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Martes, Abril 23, 2024

Nadie podría poner en duda el poder que la música posee en diversos aspectos en la vida y la sociedad: genera vínculos, permite externar emociones, ayuda al autoconocimiento y es una gran fuente placer, entre muchas otras situaciones. Una de las tantas particularidades que tiene la más misteriosa de todas las artes es el lazo que logra establecer con el pasado.

La música tiene una fuerza evocadora magnífica, es capaz de despertar recuerdos y llevar a nuestra memoria a los tiempos y lugares que asociamos con determinadas canciones, trae a personas que ya no están en nuestra vida o nos recuerda aquellos momentos dolorosos o alegres por los que alguna vez atravesamos.

Resulta, entonces, un proceso sumamente interesante el que se vive con la música que se ha producido a lo largo de la historia de distintas épocas, y, más aún, cuando esa música fue producida antes de nuestro propio nacimiento.

Tal es el caso de la infancia de muchos de nosotros, que crecimos escuchando la música que oían nuestros padres, esas piezas que los hicieron felices en su adolescencia y juventud. Para mí, el grupo español Mecano es el perfecto ejemplo de lo que he tratado de explicar hasta ahora. Sus éxitos más grandes de los años 80 del siglo pasado rebasan, todos ellos, los treinta años de existencia, naturalmente.

En este sentido, el grupo de Ana Torroja y los hermanos Nacho y José María Cano, aunque antecedió mi propio nacimiento, tiene para mí, un fuerte contenido emotivo y nostálgico, pues, sus canciones llenaron mi infancia con sus letras y particulares historias y es por ello que hacer un recuento de su impacto y relevancia, ahora, tantos años después de que ellos tocaron las cumbres del éxito resulta ser sintomático en el sentido más amplio de la palabra.

Es que no es posible olvidar aquellas canciones polémicas cuyas letras levantaban ámpula en la sociedad de la época y se convertían en himnos para los jóvenes que se liberaban cada vez más de los prejuicios, tal es el caso de “Mujer contra mujer” (Descanso dominical, 1988) que narra el amor prohibido entre dos personas del mismo sexo, tema tabú por excelencia, y que abriría una brecha que no se detendría en su avance hacia una sociedad más abierta y respetuosa de la diversidad.

Tampoco podríamos dejar de pensar en otras canciones icónicas de la agrupación como “Hijo de la luna” (Entre el cielo y el suelo, 1986) que con un tono legendario nos invita a escuchar la historia de aquella gitana deseosa de la maternidad y que nos recuerda a las canciones tradicionales de esta etnia, históricamente discriminada y vagabunda. Cada que escucho esta melodía no puedo dejar de pensar en el poeta Federico García Lorca y su “Romance de la luna, luna” contenido en su célebre Romancero gitano (1928); en ambos, la Luna, como personaje, termina quedándose con el niño, después del llanto y la violencia. El símbolo lunar del tarot y de otras tradiciones se hace presente como una referencia perenne de lo femenino, lo oculto, la muerte y la fertilidad.

Y qué decir de “Cruz de navajas” (Entre el cielo y el suelo, 1986), el terrible engaño amoroso de la pareja que comparte todo, incluso el nombre: Mario y María, los esposos que han caído en la típica rutina de la cual solamente sería posible escapar gracias a la tragedia. Las largas y afiladas garras del destino y de la muerte separarán a estos dos a través de la violencia y la impunidad de los culpables. 

Por otro lado, tenemos “No es serio este cementerio” (Entre el cielo y el suelo, 1986) que le da la vuelta a las historias tradicionales de fantasmas, en esta canción encontramos a los muertos festejando, bailando y compartiendo. Aquí se construye una especie de utopía en la que los habitantes del panteón, evidentemente, no tienen ya de qué preocuparse. Su originalidad y tratamiento, no tienen comparación: “el cielo por mí, se puede esperar”.

Con el éxito “Hawaii-Bombay” (Ya viene el Sol, 1984) nos consolamos ante la imposibilidad de salir de vacaciones a los destinos paradisiacos que todo mundo desea y nos conformamos con imaginar el mar mientras nos sumergimos en la tina del baño, qué manera de retratar la realidad tan certera y humana.

Por supuesto que hay muchas otras que, con su poder inspiraron a una generación y que han trascendido en el tiempo, debemos mencionar algunas como: “Me cuesta tanto olvidarte” (Entre el cielo y el suelo, 1986), “Maquillaje” (Mecano, 1982), “Aire” (Ya viene el Sol, 1984) o la celebérrima “Hoy no me puedo levantar” (Mecano, 1982) que da título a la exitosa obra de teatro musical en la que se homenajea a este trío inolvidable.

No cabe duda de que Mecano fue un gran éxito de su tiempo, llevaron la canción en nuestro idioma a otro nivel, con su estilo de rock-pop y sus letras contestatarias. Con sus propias voces cantaron en francés algunos de sus éxitos y su música retumbó en lugares tan lejanos y exóticos como Japón o Filipinas.

A mí me queda la nostalgia de los años de mi infancia, primero cantando sin entender nada y después, en la adolescencia, empezando a ver la profundidad de las canciones favoritas de mi mamá.

Me hubiera gustado verlos en un concierto, con sus figuras andróginas y sus extravagantes vestuarios. Creo que se trata de una nostalgia heredada, pues, el grupo se disolvió cuando yo apenas contaba con dos años de edad y, sin embargo, me remito nuevamente a ese poder musical, capaz de transgredir tiempos, espacios y generaciones.

Me quedaré, por supuesto, con el deseo incumplido de presenciar una actuación de ellos en vivo, así, jóvenes y en los cuernos de la luna, pero con la satisfacción de tener a la mano su obra y legado. Ahora me despido tarareando “Me río de Janeiro” (Ya viene el Sol, 1984) mientras le pongo a este texto, punto final.

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“pálido.deluz”, año 10, número 130, "Número 130. Lecciones de ética y justicia ambiental en la crisis climática (Julio 2021)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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