“El libro es la memoria de la humanidad y también su imaginación”
Jorge Luis Borges
A menudo escucho la letanía de pretextos para evitar practicar el hábito de la lectura. El típico “no tengo tiempo, me aburro, me quedo dormido, me duele la cabeza o me desespero al no entender el libro, etc.” Todo esto y más son sólo síntomas de una falta de formación y comprensión lectora en gran parte de la sociedad, sin generalizar, puesto que hay quienes desde la niñez se les inculcó el hábito de la lectura a partir del ejemplo. Es decir, si el niño o la niña desde casa aprendieron observando a sus padres o tutores el gusto por leer, es casi seguro que de adulto o adulta aprecie la lectura y hasta se apasione por ella, dándole continuidad y ejemplo a sus propios hijos. Sin duda, mucho tiene que ver la influencia de padres lectores, incluso de qué tipo de lecturas gustan, por ejemplo, si leen periódicos, libros de texto, crónicas, historietas, textos científicos, novelas, etc., y qué tan a menudo lo realizan. En contraste, si los padres o tutores no practican este buen hábito de lectura, por consiguiente, tampoco los hijos o hijas lo harán.
Es evidente que en pleno siglo XXI, México carezca del gusto por la lectura, al menos en gran parte de su población. Esto para mí es muy alarmante, porque refleja una sociedad sin pensamiento crítico, que desconoce su historia, su presente y la asombrosa calidad literaria con la que cuenta México, gracias a personajes como Juan Rulfo, Elena Garro, Rafael F. Muñoz, Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Eduardo del Río, mejor conocido como (Rius), Francisca Moya conocida como Nellie Campobello, etc., personajes ilustres que nutrieron nuestra literatura con su calidad de pensamiento y su visión del mundo. Tampoco hay que dejar de lado a los autores como Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, José Saramago, Mary Shelley, Simone de Beauvoir, Eduardo Galeano, Enrique Dussel, Paulo Freire, etc., entre otros muchos autores que, aunque extranjeros, hicieron de sus contribuciones un legado literario muy importante para el mundo, al grado de que muchas de sus obras aún siguen vigentes y seguramente lo seguirán por generaciones.
Hay que distinguir que en la sociedad hay quienes leen por obligación y no por convicción. Por ejemplo, en la escuela, algunos discentes generalmente lo hacen para acreditar alguna materia y en la práctica nunca hubo un análisis profundo o comprensión lectora de modo que, el que se tenga mucha información no es garantía de tener conocimiento (Ramírez, 2021, 38:09)
Por otra parte, en México no ha bastado con tener un porcentaje de la población que no le gusta leer, sino también el ejemplo de exmandatarios presidenciales que demostraron no practicar el hábito de la lectura. Como sucedió en el sexenio del 2012 al 2018, cuando el presidente recordó en alguna entrevista sólo haber leído tres libros de los cuales no recordaba los títulos y mucho menos los autores. O bien, en el sexenio del 2000 al 2006 en donde se observó que, el presidente en turno sólo se paseaba por los pasillos de las ferias de libros y mostraba gran desinterés por la exposición de los ejemplares, sin fijarse en ningún libro. Aunado a esto, el analfabetismo gubernamental hizo que las campañas del fomento a la lectura fueran solamente demagogia.
En la actualidad, el Gobierno de la Ciudad de México, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, el Fondo de Cultura Económica y el Educal, difunden una campaña de fomento a la lectura, considerada como la más grande de América Latina, con el propósito de promover la lectura en una ciudadanía de derechos y justicia social. Se trata de la colección 21 para el 21, y cada ejemplar es totalmente gratuito. La colección forma parte de las conmemoraciones históricas por los 700 años de la fundación de la Ciudad de México y los 500 de la invasión extranjera, y cada ejemplar será distribuido en toda la República Mexicana.
En este sentido, la estrategia es importante y valiosa porque busca anclar el hábito de la lectura, toda vez que ésta, me parece, nos constituye, nos edifica, nos cambia. La lectura permite acercarnos a la mente del autor, trasladarnos a otra cultura o a otra época y, aunque suene a cliché, la lectura brinda grandes beneficios cognitivos, pues es una acción que atraviesa la vida cotidiana y configura nuestra personalidad, así como la forma de actuar en la sociedad y en el entorno personal.
Ramírez (2021) señala que la lectura “fortalece el proceso cognitivo que realiza el sistema neuronal… la lectura potencia esta capacidad, pero también la capacidad estética, la capacidad de sentir y eso es muy importante, porque no somos seres divididos, somos personas que razonamos y sentimos. Entonces la lectura articula estas dos dimensiones del ser humano… la lectura nos hace ser” (9:35).
En resumidas cuentas, la lectura nos ayuda a transformar la información en aprendizaje, conocimiento, experiencia, comunicación y, sin duda, nos construye. Además de los beneficios a nivel social, la lectura es uno de los ejercicios para mantener en forma el cerebro y las capacidades mentales, ya que activa procesos como la percepción, la memoria y el razonamiento. Esto propicia el desarrollo de habilidades cognitivas y emocionales, pues en un mundo complejo construido por palabras difundir la lectura incide en nuestro propio beneficio. Mientras se construya una sociedad letrada es posible un mundo armónico, justo y quizás feliz.
Como bien señala (Limón, 2021, 12:49) “El hábito de la lectura es formador de seres humanos imaginativos, creativos que se encuentran muy habituados a entonar con el pensamiento profundo de otro ser humano, gracias a que cuando abres un libro entre otras cosas, a lo que te enfrentas, lo que descubres, es la manera de pensar de otro que te está compartiendo a través de la páginas una narrativa propia a la que tú te metes y ese es el viaje lector.
Para finalizar, es necesario recordar que una ciudadanía crítica está relacionada con el acercamiento a la palabra escrita y eso la define como lectores; es decir, ciudadanos capaces de cuestionar, comparar y contrastar información para comprender el contexto y transformarlo.
De ahí la importancia de la lectura. Profundizar en ella y adquirir el hábito de leer, permitirá idealmente desarrollar ciudadanos críticos y conscientes.
Referencias
Limón, E. (2021). Diálogos en confianza (Sociedad) – Leer mejora tu vida
(09/09/2021). https://www.youtube.com/watch?v=eLRlQwFSdmo
Ramírez Leyva, E. M. (2021). Diálogos en confianza (Sociedad) – Leer mejora tu
vida (09/09/2021). https://www.youtube.com/watch?v=eLRlQwFSdmo