En tiempos de pandemia y confinamiento, las plataformas digitales en línea han gozado de un auge que no se había imaginado. Así, la empresa de entretenimiento Netflix ha puesto a disposición una cartelera de diversos contenidos audiovisuales: series, documentales y películas, que han tenido un alto rating y una gran demanda por parte del público.
Entre las series más vistas y exitosas se encuentra Dark (Bo Odar & Friese, 2017-20), una saga distópica germana que se desarrolla en un ficticio pueblo de Alemania, Winden, y en el que la construcción de una central nuclear y la desaparición de niños se vuelven los hilos conductores de una trama que involucra a varias familias y viajes en el tiempo.
En nuestro más reciente libro, Cine, educación ambiental y sustentabilidad (Ramírez & Meixueiro, 2020) proponemos una serie de categorías para el análisis de películas que asociamos a problemáticas ambientales o que consideramos son susceptibles de incluirse en educación ambiental. Así, consideramos que Dark es un buen ejemplo de serie que se puede incluir en lo que podríamos denominar “cine distópico de crisis ambiental en una sociedad capitalista y poscapitalista”. A continuación nos explicamos.
En el análisis de cintas con contenido para educación y, particularmente para educación ambiental, hemos organizado un conjunto de categorías que nos han permitido abordar y describir reflexiones y puntos problemáticos en esos campos sociales. Desde Cine y educación. La vida es mejor que la escuela (Ramírez & Meixueiro, 1998), pasando por Cine y educación ambiental (Ramírez, Meixueiro, & Escobar, 2015) hasta el texto mencionado, podríamos sintetizar que, a través del cine, es posible analizar tres tipos de sociedades que giran alrededor del modelo capitalista de manera histórica. A saber, existen películas que abordan aspectos ambientales en un contexto de sociedades precapitalistas (desde el origen del universo hasta la Modernidad); sociedades capitalistas (desde la Modernidad hasta el momento); y como un escenario futuro, hay películas que prefiguran lo que serán las sociedades poscapitalistas.
Tomamos como eje diacrónico los tres tipos de sociedades que acabamos de mencionar, donde se encuentran, como punto central en el eje de análisis, las sociedades capitalistas y, desde esta perspectiva temporal, lo consideramos un análisis del presente: las sociedades precapitalistas como escenario del pasado; y las sociedades poscapitalistas como horizonte futuro. Este eje diacrónico se articula con dos categorías fundamentales en nuestros análisis: la relación Sociedad-naturaleza y la crisis ambiental.
La categoría Sociedad-naturaleza fue el resultado más alto de los análisis que fuimos induciendo en el programa de televisión DocumentArte, y que después de haber abordado 133 cintas, observábamos que esta categoría representaba un 40.6%, situándose en primer lugar; y la categoría de crisis ambiental, el segundo con 20.3% (Ramírez, Meixueiro, & Escobar, 2015, pp. 78 y 79). Allí explicamos que la mayoría de las películas que estábamos abordando contenían elementos de problemáticas sociales y socioambientales, provocadas fundamentalmente por el estilo de desarrollo dominante en nuestro planeta, el capitalismo, y que evidenciaba una particular relación entre la sociedad y la naturaleza.
“Por esa razón, en el libro Cine y educación ambiental (2015) describíamos la relación Sociedad-Naturaleza como un vínculo que no aborda al hombre en sentido abstracto y/o aislado, sino como un integrante de la sociedad en su conjunto. Por tanto, nos interesaba la manera en que los grupos sociales, las instituciones y sus expresiones culturales se vinculaban con el entorno y se manifestaban en el mundo natural.” (Ramírez & Meixueiro, 2020, pág. 112)
La crisis ambiental, por otro lado, es uno de los núcleos conceptuales que permite develar los problemas y contradicciones de la civilización contemporánea. “Cuando decidimos seleccionar la crisis ambiental como categoría de análisis en las obras cinematográficas, descubrimos un yacimiento inagotable de reflexión. En nuestro anterior libro, Cine y educación ambiental (2015) colocamos esta categoría como elemento central de análisis en películas donde se expone ´la particular apropiación de la naturaleza en el estilo de desarrollo dominante en la época actual” (Ramírez & Meixueiro, 2020, pág. 86)
La serie Dark, que cuenta con tres temporadas exhibidas en 2017, 2018 y la última en el 2020, tiene como escenario protagónico una Central Nuclear en el pueblo de Winden. Así que podemos ubicarla como una cinta que describe elementos de las sociedades capitalistas. En los capítulos de la primera temporada, la trama se ubica inicialmente en 2019, en Alemania. Desde la presentación de los personajes sabemos que la Central Nuclear juega y jugará un papel significativo en la ciudad y en las historias de las familias que viven allí, por lo que el análisis de la relación sociedad-naturaleza y la crisis ambiental destacan como criterios importantes.
En el desarrollo de los capítulos, ocurre el suicidio del padre de Jonas, protagonista de la serie, y la desaparición de un niño, Mikkel. Estos incidentes generarán una serie de problemas y conflictos en las familias y autoridades del pueblo, y que llevarán a Jonas y otros personajes, a descubrir que en una cueva cercana a la Central Nuclear pueden viajar en el tiempo. Es curioso que en esta temporada los viajes en el tiempo sean a 1986 y 1953, en misteriosa correlación de 33 años entre las fechas. Al final de esta temporada, Jonas aparece en 2052, en un devastado y apocalíptico pueblo de Winden.
Un dato histórico que llama la atención en el desarrollo de la energía nuclear en el planeta, es que la construcción de la primera Central Nuclear se realizó en 1954 en la antigua URSS. En la serie, mientras se desarrolla la trama de los viajes en el tiempo, el espectador es testigo, en el Winden de 1953, de la promoción que se hace para construir una planta Nuclear en el poblado. Otro hecho importante es que en abril de 1986 ocurre uno de los desastres nucleares y medioambientales más terribles de la historia humana: la explosión de un reactor nuclear en Chernóbil, Ucrania. Este hecho es mencionado también en la serie, cuando están en el año correspondiente. Al finalizar la temporada, Jonas viaja al futuro, año 2052, en un Winden destruido por la evidente explosión sucedida en la Central Nuclear en 2019.
El desastre de Chernóbil representa, tal vez, la peor catástrofe medioambiental en la historia de la humanidad. Este accidente no sólo afectó ambientalmente al planeta y la región de Europa del Este; también evidenció la carrera por el control de la energía nuclear que pretendían ganar las potencias vencedoras en la segunda guerra mundial, y que se polarizaron en el contexto de la guerra fría. Un síntoma inequívoco de la crisis del mundo moderno.
Así, y de acuerdo con lo que hemos analizado hasta el momento, podemos afirmar que la serie Dark contiene elementos de crisis ambiental en sociedades capitalistas, en lo que se refiere a las Centrales Nucleares en el desarrollo de la civilización contemporánea. Pero también prefigura una sociedad poscapitalista catastrófica, al presentarnos un escenario distópico en el 2052, debido a la explosión de la Planta Nuclear en Winden.
Por otro lado, la serie Dark también prefigura uno de los grandes problemas filosóficos no resueltos en la Modernidad y que aparece desarrollado en la trama principal de la historia: ¿Qué es el tiempo? ¿Cómo es posible intervenir en él y controlarlo?
Sin duda, la preocupación por el tiempo es inseparable de la condición humana, pero la obsesión por explicarlo y controlarlo es más reciente. Creemos que esa obsesión se ha ido fraguando a partir del desarrollo del pensamiento moderno, base de lo que se considera hoy conocimiento científico. Luis Villoro (1992) explica cómo el pensamiento moderno obedece a la pérdida del centro en la Edad Media Europea, tanto de la imagen de la naturaleza, como de la idea del hombre. De una cosmovisión finita, ordenada, jerarquizada y centrada en Dios y en la Tierra; se fue transformando, en el Renacimiento europeo, hacia una visión antropocéntrica que colocaba al sol como centro y al universo como un espacio indeterminado, regido por leyes universales, y al individuo burgués como un ser capaz de autodeterminarse sin el peso de las jerarquías sociales. De ese modo, la naturaleza y la razón humana individual significaban una empresa fundamental para descubrir, conocer y determinarse.
Con respecto a la ciencia moderna, Villoro indica:
“La magia natural primero, la ciencia matemática después, ponen en obra una forma de racionalidad; la que está al servicio de una voluntad de transformación y de dominio. Se trata de encontrar los medios adecuados para que nuestra acción sea eficaz y pueda así llegar a los fines que se proponga. Se trata de convertir el conocimiento de la naturaleza en instrumento para construir nuestro propio mundo.” (Villoro, 1992, pág. 204)
En la segunda y tercera temporadas de Dark seremos testigos de la obsesión de varios personajes por entender los viajes en el tiempo y poder controlarlo, a fin de evitar el desastre nuclear además de los destinos fatales de los protagonistas y de las familias involucradas del pueblo. Así, a través de una compleja trama que retoma teorías científicas de la física, algunos postulados filosóficos y mitos grecolatinos, vemos a Jonas y Martha, Adam y Eva, personajes protagónicos de la serie, entendiendo y reinterpretando los viajes en el tiempo, con las consecuencias evidentes que esto representa.
En las últimas dos temporadas finales destaca un par de personajes secundarios: Claudia Tiedemann, que en 1986 es nombrada jefa de la planta nuclear en Winden y quien va descubriendo el secreto detrás de la Central nuclear. Así, se transforma en una de las viajeras en el tiempo a través de la “partícula madre” o “partícula oscura” que se genera con desechos radioactivos, o por medio de la máquina del tiempo que le encarga en 1954, a Heinrich G. Tannhaus, un relojero dedicado a investigar las leyes del espacio-tiempo y que, a la postre, publicará un libro sobre viajes en el tiempo.
En nuestra cultura universal existe una amplia y variada producción narrativa y cinematográfica sobre los viajes en el tiempo que corresponden al siglo XIX, XX y XXI, en el contexto de sociedades capitalistas. Ello confirma nuestras conjeturas acerca del desarrollo del pensamiento moderno y sus preocupaciones y obsesiones de autodeterminación y control de la naturaleza; no obstante, creemos que ninguna de ellas tiene la complejidad de la serie Dark que comentamos en este espacio.
Algunas obras literarias que consideramos significativas acerca de viajes en el tiempo son: La máquina del tiempo (1885) de H. G. Wells, y su secuela Los argonautas del aire (1888); Un yanqui en la corte del Rey Arturo (1889) de Mark Twain y El fin de la eternidad (1955) de Isaac Asimov. En televisión, la serie El túnel del tiempo (1966-67) de Irwin Allen, marcó el imaginario de muchos adolescentes de finales de los sesenta y la década de los setenta.
En cuanto a Obras cinematográficas que abordan viajes en el tiempo podemos mencionar la popular Regreso al futuro (EEUU, 1985) de Robert Zemeckis; Terminator (EEUU, 1984) de James Cameron; las dos versiones fílmicas de H. G. Wells: primero La máquina del tiempo (EEUU) de 1960 del director George Pal y la más reciente de Simon Wells (EEUU, 2002). Otras más recientes son Medianoche en Paris (EEUU/Francia, 2011) de Woody Allen y Al filo del mañana (2014) de Doug Liman.
La idea de que es posible viajar en el tiempo por medio del control (o descontrol) de la energía nuclear, supone una especulación científica que manifiesta uno de los propósitos del pensamiento moderno y que, desde la alquimia y las nacientes disciplinas empíricas del siglo XVII, fueron forjando al nuevo hombre moderno, que se pensó con la capacidad de determinar su destino y de poseer el dominio total de la naturaleza. Sin embargo, el desarrollo de la historia en la serie Dark nos plantea los límites del conocimiento científico, el fracaso de la autodeterminación del individuo y la imposibilidad de dominar la naturaleza. No es gratuito que en varios de los capítulos, aparezca una frase de Newton: “Lo que sabemos es una gota, lo que ignoramos es un océano.” Así, Dark nos invita a reflexionar en la profunda crisis civilizatoria en la que estamos confinados.
Referencias
Bo Odar, B., & Friese, J. (Dirección). (2017-20). Dark [Película]. Alemania/EEUU.
Ramírez, R. T., & Meixueiro, A. (1998). Cine y educación. La vida es mejor que la escuela. México D.F., México: Ediciones Taller Abierto.
Ramírez, R. T., & Meixueiro, A. (2020). Cine, educación ambiental y sustentabilidad: articulaciones y comunicaciones posibles. Guadalajara, Jalisco, México: SEMARNAT/La Zonámbula/Pálido punto de luz.
Ramírez, R. T., Meixueiro, A., & Escobar, O. (2015). Cine y educación ambiental. Guadalajara, Jalisco, México: La Zonámbula/Pálido punto de luz.
Villoro, L. (1992). El pensamiento moderno (1a edición electrónica, 2013 ed.). México D.F., México: F.C.E.