Con tu cuerpo color fuego, noctámbulo engreído,
sales de tu guarida en piel luminiscente.
Saludas con tus pinzas alegres,
par de pedipalpos de dedos largos,
y ese tu exótico tóxico aguijón.
Figura de caparazón flexible
emerges con todo tu poder de medialuna,
picadura letal de criatura diminuta.
Son tus gráciles patitas danzarinas
las que marcan en la tierra
infinitas constelaciones de estrellas,
te buscas entre ellas.
Buscas y encuentras al escorpión,
digno representante de la oscuridad de los cielos,
símbolo de la pasión, vibración en alta frecuencia,
metafísica sexual y arácnido seductor sin igual.
Hermoso animal celoso y posesivo,
tu libertad, solitario errante, me tomó por sorpresa,
presa envenenada muere enamorada,
sin tener a la mano su antídoto antialacrán.