Lourdes Jiménez, galardonada con el Global Teacher Award por su enfoque revolucionario
La jiennense Lourdes Jiménez García (Villanueva del arzobispo) tiene claro que ha sido galardonada en los Global Teacher Award como la mejor profesora del mundo por «despeinar la educación». Esto es, «por hacer en la escuela cosas que se salen de lo común, que se apartan del café para todos de los libros de texto de las editoriales». Los métodos que emplea para educar han enfrentado al sistema a esta diplomada en magisterio y licenciadas en ciencias del deporte que dirige el colegio público Padre Manjón en el municipio jiennense de Sorihuela del Guadalimar. Nada nuevo: Giner de los Ríos también sufrió un rigor de la ortodoxia que le llevó a constituir la Institución Libre de Enseñanza.
Lourdes Jiménez enseña
a los niños matemáticas mientras elaboran una pizza, el plato preferido de las fracciones, y les cubre de literatura con talleres de teatro y rodajes de cortos. Consigue así, mientras desarrolla su capacidad memorística o su expresión corporal, que sus alumnos descubran que son buenos cocineros, buenos cantantes, buenos actores.
¿De qué modo ha ‘despeinado’ la educación?
—Siempre digo que con apuntes no se puede enseñar a vivir. Mi proyecto se fundamenta en tres claves. La primera es que no utilizo el libro de texto, la segunda consiste en que distribuyo las tareas por talleres en vez de por asignaturas, y la tercera en que implico en los proyectos al conjunto de la comunidad educativa, que es una mesa con cuatro patas: la familia, el profesorado, el alumno, y el pueblo. El pueblo es muy importante.
Si prescinde de las asignaturas, ¿cómo aprenden los niños a los que imparte clases?
En vez de lengua, matemáticas o sociales, doy talleres. En lengua, los doy de radio y oratoria, de expresión escrita, teatro y de reparaciones ortográficas. En matemáticas, llevo a cabo talleres de cocina, donde aprenden los grados y las cantidades o, a través de una pizza, las fracciones. Y al enseñarles mecánica de la bicicleta aprenden, por ejemplo, la longitud de la circunferencia que tiene la rueda.
¿Ha chocado su método con el sistema educativo?
He tenido choques con el sistema a lo largo de los 13 años que ejerzo como profesora. He chocado tanto con equipos directivos como con la Administración. Pero he sido perseverante y he demostrado la evolución positiva de mi alumnado, sus buenos resultados académicos y competenciales, el crecimiento de su inteligencia emocional, de su expresión oral y de su espíritu crítico.
Usted ha impartido su novedoso método en Sevilla, Málaga, Cádiz, Granada y Jaén ¿Alguna vez la ha expedientado la inspección por su heterodoxia?
Hasta ese punto, no, pero han intentado echar por tierra proyectos míos. Un equipo directivo me machacó durante dos años, me hizo la vida imposible, pero tuve el apoyo de otros compañeros y de mi familia. Y justifiqué
¿Le merece la pena apostar por la revolución del sistema?
Las cosas no merecen la pena, merecen la alegría. Siempre digo que la escuela no puede apagar estrellas. Y apaga muchas. La escuela tiene la misión de descubrir talentos y potenciar capacidades. Hay niños que saben cantar y otros que serán grandes mecánicos, actores o periodistas. La escuela tiene que descubrirlos.
¿Ha encendido usted alguna estrella?
Muchas. Alumnos abocados al fracaso escolar han aprendido con el programa ‘Descubre la profesión de tus sueños’, qué es lo que les gusta. Consiste en invitar a un profesional con el que aprenden a cambiar la rueda de un coche, a hacer un corte de pelo, a cuidar abejas, a cantar o a interpretar.
¿Comprende que haya profesores desmotivados?
Claro. Si el sistema educativo hace aguas es porque a los maestros nos utilizan como gestores. Hay mucha burocracia y pocos recursos humanos y materiales. Además, la ratio de alumnos por profesor es elevadísima. Aun así, la vocación del profesor tiene que ser más fuerte que la decepción