César Labastida Esqueda estaba a punto del colapso la mañana del 3 de octubre del 2020.
—Desempleo, enfermedad y muerte, confinamiento, incremento de la actividad laboral, exigencias de clases maravillosas en la virtualidad. ¡Méndigo año, ya que termine!— Dijo para sí el profe Labastida mientras encendía su computadora y se conectaba a la clase virtual.
—Buen día, José Luis. Buen día, Mariana, Andrea. Hola Armenta.
—Hola profe, buenos días.
—Buen día, profe.
—¿Estás allí, Soto? Oye, no estuviste la clase pasada, ¿eh?. Ya tienes cuatro faltas.
—…
—Desbloquea tu micrófono, Soto. No te escucho.
—Profe, dice Soto que tiene problemas en su internet y no puede conectarse.
—Sí, Mariana, pero está allí ahorita. A ver si puedo escucharlo… Buenos días, Elena.
—Buen día, profe.
—Soto, si escuchas, escribe en el chat. Y abre tu video, no te veo todavía.
—…
—¡Soto! ¿Estás ahí? No te escuchamos.
—…
—¡Uuy! Ya se salió Soto de nuevo. Bueno, a ver si regresa en un rato… Vamos a empezar la sesión de hoy…
Y adaptándose a la “nueva normalidad virtual” el maestro César Labastida impartió la clase matutina.
Al cerrar la sesión, a la que el estudiante Soto no pudo conectarse y acumuló cinco ausencias, Labastida navegó un rato por internet. Y encontró una noticia que llamó su atención, marcada como tendencia: “Carta encíclica Fratelli Tutti escrita por papa católico Francisco, Sobre la fraternidad y la amistad social.” Eso lo animó. Se había leído completa la Encíclica anterior Laudato Si y le había gustado. Incluso durante algunos semestres la pidió para discutirla en clase y para que hicieran ensayos los alumnos de posgrado. Les argumentaba que fueran o no católicos el documento valía la pena, hablaba de educación ambiental y lo había escrito uno de los pocos líderes del mundo actual.
El profesor Cesar buscó una versión completa en internet de esta nueva encíclica Fratelli Tutti. La encontró en formato pdf y comenzó a leerla. Descubrió con entusiasmo que el documento del jerarca católico habla de colonialismo cultural, de libertad y justicia, de la unidad mundial, la democracia, la esperanza, el cuidado del medio ambiente. Halló que el Papa Francisco describe el modelo actual de sociedad como un proyecto vacío e inmediatista; que aborda problemas como el envejecimiento de la población mundial, las guerras, las migraciones, la tecnología, la comunicación como ilusión. César leyó la crítica que hace el pontífice católico al individualismo y al populismo, y cómo defiende la vida con dignidad, el derecho de los pueblos. Le gustó sobre todo la claridad y la síntesis con la que está expresada la encíclica.
En un impulso involuntario, César empezó a compartir el documento en sus redes sociales. Después se quedó pensando en tres temas, que trató de entrelazar en una libretita que tenía a un lado de la computadora: la pérdida del sentido de pertenencia en la humanidad; el dogma neoliberal y la manera en que ese dogma afecta a las alternativas educativas en la modernidad.
Como si estuviera en un salón, César Labastida comenzó a dibujar un esquema conceptual y hablaba al mismo tiempo, tratando de explicárselo:
—En efecto, si hay individualismo dominante, no puede haber una reconstrucción del sentido de ser parte de la especie humana, y se pierde la solidaridad, el sentido de comunidad y de hermandad. A eso hay que sumarle este dogma neoliberal y su trinidad: la rentabilidad, el dinero y la productividad.
El profesor César se detuvo mientras interconectaba los conceptos que había trazado con cuadritos y flechitas. Y continuó:
—Si pensamos que algunas alternativas educativas son colaborativas, críticas, sociales, comunitarias, históricas y dialogadas, entonces vemos puntos de tensión contra este modelito, en el que se combinan asuntos como una educación por competencias.
Cesar recordó que tenía otra clase virtual. Prendió el Zoom, recibió a los estudiantes y preguntó acercándose a la pantalla:
—¿Alguien sabe que significa Fratelli Tutti?