El pasado 24 de septiembre, la editorial Orimi, de manuales para la enseñanza del italiano, ofreció un webinar sobre el tema de la diversidad y la inclusión en los cursos de lengua segunda y lengua extranjera, a cargo de las especialistas Fiorenza Quercioli y Giulia Tossana, autoras de los libros In Alto para la enseñanza-aprendizaje del italiano a nivel de principiantes. Sus reflexiones sobre ese asunto me parecieron aplicables a cualquier ámbito educativo y por ello me gustaría resumir lo que expusieron en esa ocasión. Se trata de expertas que han trabajado con grupos multiculturales, dado el fenómeno de la migración que desde hace tiempo viven varias naciones europeas, Italia entre ellas, con la llegada continua de desplazados de África, Medio Oriente y Europa del Este debido a diferentes conflictos sociales. Sin embargo, ellas abordan el asunto de la diversidad y la inclusión de una manera más amplia, que puede hacerse extensiva a muchos contextos educativos, no necesariamente de encuentro de personas con distintas nacionalidades.
Fiorenza Quercioli entiende la diversidad como una pluralidad de identidades y personalidades debida a varios factores como etnia y raza, género y orientación sexuales, condiciones socioeconómicas y discapacidad. A menudo, la diversidad opera en un marco de confrontación que provoca agresiones y microagresiones, hostilidad, aversión abierta y percepciones estereotipadas sobre los otros, por lo que los docentes deberían promover un conocimiento y comprensión profunda de la diversidad, a fin de favorecer la aceptación y el comportamiento recíproco de inclusión entre sus estudiantes.
Según Fiorenza Quercioli, la labor del educador es construir un ambiente pedagógico en el cual todos se sientan reconocidos y encuentren oportunidades de crecimiento personal. La inclusión no puede limitarse sólo a la tolerancia, debe lograr la asimilación y la integración de todos los miembros de un grupo para que aprendan cooperativamente. Para ello propone seguir algunos principios de funcionamiento de las clases:
- Favorecer el diálogo
- Utilizar materiales y medios de estudio diversificados
- Diseñar tareas prácticas de confrontación con la diversidad y la inclusión también fuera del aula
- Prever el empleo de instrumentos y estrategias que ayuden a los estudiantes con algún tipo de discapacidad o que sean particularmente frágiles
- Planificar las clases con estrategias didácticas flexibles
- Crear grupos de trabajo en los cuales las diferencias individuales sean acogidas y valoradas
- Mantener una actitud neutra, sin juzgar las características particulares de los alumnos
- Estar preparados para reconocer y solucionar las tensiones, en lugar de negarlas.
- Presentar siempre diferentes puntos de vista sobre los contenidos de estudio, con el fin de combatir los estereotipos.
Por su parte, Giulia Tossana propone lo que denomina Clase de Habilidades Diferenciadas (CAD) un sistema dinámico donde se reconocen y valoran las diferencias de los integrantes del grupo, que agrupa en 4 categorías:
- Personalidad (introvertido/extrovertido, solitario/sociable, autónomo/dependiente)
- Inteligencias múltiples (verbal, lógico-matemática, cinestésica, musical, espacial, naturalista, interpersonal, intrapersonal)
- Motivación para el estudio (intrínseca/extrínseca)
- Estilos cognitivos (global/analítico, dependiente/independiente de campo, verbal/visual, convergente/divergente, impulsivo/reflexivo, sistemático/intuitivo)
- Aptitud lingüística (codificación fonética, análisis lingüístico y memoria)
La construcción de la CAD supone organizar una didáctica variada, integrada y experencial que considere los distintos canales sensoriales y favorezca la reflexión del estudiante sobre su manera particular de aprender. Se trata de adaptar la didáctica a los estilos de los alumnos, pero también de hacerlos conscientes de cuáles son sus fortalezas y debilidades en el aprendizaje, brindándoles los recursos y las actividades que pueden ayudarlos a obtener mejores resultados.
Giulia Tossana apunta que es más factible abordar la diversidad y la inclusión desde un enfoque educativo basado en la mediación social que considera tres principios:
- El estudiante construye el aprendizaje mediante una participación activa
- El conocimiento se constituye a través del diálogo y la calidad de las relaciones con el grupo de estudio
- La heterogeneidad del grupo es una riqueza
Entre las metodologías con enfoque de mediación social se encuentran el Aprendizaje Cooperativo (cooperative learning), la tutoría entre pares (peer tutoring) y el Aprendizaje Basado en Tareas (Task based learning).
Ambas autoras diseñaron los manuales In alto haciendo énfasis en la negociación de significados, el análisis textual, la realización de tareas realistas de comunicación a partir de modelos de lengua diversificados en los que estudiantes deben descentrar sus percepciones para tratar de comprender y ser empáticos con el otro.
En conclusión, el propósito de una clase de habilidades diferenciadas (CAD) es proporcionar a todos los alumnos de un grupo las oportunidades para alcanzar los objetivos de aprendizaje de acuerdo con las propias capacidades, necesidades e intereses. Fiorenza Quercioli insiste en que no se trata de llegar con todos los integrantes de un grupo de aprendizaje a los mismos resultados, se debe aceptar la heterogeneidad, identificar y gestionar la diversidad como fuente de riqueza y crecimiento para los participantes en el proceso de aprendizaje. En ese sentido, la clase de lengua es el espacio idóneo para promover la reflexión intercultural y la valoración de las diferencias como una manera de favorecer la convivencia armónica y pacífica. La intercultura no se refiere sólo al encuentro de nacionalidades, sino a todas las formas de diversidad ya mencionadas: sexo, edad, origen ético, creencias religiosas, orientación sexual, clase social. Es deber del educador construir un espacio en que esa diversidad pueda funcionar en forma productiva y enriquecedora.