I
El profesor César está impartiendo una clase sobre la realización de cuestionarios a sus alumnos de licenciatura en pedagogía:
—La primera parte del instrumento es de información e instrucciones para quien lo va a resolver. No está demás que agradezca al que lo conteste, por dar información y tiempo. Luego vienen los datos generales. Comenzando por la edad, el sexo…
—Profe, ¿Cuántos ponemos? —pregunta la estudiante Lucero.
—¿Cómo? – contesta el maestro Labastida, desconcertado.
—¿Qué cuantos sexos ponemos?
—Masculino y Femenino. —Responde César al bote pronto.
—Pero ya hay más, profe. —Replica la alumna.
—Profe, no ha escuchado del movimiento: Lesbianas, Gay, Bisexuales, Transgénero, Queer, etc. —Participa Francisco desde el fondo del salón.
—Yo he visto —afirma Rocío, otra estudiante, —que en algunos cuestionarios dejan abierta una tercera opción o de plano preguntan si quieren contestarla.
César Labastida Esqueda se queda pensando por unos segundos en los comentarios y cavila en lo políticamente correcto. Como buen maestro ante la duda, improvisa:
—Dejemos abierta esa segunda pregunta de datos generales. Pasemos a situación económica.
II
A César Labastida Esqueda le llegan solicitudes de todo tipo para que haga colaboraciones escritas, webinarios, conversatorios y pláticas. Algunas de ellas son cercanas a sus intereses y preocupaciones. Pero otras no tanto. Le han pedido, por ejemplo, artículos o colaboraciones de Bioética, Toxicología ambiental, Derecho ambiental, Salud Pública, Cine y Realidades, Arte y medio ambiente, y un largo etc. Algunas veces cortésmente se niega, pero otras no le son tan fácil de evadir.
Suena el celular
—Hola ¿César? Habla Mariana Rodríguez ¿te acuerdas de mí?
—No.
—Fuimos compañeros en la Secundaria 64 en el C. ¿Te acuerdas? Y tu celular me lo dio Fernández, Pablo Fernández, en la reunión de los de la secundaria a la que no fuiste.
—Ya, ya me acordé.
—Bueno, Pablo me platicó que eres profesor universitario y que escribes en una revista educativa. Y fíjate que yo trabajo en la Revista del Instituto Nacional de las Mujeres y le pedí tus datos para ver si te interesaría colaborar en el próximo número. Sale a fin de mes, pero tu colaboración tiene que llegar en cinco días.
—¡Ah, qué interesante! ¿Cuál es el tema?
—Los cambios de la mujer actual en México.
—¡Uy! Pero es que no está en mis temas de trabajo.
—Precisamente por eso te busqué. Queremos saber lo que opina un académico universitario, común y corriente sobre eso.
—No sé si…
—Bueno, espero que me mandes algo en cinco días, te envío el correo de la editora y el mío por whatsapp, y seguimos en contacto. Me dio gusto escucharte, según Pablo sigues de misántropo, jajaja. Le dije que te sacaría de ese encierro. Así que no te hagas el remolón y escribe algo sobre cómo hemos cambiado las mujeres, ¿okey? Te mando un abrazo. Bye.
César, después del desconcierto, la sorpresa y curiosidad que le provocó su compañera de secundaria, se puso a investigar como loco sobre el asunto que le había encargado. Quedó admirado de la cantidad de información y de los cambios que se han dado por parte de las mujeres en México. Leyó con fruición varios artículos que documentaban esas transformaciones y durante tres días, reviso bibliografía y reflexionó alrededor del tema. Al cuarto día comenzó a redactar:
La mujer de hoy está mejor formada e informada, se involucra activa y libremente en el mercado laboral –aún y cuando su participación en posiciones de dirección continúa siendo baja– y su participación será cada vez mayor en cuanto al uso de los nuevos dispositivos tecnológicos, a los cuales, al parecer, se adapta con mayor facilidad. El cambio social en marcha no sólo es cuantitativo en favor de las mujeres y ellas deben estar conscientes de su posición en la cresta de la ola de la transformación social…
Para el quinto día, César Labastida ya tenía un respetable texto con argumentos que le parecían satisfactorios y que consideraba una digna colaboración. Así que cerró el archivo y lo envió por correo electrónico.
Después vinieron otras solicitudes de la excompañera Mariana: sobre Educación y y género femenino; luego acerca de la mujer indígena, sobre la profesionalización de las mujeres y otros tópicos relacionados. Cesar entregó puntualmente, siempre sorprendido de los cambios radicales que descubría en la mujer del México contemporáneo. Fue documentando las manifestaciones y movimientos femeninos que desde antes de la pandemia habían aparecido en Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Francia, España, México… La marea verde y el símbolo de Venus se expresaban como un gran movimiento mundial del feminismo.
César Labastida se propuso hacer un artículo sobre los efectos de esta revolución femenina en las masculinidades del momento actual, que implicaban cambiar en forma contundente la suma cero (mientras más terreno gana la mujer más pierde el hombre y viceversa). Lo envió y lo publicaron, pero después de esa colaboración jamás le volvieron a pedir un artículo.