La Escuela Universitaria de Artes TAI, en Madrid, trabaja con Gustavo Santaolalla para preservar piezas mesoamericanas, africanas y europeas.

Leticia Sánchez Medel

Medio siglo de experiencia avala a la Escuela Universitaria de Artes TAI, en Madrid, España, que se ha se ha lanzado a experimentar con sonidos de instrumentos mesoamericanos, africanos y europeos en desuso o en peligro de desaparecer.

Desde 1981 la UNESCO reconoce esta problemática, tras emitir una guía para registrarlos con la finalidad de contribuir a su preservación. En 2003, en su convención sobre Patrimonio Inmaterial, incluyó los instrumentos en peligro de extinción con el argumento de que perderlos implicaría borrar parte de la historia.

Daniel Batán, director del Área de Música de la Escuela Universitaria de Artes TAI, explica que para contribuir a su resguardo la institución creó el programa Inteligencia musical y para impulsarlo invitó al músico Gustavo Santaolalla, uno de los compositores de la banda sonora del videojuego The Last of Us y ganador de dos premios Oscar por las de Brokeback Mountain (2005) y Babel (2006).

La idea es dar una nueva vida a instrumentos y sonidos perdidos o en riesgo de extinción a través de tecnología e innovación y teniendo una base de sonidos para formar un repositorio sin fines lucrativos, explica.

En entrevista con MILENIO dice que esta propuesta prácticamente no existe en otras escuelas y menos avalada por una figura como Santaolalla.

“Dicho material musical no se encuentra en las librerías de sonidos, ya que no existe en el mercado algo similar. Por eso nosotros estamos creando esa base de datos, ya llevamos una veintena de sonidos porque es un trabajo arduo al que hay que dedicarle mucho tiempo, pero poco a poco iremos sumando más instrumentos y más sonidos”.

Inteligencia musical

Es una iniciativa ambiciosa por el número de instrumentos que existen en este repositorio: la ocarina jaguar empleada por los mayas; la vasija silbadora búho de agua, utilizada por las culturas nazca, vicus y mochica; la flauta sin agujeros pincullo, empleada por los indígenas amazónicos; el krin, que permitía establecer comunicación a varios kilómetros de distancia, empleado en Oceanía y en África, y otros de origen europeo como el rabel, el violín de los pastores trashumantes de España.

Dicho estilo creativo es impulsado por Santaolalla, ya que él recurre al punteo del ronroco, instrumento de origen boliviano que ha utilizado en la composición de la banda sonora del videojuego mencionado.

Batán comenta que la música actual tiende a unificar los sonidos, por lo que se vuelven repetitivos y comunes.

“Como universidad buscamos abrir nuevas vías y generar nuevas herramientas para el alumnado, que en un 30 por ciento es de origen latinoamericano. El material reunido lo ponemos al alcance de cualquier persona.

“Básicamente lo que hacemos es recuperar esos sonidos de los instrumentos antiguos al grabarlos como sonidos puros, pero además los procesamos para conseguir nuevos colores, es una forma de encontrar otros caminos, esa es nuestra apuesta de grabar y utilizar esos instrumentos en vía de extinción, que están en desuso o que son utilizados de manera esporádica”.

Se valen de inteligencia artificial para codificar algunos sonidos y hacer “un poco más interesantes” otros ya procesados.

De esta forma también se preservan y enriquecen los sonidos emanados de instrumentos poco usados o a punto de desaparecer. El resultado es otro sonido, “distinto a los que en la actualidad se escuchan por todos lados”, refiere.

“El rabel de dos cuerdas fue utilizado por uno de los alumnos que era violinista y decidió tocarlo con arco, el resultado fue una sonoridad maravillosa de un instrumento tradicional, logrando conseguir un sonido totalmente diferente. Eso demuestra que los jóvenes tienen absoluta libertad para conseguir otras formas de interpretar y también de componer, desarrollar, investigar y seguir creciendo para encontrar nuevas vetas”.

Precisa que existen centenares de instrumentos musicales en peligro de desaparecer a pesar de que constituyen parte de la identidad y de las raíces culturales de nuestras sociedades.

Registrar su sonido permitirá que perduren en la memoria auditiva e histórica de la humanidad, por lo que la intención de Escuela Universitaria de Artes TAI es darles una nueva vida a esos instrumentos de la antigüedad con la iniciativa “Inteligencia musical” que promueven la originalidad, pues según un estudio del CSIC, que analizó medio millón de canciones del último siglo, se percibe una gran homogeneización.

Milenio, Ciudad de México / 12.07.2023 04:36:52