Mercurio
Leo en la tercera sesión “Casas, terrenos y automóviles” del periódico El Universal del 16 de marzo de 1922 una nota seria, alarmante: “Una grave amenaza parece cernirse sobre la Ciudad y el Valle de México”. La información habla de la forma en que la deforestación provocará torrentes e inundaciones en toda la ciudad y alerta contra el peligro de seguir con esa práctica que, hace un siglo, estaba tomando impulso.
Venus
Recuerdo a mi papá, en 1968, platicándonos de las sesiones del Club de Roma que dan cuenta del caos ambiental presente ya en esas épocas. Recuerdo con particular fascinación y miedo la idea de que la Ciudad de México se ampliaría ininterrumpidamente desde el Zócalo hasta Pachuca, Cuernavaca, Toluca, incluso Puebla. Sucesión interminable de casas y calles. Recuerdo mis últimos recorridos hace un año por carretera y haber visto esa sucesión de casas y calles, apenas con algunas burbujas verdes en las zonas más altas, pero indudablemente amenazadas por la “mancha urbana”, nombre adecuado de película de terror.
Tierra
Hace unos cuantos años, o al menos así lo recuerdo, el camino desde Ciudad Universitaria hasta la salida a Cuernavaca era, más o menos, un imponente pedregal volcánico habitado por serpientes y cactáceas, con cielos sobrevolados por zopilotes y alguna águila ocasional. El paisaje actual, con sus casas, edificios y centros comerciales es, irónicamente, más vacío y desértico que el anterior paisaje. Un ecosistema completo borrado bajo la fealdad intrínseca, simbólica y real, del urbanismo neoliberal.
Marte
Hace 99 años ya en los periódicos se alertaba de un problema, mismo que se ignoró; en la actualidad se sigue alertando y tampoco se hace caso o, peor aún, son objeto de burla o de la vileza de que se les acuse de vendidos o instrumentos de oscuros poderes. La verdad es que el planeta se acaba, y esa es la visión optimista del problema.
Cinturón de asteroides
Mientras tanto, en las aulas por el momento virtuales de la Unidad 095 de la Universidad Pedagógica Nacional se habla, se discute, se investiga y se elaboran propuestas esta situación y la manera de ofrecer una opción liberadora y revolucionaria dentro del programa y las sesiones de la Maestría en Educación Ambiental en la que, como hace medio siglo, creemos que somos realistas y estamos dispuestos a pedir, a exigir, lo imposible.