No sólo se debe revisar la llamada e inexistente educación indígena, sino toda la enseñanza, desde prescolar hasta universidad.
El sistema educativo es el troquel con que se crea a los ciudadanos; hay de primera, segunda y tercera clases. El tedioso, aburrido y aletargante sistema de formación básica destruye la creatividad, el sentido crítico y analítico del ser humano. Uniforma a millones de niños para que sean dóciles obreros, empleados y desquiciados consumidores, individualistas, competitivos.
El sistema educativo es un modelo impuesto por el poder económico mundial. Se requiere volver a nuestras raíces, tomar lo mejor de nuestro pasado. Somos la única civilización antigua que tuvo un sistema de educación pública de carácter obligatorio y gratuito durante más de 10 siglos. Nadie en el mundo antiguo tuvo estos cimientos, que siguen vivos en el banco genético del pueblo del Anáhuac. Se requiere, ante la inminente caída del sistema neocolonial y el mundo posmoderno, una educación para la vida, para la humanidad del futuro, porque con los niños de ahora se construirá el futuro.