Es incuestionable que el aprendizaje de varias lenguas resulta útil e incluso necesario en este mundo globalizado donde son cada vez más frecuentes los contactos entre personas de culturas diversas por motivos de trabajo, estudio, turismo, migración, negociaciones políticas, etc. El Marco Común Europeo para las Lenguas, es un documento donde se describen los indicadores de los niveles de competencia comunicativa que pueden demostrar los hablantes y que sirven como base de muchos exámenes de certificación internacionales suministrados, calificados y validados por prestigiosas universidades, institutos y academias alrededor del mundo.
Muchas escuelas de idiomas en diversos países, ofrecen entre sus cursos la preparación para la acreditación de esos exámenes de certificación, que con frecuencia son requisitos para la participación en programas de movilidad estudiantil, la obtención de becas escolares y también para la contratación en variados empleos. El Centro de Enseñanza de Idiomas de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, por ejemplo, es sede de aplicación de exámenes de certificación de la competencia en inglés, francés, italiano, alemán y portugués. Los estudiantes de la FES Acatlán y también el público de la zona aledaña tienen la oportunidad de inscribirse a los cursos de su preferencia entre 18 opciones de idiomas que se imparten en el CEI, incluidos el latín y dos lenguas autóctonas: náhuatl y otomí. Los alumnos reciben una formación lingüística orientada al desarrollo de habilidades para comunicarse de manera oral y escrita con corrección, eficacia y fluidez en la lengua-cultura de su elección.
Sin embargo, resulta interesante que, en la mayoría de los planes de estudio de la oferta educativa de la UNAM, uno de los requisitos para obtener el título en las carreras profesionales es la acreditación de un examen sólo de comprensión de lectura en una lengua extranjera; por ello, junto con los cursos generales de lengua (llamados de Plan Global en la FES Acatlán) se imparten también cursos enfocados únicamente en la enseñanza de lectura. Algunos académicos consideran que estos programas son obsoletos, prácticamente inútiles en esta era de la Internet y de la comunicación por dispositivos digitales móviles, mediante los cuales ocurren intercambios frecuentes entre hablantes de lenguas distintas a través del correo electrónico y las redes sociales. Incluso porque el empleo de traductores electrónicos y aplicaciones de inteligencia artificial permite obtener rápidamente versiones en español de documentos en otros idiomas de manera casi inmediata. A partir de mi experiencia de casi 40 años como profesora, formadora de docentes y diseñadora de materiales educativos en el área lingüística, expondré algunas reflexiones que se contraponen a esa opinión.
Ciertamente, lo ideal sería lograr un dominio completo de los idiomas en todas las actividades discursivas: comprensión auditiva, comprensión lectora, interacción oral y expresión escrita. La verdad es que la mayoría de los hablantes nativos demuestran niveles de competencia diferenciados entre estas actividades. La capacidad de entender y expresarse en la lengua oral se adquiere de manera natural y paulatina por la interacción con las personas del propio entorno. Las habilidades de lectura y escritura, en cambio, se logran como parte de un proceso educativo intencionado y sistemático que generalmente ocurre en la escuela, denominado alfabetización. En un artículo anterior dedicado a las prácticas letradas, dentro de este mismo espacio, expliqué cómo la alfabetización también pasa por diferentes niveles de formación: inicial, básica, escolar y académica.
Justamente los cursos de lectura en lengua extranjera recapitulan esos niveles de alfabetización, para consolidar la competencia lectora con fines académicos y por ello son relevantes en la educación superior, de manera que los profesionales en formación puedan aprovechar esa competencia para el estudio y la investigación de documentos en otro idioma, con el fin de profundizar y actualizar sus conocimientos en la disciplina que será su especialidad.
En lo cursos de comprensión de lectura de lengua extranjera en la universidad, los estudiantes reviven en cierta manera, la experiencia de aprender a leer de la niñez, pero avanzan con más velocidad en las primeras etapas.
Con frecuencia los estudiantes eligen el idioma meta para el curso de lectura, porque ya han pasado por una alfabetización inicial de la misma: han escuchado canciones, han visto algunas palabras o frases en productos y negocios relacionados con esa lengua-cultura, las cuales han despertado su interés.
En la primera fase del programa de estudio, los alumnos reciben una alfabetización básica: se familiarizan con el sistema de escritura del idioma: los alfabetos de las lenguas indoeuropeas o los caracteres e ideogramas de lenguas orientales, con sus reglas de combinación o articulación; van aprendiendo a identificar y pronunciar los sonidos o fonemas, van conociendo léxico de frecuencia. Esto favorece que la subvocalización durante la lectura silenciosa se realice de manera más fluida.
Paulatinamente se introducen en la alfabetización escolar: apoyándose en estrategias de intercompresión con su lengua nativa, los estudiantes van construyendo el conocimiento de las reglas de funcionamiento del sistema lingüístico meta. Comienzan a entender las reglas morfosintácticas del idioma en cuestión, lo que les permite comprender enunciados y captar el contenido general de los textos leídos. También se percatan de cómo los signos de puntuación orientan la segmentación de la cadena discursiva, señalando pausas y variaciones de la entonación. Todo esto contribuye a afinar la conciencia lingüística de los aprendientes, puesto que el análisis contrastivo entre los idiomas favorece una comprensión refinada de la gramática de su lengua materna.
Lo más relevante es que conforme avanzan en el estudio de los cursos de lectura en lengua extranjera, los aprendientes mejoran los conocimientos y las estrategias para la alfabetización académica, porque son guiados en el análisis de diferentes tipos y géneros discursivos. Los alumnos observan la superestructura, los formatos y las estructuras lingüísticas típicas de cada tipo y género textual, y toman conciencia de las diferencias con respecto a la manera como se realizan en su idioma natal. Practican técnicas para procesar el contenido de los textos a fin de extraer información y utilizarla de manera adecuada para determinadas tareas académicas, propósitos de comunicación o actividades de autoformación.
Adicional a la alfabetización académica, los estudiantes de los cursos de lectura en lengua extranjera amplían su horizonte cultural, porque aprenden sobre estilos de vida, problemáticas, procesos históricos y las formas cómo se afrontan los desafíos del mundo globalizado en las sociedades de otros países. Eso sensibiliza a los alumnos con respecto a realidades distintas a la propia, lo que puede contribuir a que desarrollen apertura mental, empatía, tolerancia activa y, sobre todo, conciencia crítica.
Los cursos enfocados en la lectura de textos en lengua extranjera pueden brindar herramientas muy útiles a los estudiantes universitarios para su formación académica y profesional, fomentan el desarrollo cognitivo, el crecimiento intelectual, ético y estético. Los buenos hábitos de lectura y escritura potencian la capacidad de escuchar, hablar y recordar y, si se practican también a partir de documentos en lengua extranjera, el beneficio se duplica, porque el análisis comparativo de dos idiomas refuerza habilidades comunicativas en ambos.
Como afirma Felipe Garrido, el buen lector se hace, no nace. Los alumnos que se empeñan en los cursos de lectura en idioma extranjero, mejoran significativamente sus prácticas lectoras también en lengua materna, lo que se traduce en un mayor rendimiento en el aprendizaje de su disciplina académica y profesional. Los recursos digitales de la inteligencia artificial generativa permiten obtener traducciones relativamente confiables de documentos en muchos idiomas distintos, pero no pueden ayudar a pensar a quien debe leerlos. Eso sólo ocurre con la orientación de un docente y un buen material educativo que les proporcione variadas estrategias para procesar la información, así como los criterios para evaluar los argumentos y las perspectivas que ofrecen los textos. Por esa razón, los cursos enfocados en la lectura en otro idioma tienen sentido en la educación superior, no sólo como vía para que los futuros profesionistas acrediten ese requisito de titulación en un tiempo relativamente breve, sino para dotarlos de herramientas de aprendizaje y superación continua, en consonancia con los desafíos de un mundo complejo, hiperconectado y en permanente evolución.
Referencias:
De la Garza, G. (2022) https://www.palido.deluz.com.mx/658-145/145-orientacion-educativa/1085-alfabetizacion-y-practicas-letradas-tareas-imprescindibles-de-la-educacion
Garrido, F. (2014) El buen lector se hace, no nace. México: Paidós.
Lecturas recomendadas
Cassany, D. (2008) Prácticas letradas contemporáneas. México: Ríos de tinta.
Jitrik, N. (2004) La lectura como actividad. México: Fontamara.