Por Alice Develey

Le Figaro

Traducción Gabriel Humberto García Ayala

La obra de la escritora británica ha sido reescrita para evitar "ofender" a los lectores contemporáneos.

Nuevamente en el país de los lectores sensibles. Después de Roald Dahl y Ian Fleming, le toca a Agatha Christie estar en la mira de los profesionales de la indignación. Según el diario Telegraph, Harper Collins reescribió y editó las aventuras de los detectives Miss Marple y Hércules Poirot, que se publicarán o se han publicado desde 2020, para eliminar cualquier lenguaje potencialmente ofensivo al lector moderno.

Por lo tanto, se han creado nuevas ediciones de todas las investigaciones de Miss Marple y algunas novelas con Hércules Poirot. Según el periódico, estas versiones incluyen muchos cambios en los textos publicados entre 1920 y 1976, en particular en cuanto a descripciones, insultos y referencias étnicas. Así, se eliminó cualquier mención a una persona negra, judía o gitana.

Cortes y palabras borradas o modificadas

En El misterioso caso de Styles, la primera novela de Agatha Christie publicada en 1920, cuando Hércules Poirot señala que un personaje es "judío", la palabra ya no aparece en la nueva versión. En el mismo libro, una mujer joven que tiene "un estilo gitano" simplemente se convierte en una "mujer joven". Otras oraciones simplemente han sido reescritas sin razón aparente. En la novela de 1937 Muerte en el Nilo, el personaje de la señora Allerton se queja de que una pandilla de niños la acosa y explica que "vuelven y miran y miran, y sus ojos son simplemente repugnantes, al igual que su nariz, y yo no creo que realmente me gustan los niños". Se convierte en la nueva edición: “Vuelven y miran y miran. Y no creo que realmente me gusten los niños".

Además de los cortes de párrafo, se han modificado o incluso eliminado ciertas palabras del vocabulario. El término “oriental” ha desaparecido, las referencias al pueblo nubio, habitantes de la región que une el norte de Sudán con el sur de Egipto, se han eliminado de Muerte en el Nilo. Ciertas fórmulas completamente banales también han sido borradas en El mayor habló demasiado. Este es el caso de la expresión “dientes blancos y bonitos”. En el mismo libro, se borró la descripción de una mujer con "un torso de mármol negro". En Miss Marple se retira, un juez indio que exige su desayuno ya no lo hace con un "temperamento indio", sino simplemente con un "temperamento". Finalmente, en este mismo trabajo, el diario informa que la palabra “indígena” ha sido reemplazada por “local”.

Ignorancia

La censura de las ediciones de Roald Dahl causó revuelo en todo el mundo el pasado mes de febrero. El escritor Salman Rushdie y el primer ministro británico Rishi Sunak se manifestaron al respecto, pidiendo que las obras literarias sean "preservadas" en lugar de "retocadas". Esta vez y en torno a Agatha Christie, la novelista Joyce Carol Oates transmitió la información en su cuenta de Twitter pronosticando el próximo objetivo de los lectores sensibles. “Siguiente Louis-Ferdinand Céline”.

Al respecto, debe considerarse que una reescritura de Céline en Francia no está a punto de suceder ni sucederá. En realidad, los derechos morales franceses son imprescriptibles. He aquí lo que se lee en el código de la propiedad intelectual bajo el artículo L-121-1: “El autor goza del derecho al respeto de su nombre, su calidad y su obra. Este derecho se adjunta a su persona. Es perpetua, inalienable e imprescriptible. Es transmisible mortis causa a los herederos del autor. El ejercicio puede conferirse a un tercero en virtud de disposiciones testamentarias.”

En una entrevista publicada por Le Figaro, sobre la reescritura de las obras de Roald Dahl, el lingüista Franck Neveu deploró la "moralización de la lengua" de los lectores sensibles. “Estamos en el proceso de moralizar el idioma, pero no hay moralidad en el idioma, son dos entidades diferentes. Considerar que debemos sacar ciertas palabras del diccionario o de ciertas reglas de juego como en el Scrabble o palabras en las novelas de Roald Dahl, proviene del más craso desconocimiento del funcionamiento del lenguaje. Es preciso recordar que se trató menos de una censura que de una estrategia comercial para los herederos de Roald Dahl cuando la plataforma Netflix compró los derechos de las obras del escritor británico.

No es la primera vez que se habla de las obras de Agatha Christie. En 2020, Diez negritos se había convertido en Eran diez. Esta decisión la tomó el bisnieto de la escritora, James Prichard, para no "herir a nadie". “Cuando se escribió el libro, el lenguaje era diferente y usábamos palabras que ahora están olvidadas…” Recordemos que cuando se publicó en Estados Unidos en 1940, el título del libro había sido modificado para convertirse en Y de repente no quedó ninguno.

Con todo esto, habrá que preguntarse si Agatha Christie sigue siendo autora de sus propias novelas…