Réquiem, de Antonio Tabucchi
(…) Hoy es un día muy extraño para mí, estoy soñando pero me parece que es verdad, y tengo que encontrarme con gente que existe solo en mi memoria
Requiem, Antonio Tabucchi.
El protagonista de esta novela es un hombre, anónimo -alter ego del autor- que al mediodía de un caluroso domingo de julio se encuentra en el muelle de Alcântara. Espera que llegue "un personaje", de hecho, un "gran poeta". Pero el gran poeta no llega, o tal vez la cita no era para el mediodía sino para la medianoche. Porque se trata de un fantasma.
El protagonista ocupa las doce horas de ese domingo en Lisboa. Inicia un largo viaje por la ciudad y sus costas, el río Tajo y los pueblos de Cascais en Estoril. Conoce a gente real: el viejo gitano, el guardián del cementerio, el vendedor. A medianoche en punto se encontrará en Alcântara a esperar -si llega- al gran poeta a quien querrá mostrar toda su admiración.
El barco que venía de Cacilhas silbó al atracar. La noche fue verdaderamente magnífica, con una luna suspendida sobre los arcos del Terreiro do Paço. Esto fue suficiente para extender la mano y atraparla. “Miré la luna, encendí un cigarrillo y el Vendedor de Cuentos empezó a contar su historia”.
Esta es, en pocas palabras, la trama de la novela Réquiem. La novela es muy diferente de Sostiene Pereira: el fondo de ambas novelas es Lisboa, muy cálida y expresiva, envuelta en una luz cegadora y en un manto de humedad que hace sudar a los dos protagonistas; pero si en Sostiene Pereira la trama tiene un hilo lógico muy preciso, con una exacta serie de hechos que conducen al magnífico y conmovedor final, en Réquiem los encuentros del protagonista están dictados más por casualidad que por lógica. Como en los sueños, cuando las cosas vividas y las imaginadas se superponen.
En Réquiem el tiempo pasa por momentos rápido y por momentos de manera muy lenta, el objetivo final del protagonista es regresar a Alcântara y conocer a este personaje, fácil adivinar, se trata nada menos que de Fernando Pessoa, el poeta y escritor portugués más famoso del siglo XX.
Réquiem retrata el ambiente lisboeta y el sentimiento de estar constantemente suspendido entre la verdad y la ilusión, entre el encuentro con los que están vivos y quienes viven sólo en la memoria; escrito con el cautivador estilo del escritor italiano Antonio Tabucchi que ya se había apreciado en la novela Sostiene Pereira. Otro hermoso libro que es un vivo homenaje a Lisboa, una historia que realmente tiene el poder de enamorarse y desear conocer al personaje que es el doctor Pereira.
El cineasta suizo Alain Tanner realizó la versión cinematográfica del libro. Paul, el personaje principal, llega a una Lisboa vacía un domingo tórrido. Tiene cita con un fantasma, pero los fantasmas solo se aparecen a media noche. Así que debe esperar. Mientras recorre los lugares de su juventud. Al hacerlo se le aparecen diversos personajes: su padre, una novia, un amigo, un filósofo desempleado dedicado a vender billetes de lotería, un excéntrico copista de un cuadro de El Bosco. Estos encuentros fugaces enfrentan a Paul con los rincones más oscuros y los anhelos más íntimos de su inconsciente…, o de su alma. De modo que esas doce horas se convertirán para él en “un día de tribulaciones y de purificación”.
La puesta en escena del director de Carlos, vivo o muerto, recrea con acierto la inquietante atmósfera de la obra de Tabucchi, siempre a medio camino entre la fantasía y la realidad, entre el surrealismo de los sueños y la sutil deformación de los viejos recuerdos. En algunas tomas el film cae en un quietismo visual agotador y enfático. Pero, en general, consigue cautivar al espectador con la irrealidad de su relato. Desde luego, se esfuerza por llevar a cabo una realización original, en que las imágenes tengan al menos tanta importancia como las palabras.
El libro, igual que la película, es un homenaje al escritor lusitano Fernando Pessoa, autor del famoso texto Libro del desasosiego, que es un diario escrito por encargo del escritor a Bernardo Soares, uno de los heterónimos de Pessoa.