"La reflexión es una forma de escudriñar el pasado,
una combinación de recuerdo y pensamiento al mirar lo que hemos escrito”
(Meek; 2004; 42).
En artículos anteriores, hemos hecho referencia a la importancia de la Narrativa autobiográfica para la reflexión docente, ahora iremos más atrás y la expondremos como un abordaje existencial en la formación docente. Entendemos este abordaje como llave del autoconocimiento, lo que permitirá a toda persona concientizarse y actuar en consecuencia para mejorar todos los aspectos de la vida.
La Misión de la escuela como producto social debe responder a las exigencias de las sociedades actuales y está obligada a replantear su papel y dinámica, requiere la participación y compromiso de todos los actores: alumnos, docentes, padres de familia y autoridades; debe avanzar hacia un currículo escolar que colabore a la autoformación y toma de decisiones en situaciones de incertidumbre y riesgo. Derivado de esta misión, se requiere formar docentes más competentes y comprometidos con su entorno, para dar respuesta a los enormes desafíos que se presentan en la actualidad. Al adoptar nuevos retos para nuestro sistema educativo, también debemos aceptar nuevos retos para quien es docente. Es necesario reconstruir la escuela y quien juega un papel central como actor es quien conduce un grupo… también se debe reconstruir social y culturalmente a los y las maestras.
Necesitamos a aquellos docentes, hombres y mujeres, que tengan un conocimiento pleno de sí mismos y estén conscientes de sus propias capacidades, para motivar a sus alumnos a ser una mejor versión de ellos mismos. Es por ello por lo que hacemos hincapié en la formación docente.
De Souza (2011) define la formación como “un movimiento constante y continuo de construcción y reconstrucción del aprendizajes personal y profesional involucrando saberes, experiencias y prácticas (pág. 44)”. Es decir, que durante un proceso de aprendizaje el individuo al involucrar sus vivencias y experiencias se reconstruye. Su definición se contrapone a otros modelos de aprendizaje donde lo único importante es el conocimiento. Formar un individuo no significa solo transmitirle conocimientos o moldearlo de acuerdo con un prototipo. Formar en toda la extensión de la palabra y con toda la responsabilidad que esto conlleva es interactuar con su medio y potenciar sus capacidades.
Josso (1991) hace una síntesis profunda y completa de la concepción de formación, concluyendo que existen tres perspectivas:
- “La primera se centra más en la acción educativa que en el proceso de formación, comprendiéndola como aprendizaje de competencias y de conocimientos, la cual se asienta en la racionalidad técnica.
- La segunda amplía la concepción y entiende la formación como un proceso de aprendizaje y conocimiento;
- La tercera comprende la formación centrada en el sujeto, como un “proyecto, producción de su vida y de su sentido” (En Souza, 2011; pág. 47)”.
Dada la importancia de la formación de docentes, es momento de preguntar ¿Cómo lograr que el individuo trabaje un conocimiento sobre sí mismo y conecte sus vivencias con los otros? Una de las respuestas es emplear la narrativa autobiográfica, porque al darle voz a su vida se hace consciente de ella, relaciona hechos de su pasado con su presente y encuentra explicación a otros sucesos.
La formación pensada como autoformación se potencia con el abordaje experiencial o biográfico. Para Pineaud la formación está gobernada por 3 amos:
Según Pineaud (al recurrir a Rousseau, 1983 y 1999), la formación es el resultado de la interacción de tres factores que él denomina los tres amos. Como puede observarse en el cuadro, el resultado de todo ello es dotar de autonomía y reflexividad al sujeto consiguiendo empoderarlo (En Souza; pág. 49). Se trata, para decirlo de otra forma, de un auto concepto, de una identidad personal y profesional y una identidad social. Maestras y maestros con una clara noción del porqué son capaces de contribuir a la educación de otros y cómo favorecen que sus estudiantes saquen lo mejor de sí mismos; docentes con una autoestima profesional llena de dignidad y ejemplaridad; un ambiente donde padres de familia y autoridades contribuyan a la generación de los mejores docentes, becas y sistemas que promuevan que los estudiantes más calificados y competentes se decidan a ser profesionales de la educación, un sistema donde los mejores egresados de nuestros sistemas educativos sean profesores y profesoras que enseñan roles modelos a quienes seguirán sus pasos. Debemos reconstruir un modelo académico que deje de despreciar a quienes deben asumirse como líderes formando a nuevos líderes.
La propuesta de utilizar la narrativa autobiográfica como abordaje existencial, pretende colocar al docente en formación al centro del proceso, como apunta Souza (2011) “centrarse en sus historias, singularidades y subjetividades, en las experiencias construidas a lo largo de su vida y en el proceso de formación y autoformación... y posibilitar al sujeto a ampliar sus capacidades de empoderamiento, reflexividad, iniciativa y creatividad en su desarrollo profesional.” (pág. 53).
Los docentes en México escriben mucho, pero solamente en formatos preestablecidos: los reportes escolares, los programas de clase, los cronogramas, los informes de avance programático, la valoración y evaluación de sus estudiantes, la información de la zona escolar… Sin embargo, todos esos escritos no dan cuenta de lo más importante que pasa en el aula: la formación de los y las alumnas. No se escribe sobre el asombro de los participantes, ni sobre los temas que les preocupan o apasionan (deportes, series televisivas, películas, problemas familiares, sueños e ilusiones, amores y deseos), ni sobre sus condiciones sociales, económicas, culturales, emocionales. Tal vez, lo peor de ese sistema de reporte que tenemos en nuestro sistema educativo es que no desea ninguna información de ello con toda intención. Esa estructura de reporte no quiere saber nada de los problemas ni de los anhelos de los alumnos, ni de los docentes, porque se sabe incapaz de dar respuesta a ellos
Seguramente es complicado iniciar un abordaje existencial, Meza (2017) comparte una experiencia llevada a cabo en el seminario de Maestría en docencia. Mediante la pregunta generadora ¿Qué describe a un buen maestro o a un mal maestro?, incentivó a los alumnos a hurgar en sus recuerdos y con los que no lo logró, los incitó a investigar. El siguiente paso fue entrevistarlos con preguntas como: ¿Por qué te hiciste maestro? Esta pregunta la acompañó por otras preguntas concomitantes previstas en un guion, que podrían ser las siguientes: ¿Qué buscas con el ejercicio de tu profesión? ¿Qué tan realizado te sientes? ¿Qué experiencias significativas han ocurrido en tu vida? ¿Cuáles son tus fortalezas y debilidades? Posteriormente los invitó a transformar sus respuestas en un relato de vida que fue llevado al seminario, para ser intercambiado y compartirlo, es decir, escuchar y ser escuchado.
Como experiencia propia también podemos compartir como docente y alumna, el proceso de abordaje existencial llevado en la UPN 095 en la Maestría de Educación Básica en Animación SocioCultural de la Lengua. Como ejercicio de escritura, se procura sensibilizar a los alumnos con canciones y se pide relacionarlas con su vida y poco a poco son invitados a hurgar en sus recuerdos rehaciendo su historia como lectores. Después, se narra lo acontecido en cada uno de los proyectos de intervención que realizan. Al mismo tiempo leen a autores como Suárez, Meek y algunos otros para documentar teóricamente. Poco a poco, se logra identificar la influencia de otros y del medio en los relatos. Se indica a las y los estudiantes que la historia de vida será parte del trabajo de titulación y en cada sesión comparten algo de su autobiografía y se ven reflejadas en los temas y en los relatos de otras compañeras. Conforme avanzan en el texto, éste se iba relacionando con su actuar docente que cobra otras dimensiones al reflexionar sobre él. Las sesiones con las y los asesores de tesis enriquecen y encauzan las historias, permitiendo hacer descubrimientos personales y profesionales. Todo este proceso permite llegar finalmente a la reflexión sobre fortalezas y debilidades sobre decisiones y acciones de vida. En ese momento, las alumnas suelen empoderarse y tomar las riendas de su vida y de su práctica docente.
Al poner en duda creencias firmemente aceptadas, pero nunca cuestionadas, los docentes enlazan sus recuerdos, consultan a sus familiares, acuden a álbumes fotográficos, rescatan viejos cuadernos y desentierran sus cajas de “tesoros” infantiles, localizan auténticas “cápsulas del tiempo”: mensajes que el infante que fueron dejó como pistas al adulto que son ahora. Sin embargo, suele ocurrir que esos mensajes están en clave, que han sido cifrados. No es posible leerlos de manera lineal, han adquirido una clave simbólica que debe desentrañarse: ¿Por qué el momento donde fue humillada ante sus amigos, significó el punto de arranque de una frase que se convirtió en “mantra” ?: “Nunca más, nunca más… de aquí en adelante sentirán orgullo de lo que hago”… esa niña que nombró a la calle “Aburrida”, ¿sabía que, como persona adulta, lograría que las ceremonias cívicas de su plantel se convirtieran en espectáculos que los padres de familia admiran y en los cuales los y las jóvenes anhelan participar y hacer algo que les entusiasma?... la maestra que lleva el nombre de su padre (a quién nunca conoció) ¿imaginaba enseñar a leer a alumnos y alumnas con dibujos como los que hacía su papá en esa vieja foto que había en la pared de su casa de infancia? La maestra que buscó su autonomía desde la adolescencia ¿diseñó sus cursos para que sus estudiantes escribieran una carta a la presidenta municipal para que evite la contaminación que producen las empresas cerca de su escuela?
Reconstruir y reinterpretar. Dice una canción llamada Memories, tema de la película The way we were, algo que sintetiza el dilema crucial de quien escribe una autobiografía: ¿es que el tiempo ha reescrito cada línea? Si tuviéramos la oportunidad de hacerlo todo, otra vez, dime: ¿lo haríamos? ¿podríamos? (aquí en versión de Glays Knight https://www.youtube.com/watch?v=0uIRy91TOJQ). Si alguien cuenta la misma historia de manera diferente en cada ocasión, ¿llamaríamos mentirosa a esa persona? ¿O es un ejercicio de creatividad, de reinterpretación, de una valoración cualitativa?
No dejemos duda en nuestra respuesta: El enfoque de la narrativa autobiográfica como “método cualitativo” es considerado una herramienta transformadora y una oportunidad en la búsqueda de identidad, donde las historias confluyen y construyen un marco de reflexión que propicia el enriquecimiento personal.
Al narrar nuestra vida nos percibimos como actores de nuestra propia historia y podemos visibilizar las relaciones que hemos establecido con los otros y con nuestro medio. Al mismo tiempo, nos convertimos en agentes de la creación del sentido de nuestras acciones. Somos sujetos, no estamos sujetos a la acción y valoración de alguien más o de una estructura que nos observa como bacterias en la cepa. Somos sujetos porque es nuestra individualidad la que nos permite hacer una lectura subjetiva de nuestra vida, pero siempre es posible una nueva subjetividad a la luz de nuestra interpretación. Aceptemos las palabras de Walt Whitman: ¿Qué tenéis que decirme? / ¿Que me contradigo?/ Sí, me contradigo. Y ¿qué?/ (Yo soy inmenso…/ y contengo multitudes.)
Trabajos citados
Meek, M. (2004). En torno a la cultura escrita. México: FCE.
Meza, J. L. (2017). La formación de los maestros noveles en la guía de las escuelas: una preocupación de ayer y de hoy. Revista Lasallista de investigación, 203-211.
Souza, E. C. (2011). Acompañamiento, mediación biográfica y formación de formadores; dimensiones de investigación-formación. Revista Educación y Pedagogía, 41-56.