero también resultado del que se adquirió previamente y el generado (Santamaría, 2009).

            Mediante la aplicación de este modelo, la investigación se dividió en tres fases: una primera fase con la cual se recopiló e integró la información de diferentes fuentes que permitan conocer, comprender y analizar sobre los saberes tradicionales de las mujeres amuzgas de la cuadrilla Guadalupe Amuzgos en Oaxaca; en una segunda fase se realizó la síntesis y el constraste esquemáticos de los problemas ambientales y soluciones al seno de la comunidad; y una tercera fase en la que se realizó la implementación en campo de la IAP con base en los resultados de la esquematización derivada de la primera fase (Santamaría, 2009).

            Es importante destacar que en la primera fase se llevó a cabo un reconocimiento conjunto entre la comunidad y el investigador de los siguientes aspectos:

 

  • Conocimientos y saberes tradicionales que determinan la manera de percibir y explicar la realidad así como relacionarse con ella.
  • Acciones que implementa la comunidad ante problemáticas del medio ambiente, salud, alimentación, migración y participación comunitaria principalmente.
  • Organización social y familiar en la producción.

 

Los resultados de esta fase, fueron condensados en diversos instrumentos como historias de vida, diagramas, matrices y mapas que permitieron realizar un diagnóstico participativo ambiental (DPA) elaborados por los integrantes de la comunidad en colaboración con el invetigador. Con este diagnóstico se diseñó la unidad didáctica o Programa de Educación Ambiental (PEA) para la intervención educativa ambiental con el fin de promover la apropiación intercultural de nuevos saberes que coexistan con los saberes tradicionales para el abordaje integral de los problemas socio-ambientales que enfrentan la comunidad seleccionada. Durante la segunda fase, se llevó a cabo la implementación de la PEA al interior de la cuadrilla  (Figura 1).

           

Figura 1. Diseño metodológico de la investigación

 

 

 

Fuente: Adaptado a partir de Santamaría (2009)

 

Discusión

¿Cuál es el impacto de los saberes tradicionales de las mujeres indígenas amuzgas en el diseño de una intervención educativa que permita implementar un programa de educación ambiental no formal en la cuadrilla Guadalupe Amuzgos, Oaxaca que incentive la apropiación de nuevos saberes? Los saberes tradicionales de la región amuzga respecto de la ganadería, la agricultura y el manejo forestal se han integrado de manera efectiva a los sistemas naturales, en vez de destruirlos, han incentivado el desarrollo de la biodiversidad de la región. La revalorización desde la perspectiva económica y social, no solo cultural, de los saberes tradicionales para la preservación, el cuidado, el mantenimietno y la conservación de los sistemas naturales no solo constituye una estrategia para la supervivencia indígena ante las consecuencias provocadas por los modelos de desarrollo hegemónicos que han prevalecido en la sociedad occidental, también es una oportunidad para que las comunidades indígenas y las no indígenas incorporen nuevas prácticas que permitan un intercambio justo e igualitario de saberes (Santamaría, 2009)

            Los saberes tradicionales no solamente revelan la riqueza cultural de las regiones indígenas, también están en concordancia con las prácticas medioambientales, sociales y económicas que estas comunidades utilizan para la alimentación, la salud y la espiritualidad, lo que les permite sobrevivir y desarrollarse en su lugar originario desde el respeto hacia los demás y el entorno. De esta forma, la comunicación entre la comunidad y el entorno está implicada en este proceso de manera permanente y contingente, y gracias a ella se conforma un ecosistema orgánico y holístico cuya esencia subyace en las interacciones dadas en la complejidad del entorno social y natural. De esta manera las comunidades indígenas como la cuadrilla Guadalupe Amuzgos en Oaxaca funcionan como redes de comunicaciones abiertas que de manera bidireccional coexisten a través de la construcción simbólica, la conciencia colectiva, las acciones en común y la comprensión y el respeto hacia el entorno (Ramírez, 2017). En consecuencia a esto, es fundamental comprender cómo se integran los saberes tradicionales a la práctica cotidiana de la comunidad, para poder diseñar y especialmente promover una intervención educativa ambiental que de solución integral a los problemas socio-ambientales a los que se enfrenta (Santamaría, 2009).

            La desinformación y la cohersión informativa son algunas de las problemáticas a las que se enfrentan comunidades como la cuadrilla Guadalupe Amuzgos en Oaxaca derivadas de la globalización. Ésta, a pesar de haber sido concebida como un modelo civilizatorio de desarrollo, ha repercutido profundamente en la manera en la que se estructuran las sociedades y las comunidades en los territorios. También ha profundizado la desigualdad y por tanto ha fragmentado las sociedades, siendo las comunidades indígenas originarias las más vulneradas y desprotegidas en este proceso (Bauman, 2015), quedando excluídas de la integración regional y global. Ante este escenario, la revalorización de los saberes tradicionales constituyen un modelo de resistencia al interior del proceso de reconfiguración social que puede luchar contra la homogeneización cultural, social, económico e inclusive medioambiental como consecuencia de la desinformación y la cohersión informativa (Hall, 1984). Ante esto, el cambio de actitud que se deriva de la implementación de modelos como el IAP no solo es causa del acceso a la información, también es efecto de la interacción y el diálogo entre información y conocimientos que devienen en nuevas actitudes y comportamientos.

 

Resultados

Derivado de la fase uno de la investigación documental, los saberes tradicionales se integran a la práctica cotidiana de la comunidad a través de cuatro grupos:

 

  1. Los saberes antiguos que salvaguardan las mujeres de mayor edad, son transmitidos de generación en generación y que están orientados a la supervivencia de la comunidad.
  2. Los saberes que combinan lo tradicional con lo moderno, en donde se integran nuevas actividades derivadas de las nuevas prácticas occidentales que complementan las prácticas tradicionales.
  3. Los saberes tradicionales que son sustituidos por los modernos.
  4. Los nuevos saberes que surgen de la interacción entre las prácticas tradicionales y occidentales que permiten la introducción y aceptación de nuevas actividades a la comunidad.

 

En consecuencia a lo anterior, la intervención educativa ambiental llamada es una estrategia intervención didáctica está centrada en los procesos de aprendizaje a través de metodologías participativas como la demostración, la exhibición, la reflexión y la discusión colectiva, con el objetivo de fomentar el diálogo entre los actores de la comunidad necesario para la transferencia de información y conocimientos según las necesidades que se identificaron en la fase uno de la IAP y los resultados del DPA. A su vez, esta estrategia permite la selección e integración de los contenidos que están relacionados entre sí y que conllevan formas específicas de pensar, proceder y actuar dentro de la comunidad (Santamaría, 2009) (Figura 2).

 

Figura 2. Integración de saberes

 

 

 

Fuente: Elaboración propia con base en Santamaría Ramírez (2009)

 

Estas nuevas formas de pensar, proceder y actuar permitirán abordar desde la información y la interacción de los saberes tradicionales, los principales problemas socio-ambientales por las prácticas occidentales impuestas a los que se enfrenta la cuadrilla Guadalupe Amuzgos en Oaxaca, según el DPA de la fase dos de la investigación de campo como:

 

  • El control de enfermedades
  • La pérdida de la fertilidad del suelo
  • La reducida disponibilidad de agua potable
  • El incremento de la temperatura ambiental
  • La deforestación creciente y descontrolada
  • La producción agrícola deficiente
  • La comercialización y abastecimiento de productos insuficiente

 

Derivado de lo anterior y a través de los saberes tradicionales, se concluyeron seis líneas de acción como posibles soluciones (Santamaría, 2009):

 

  • Mejoramiento de los suelos. Mediante la disminusión de uso de productos agroquímicos y sustitución de éstos con abono orgánico, verde, animales y foliares que contribuyan a la recuperación de los suelos.
  • Lucha contra la erosión. Mediante la instalación de curvas de nivel, barreras vivas y labranza cero que permitan detener el desagaste y contribuyan a la disminusión de la deforestación.
  • Colecta de agua. Mediante la instalación de proyectos de captación y protección de aguas a través de la instalación de jagüeyes y represas, así como la restauración de manantiales y arroyos.
  • Control de plagas y enfermedades. Mediante la aplicación de productos orgánicos elaborados ancestralmente con plantas que contribuyan a la disminusión progresiva de los plaguicidas e insecticidas químicos.
  • Salud y seguridad alimentaria. Mediante la producción y abastecimiento de alimentos orgánicos elaborados por la comunidad que son de alto valor nutricional.
  • Incremento de la producción agrícola. Mediante el rescate de las semillas nativas de la región que permitan asegurar el abastecimiento de alimentos, la salud de los suelos y la lucha contra la deforestación.

 

A partir de las soluciones integradas que surgieron de los resultados del DPA, se diseñó el PEA como una herramienta para la sistematización de los saberes en la intervención ambiental de la comunidad amuzga. Las mujeres de la comunidad son los actores principales enla implementación del programa, no solo como portadoras del conocimiento, son las responsables en la transmisión de los saberes, los usos y las costumbres con la que se asegura la sobrevivencia de la etnia, así como su reproducción cultural. En consecuencia las mujeres amuzgas son los agentes que metodológicamente necesita el programa para llevarse a cabo en la práctica de campo.

            Los acuerdos en los que se sustenta el diseño del programa se discutieron en plenarias en las que se concensó sobre la importancia de reflexionar de manera crítica en los hábitos de consumo que están directamente relacionados con los desechos, causa raíz de los problemas diagnosticados en el DPA. Es importante destacar que el trabajo de campo que se llevó a cabo impactó directamente y de manera positiva en las participantes, debido a que el 75% de las mujeres que habitan la cuadrilla no hablan español y al inicio las mujeres solo eran agentes pasivos mientras que, a lo largo de las sesiones, se convirtieron en verdaderos agentes de cambio y participación para la transformación de su comunidad.

            De esta manera, el objetivo general del taller se delimitó en contribuir a la formación ambiental de mujeres indígenas de la cuadrilla Guadalupe Amuzgos, para favorecer acciones positivas a través de la conformación de nuevos saberes, valores, hábitos, habilidades y convicciones que les permitan conjuntarlos con sus saberes tradicionales para poder identificar y enfrentar la problemática derivada de las actividades socio-económicas que indicen directamente en el deterioro ambiental de la comunidad (Santamaría, 2009). La implementación del taller se llevó a cabo en un periodo de un año (2006-2007) con la participación de 22 mujeres indígenas pertenecientes a la cuadrilla.

            El taller integra metodologías activas en las que se involucran actividades lúdicas con las que se pretende aprehender el contenido temático que fue dividido en tres ejes temáticos: 1) la vida en mi localidadcon el que se pretende abordar un marco teórico sobre los hábitos de consumo y los desechos; 2) los problemas que tenemos con el que se pretende reconocer y comprender las causas, las motivaciones y los efectos de los habitos de consumo y su relación con la generación de desechos; y 3) pongámonos en acción con el que se pretende visualizar la problemática desde la realidad de la comunidad y poner en práctica las soluciones concensadas. Los talleres se abordaron desde las situaciones de cada una de las familias de manera que la experiencia didáctica cobrará una mayor relevancia en las participantes, y a lo largo de siete sesiones de trabajo se presentaron de tres maneras las secuencias de contenidos teóricas y actividades:

 

  • Análisis y exploración individual a través de dibujos, imágenes de revistas, fotografías para elaborar mapas con los que se pudiera visualizar la crisis ambiental de la comunidad.
  • Trabajo colaborativo para compartir los resultados del trabajo individual en grupos pequeños.
  • Espacio formativo de participación y convivencia familiar como estrategia de reforzamiento y evaluación en plenarias.

 

Cabe destacar la aportación de los niños en el programa, al no tener prevista su participación, se incorporaron actividades igualmente lúdicas a través de dibujos, historias y canciones infantiles para relatar su experiencia y compartir sus conocimientos, que fueron organizadas en siete sesiones de trabajo y cuyos contenidos que también fueron documentados, expuestos y evaluados en las plenarias. En este proceso, los investigadores fueron facilitadores en las actividades y moderadores en las plenarias, lo cual permitió documentar puntualmente las nuevos saberes derivados del proceso de intervención en una serie de materiales que serían conservados en la comunidad.

 

Conclusiones

Esta investigación muestra como el diálogo intercultural entre dos modelos de desarrollo es posible a través de educación. La educación es un pilar para el cambio y la transfomación social, reduce la desigualdad, fomenta la tolerancia así como la convivencia  pacífica y la resilencia en las comunidades. La educación es un promotora dela democratización del conocimiento, permite reorientar el saber, el hacer y el ser de las comunidades con el fin de fortalecer habilidades, adquirir competencias, conocimientos y comportamientos que son necesarios para el cambio social y la sostenibilidad de los ecosistemas humanos. Las intervenciones educativas a través de la participación colectiva y la acción comunitaria son modelos comunicativos que permiten, a través de la reflexión y el aprendizaje permanente, la apropiación del conocimiento al interior de una comunidad de cara a su desarrollo sostenible. Las estrategias didácticas ponen la relevancia del conocimiento como un diálogo transversal entre los actores de una comunidad (personas, saberes y entorno): "el conocimiento generado no puede reconocerse como una reproducción social, [...] es el resultado de la acción y la reflexión de la constante búsqueda, de ser." (Santamaría, 2009, p. 209).

            El saber local en la cuadrilla Guadalupe Amuzgos en Oaxaca está determinado por la memoria histórica la cual ha permitido mantener una gran  diversidad de manifestaciones y prácticas productivas, que han sido sustituidas o desdibujadas por la adopción de modos de producción occidentales sin el adecuado análisis de las problemáticas y la viabilidad de las soluciones. Fortalecer los saberes tradicionales es una de las tareas de esta unidad didáctica  Comprendiendo mi ambiente, como un programa de educación ambiental permanente y comunitario que permita integrar de manera sostenible los nuevos conocimientos desde la aplicación del DPA. Los talleres de educación ambiental especialmente diseñados para conformar el PEA permiten comprender a la comunidad que la educación a través del binomio comunicación-educación, es un modelo vivo de intervención que debe alinearse a las características de los que participan en él en sinergía con el saber local e histórico de las comunidades (Santamaría, 2009).

 

Bibliografía

Bauman, Z. (2015). La globalización. Consecuencias Humanas. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica

González, J.J. (2017). Comunicación sustentable y responsabilidad social empresarial. En E. R. Ramírez & R. Arévalo (Coords), Mitos y caminos de la responsabilidad social en México. (pp. 123-131). Ciudad de México, México: Investigaciones y Estudios Superiores, S.C. Universidad Anáhuac México en coedición con Editorial Tirant Lo Blanch México

Hall, S. (1984). Notas sobre la desconstrucción de lo popular. Samuel Ralph (ed.). Historia popular y teoría socialista, Critica, Barcelona, 183-201. Recuperado de http://www.ram-wan.net/restrepo/hall/notas%20sobre%20la%20deconstruccion%20de%20lo%20popular.pdf

Pozas, R. (1989). Guía general cualitativa para la investigación autogestionaria de los pueblos indígenas. Instituto Nacional Indigenista. Facultad de ciencias políticas. UNAM. Primera edición. Recuperado de https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/derecho-comparado/article/view/2971/3227

Ramírez, R. (2017). Comunicación sustentable y responsabilidad social empresarial. En E. R. Ramírez & R. Arévalo (Coords), Sustentabilidad: polisemia, determinantes, necesidad; contexto y evolución. Un repaso. (pp. 21-45). Ciudad de México, México: Investigaciones y Estudios Superiores, S.C. Universidad Anáhuac México en coedición con Editorial Tirant Lo Blanch México

Santamaría, B. (2009). La mujer indígena, sus saberes tradicionales y la educación ambiental: una intervención en la cuadrilla Guadalupe Amuzgos, Oaxaca 2006-2007 (Tesis de maestría). Recuperada de http://200.23.113.51/pdf/26216.pdf

 

Dr. Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán

Profesor investigador de la Facultad de Comunicación, en el Centro de Investigación para la Comunicación Aplicada (CICA) de la Universidad Anáhuac México y perteneciente al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel 1

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https://orcid.org/0000-0002-1968-9755

 

Mtra. María Fernanda Azuara Hernández

Estudiante del Doctorado en Investigación de la Comunicación (DIEC) de la Facultad de Comunicación de la Universidad Anáhuac México

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https://orcid.org/0000-0001-6786-7176

Teléfono celular 55-2728-0275

 

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“pálido.deluz”, año 10, número 131, "Número 131. Escuela y pandemia: ¿Cómo regresar a clases? (Agosto 2021)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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