La educación y las expresiones artísticas tienen un vínculo estrecho que se ha demostrado de múltiples maneras a través del tiempo, desde los murales que están plasmados en diversos edificios educativos, hasta las obras literarias que religiosamente se retoman en los diferentes niveles de estudio como parte del desarrollo integral de los estudiantes.
Y al igual que la educación, el arte se impregna del contexto sociocultural y económico del momento, prueba de ello son las transformaciones en las pinturas o esculturas durante las múltiples etapas de la historia de la humanidad. En el caso de nuestro país, el movimiento revolucionario fue un parteaguas para la visión de la sociedad, permitiendo una libertad de expresión que hasta años antes se había visto reprimida; con esta nueva oportunidad de cambio, se pudo hacer una crítica social y plasmar en las diversas expresiones artísticas las opiniones que se tenían del gobierno, de la cultura actual, así como de las esperanzas que se albergaban sobre el futuro.
Hasta hace poco escuché el nombre del estridentismo, un movimiento cultural que surgió precisamente después de la lucha revolucionaria, el cual, por lo que revisé, es poco conocido, aunque se trataba de una postura innovadora basada en el rechazo a lo establecido y a la apuesta por la modernidad. Al estar revisando al respecto, pensé en los grandes muralistas de las décadas posteriores a la revolución, quienes plasmaban en sus obras las ideas que tenían sobre el futuro de la humanidad; en especial vino a mi memoria el mural elaborado por José Clemente Orozco en el Teatro al Aire Libre de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, llamado Alegoría Nacional, cualquier normalista tiene que verlo alguna vez, ya que es un lugar icónico de nuestra amada institución
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En este mural se hace un recuento de la prehistoria, del México Antiguo, del momento de la Conquista española, de las guerras internas de nuestro país, así como de la situación actual del momento de su creación, donde, también se plasmaba la tecnología desde dos perspectivas: considerándola como una opción para avanzar hacia el futuro y reconociendo también el estancamiento que puede provocar cuando no se usa adecuadamente. Además de estos elementos, resalta la técnica utilizada, ya que parte de una idea tridimensional que permite observar ciertos objetos como si salieran del mural. A todo esto, se suma la ubicación de esta obra, ya que se encuentra entre las dos primarias anexas que forman parte de la institución formadora de maestros, reconociendo el vínculo que tiene el arte con la educación desde la formación básica.
Así como los muralistas plasmaron a través de sus obras su visión del mundo moderno, también podemos encontrar críticas sociales y políticas en diversas obras literarias, como Los de abajo de Mariano Azuela o La sombra del caudillo de Martín Luis Guzmán. Al final, las expresiones artísticas son un medio para mostrar las posturas que se tienen ante el momento histórico en el que se vive y siempre estarán ligadas con la educación de la época, porque todo maestro es un apasionado de la literatura, pintura, danza, escultura, cine o alguna otra manifestación del arte, las cuales se vuelven parte de su propia identidad.