De verdad, no quisiera hablar de eso…
Después de ti, la gente me dice que soy un solitario.
No lo soy, ¿Qué sabe nadie de cómo he vivido sin ti?
Soy una banda de una sola persona, un hombre orquesta.
Olvidar es un sueño imperfecto,
Musicalizar es balance de armonía y rapidez.
Nadie en los teclados, ni en la percusión. Nadie en las cuerdas, nadie en los metales…
Espectáculo de un solo hombre
… toco para invitarte a bailar
Mi escenario es cualquier banqueta gris de nuestra ciudad azul.
Me pregunto cómo vives, cuál es ahora tu canción.
La mía se está repitiendo desde que dejé de verte.
La guitarra, la armónica, el pandero, la flauta y los platillos…
¿La recuerdas? Me atreví a soñarte en una vieja ruta verde.
Si bailas al escucharme, es la memoria de tu cuerpo
quien manda la cadencia y el ritmo.
Estaba muy triste por saberme la banda de un solo hombre,
esa mañana salió el sol… y mi sombra me acompañó.
Nada es más triste que nuestro jardín en diciembre:
Lleno de las flores de nochebuena que tu soledad sembró.
Subimos a un viejo sedán, le dimos tres vueltas al odómetro,
aprendiste a manejar y un día, en carretera, lo estrellaste.
Cuando lo vendí, perdí también el metrónomo que me regalaste.
Ahora vago con mis pasos citadinos al ritmo del podómetro.
Sé que yo solo era un chamaco,
pero me puse de pie como lo hacían los hombres en las películas olvidadas.
Puedo tocar la pieza que pidas, si la cantas.
Puedo entonar la melodía que te haga venir a mi banda.
No soy el cantante de este grupo, a veces solo desearía bailar contigo una vez más.
Buenas noches, amiga. Abrazo a tu fantasma
quien se borra para deslucir y para diluir
ese viejo momento del truco.
A veces, hay noches en las que quisiera el aplauso
de una audiencia en paz.
Créeme, no quisiera hablar de eso
dejemos que siga siendo secreto.