I
Para el profesor Labastida Esqueda participar en el VIII Coloquio Nacional de Estudiantes y Egresados de Posgrados en Educación Ambiental representa innumerables asuntos. El primero consiste en continuar militando en uno de los campos de conocimiento que él considera más necesarios. “Nos va la vida en ello”, se dice y piensa: “la vida en el sentido amplio; el prodigioso, resiliente y azaroso milagro de la vida y la especie humana en el planeta Tierra.”
La segunda razón es la posibilidad de celebrar esa vida con colegas de otras universidades e institutos de educación superior que creen que aún es tiempo de contener, desde la educación ambiental, el deterioro de la naturaleza, el cambio climático, la deforestación, la pérdida de biodiversidad y los efectos sociales como la migración y la pobreza que están generando estos fenómenos cada vez más evidentes para todos.
El profe César está convencido también que debe cooperar para que eso que se hace llamar educación ambiental suceda. Prácticamente aceptó participar en todo lo que le pidieron: conversatorios, ponencias, polifonías ambientales, presentación de libros, reconocimiento a educadores ambientales y hasta en el fandango y los bailes folclóricos. Además apreció documentales, ficciones obras de teatro y compartió días enteros construyendo un ambiente de alegría.
El maestro Labastida también pasó algunos momentos del VIII Coloquio deteniendo su Tablet para grabar y simultáneamente trasmitir y compartir por youtube lo que estaba pasando ante los ojos de los asistentes al evento. Así mismo, tomó con otra cámara, que se alternaron entre colegas, cientos de fotos que no dudó en publicar en las redes sociales.
En el Coloquio, el profesor César aprendió mucho de las historias de vida que compartieron narrativamente los ponentes, de los saberes familiares y educativos, de lo que pasa en los salones de clase y más allá de estos. Y también se percató del extravío y la distancia de las autoridades en las instituciones educativas actuales. De los riesgos y sesgos actuales en la educación ambiental. De las posibilidades futuras del campo. Del mismo modo aprendió de la solidaridad, el compañerismo, la ayuda mutua y de cómo en un encuentro, cuando es bien intencionado, la gente da y recibe en proporciones gigantescas, sin considerar tiempo o dinero como factores fundamentales.
César Labastida Esqueda decide y se compromete realizar una crónica literaria describiendo su experiencia en este evento, porque para él, el VIII Coloquio fue una fiesta académica de risas, encuentros, re-encuentros, conocimientos y aprendizajes que duró tres días y que se volvió un oásis de vida y significación en medio del desierto de la “normalidad” burocrática, absurda y olvidadiza en las posmodernas instituciones educativas.
II
En estos días de junio, el profesor César Labastida ha recibido el asedio de una nota que considera intrascendente; sin embargo, el acoso a través de la prensa, radio, televisión y redes sociales ha sido despiadado. Así, el profe se ha enterado exhaustivamente de la tragedia del Titán, un pequeño submarino de la empresa OceanGate, cuyo excéntrico giro comercial consistía en sumergir a tres selectos millonarios en una riesgosa expedición por las profundidades del Atlántico Norte para contemplar las ruinas del Titanic.
El drama del sumergible comenzó el 16 de junio del 2023 cuando la expedición zarpó de Terranova y culminó, fatídica, el 19 de junio cuando se tuvo la certeza de que el vehículo submarino había sufrido una implosión, que cegó la vida de los cinco tripulantes: Stockton Rush, Shahzada Dawood, su hijo Suleman Dawood de 19 años, Hamish Harding y Paul-Henri Nargeolet.
A César Labastida, la noticia del Titán, además de trivial, le había parecido estéril, hasta el momento en que, luego del entusiasmo, motivación y las experiencias vividas en el VIII Coloquio, recibió un correo institucional que podríamos adjetivar de “amenazante”.
El e-mail que descubrió el maestro Labastida en su bandeja de entrada procedía del OIC. No vayan a creer que de la Organización Internacional del Café. No. En la universidad donde labora César se trata del temible “Órgano Interno de Control”, una especie de departamento que audita, revisa y vela por el buen funcionamiento de las instituciones públicas.
El mensaje del OIC conminaba a los académicos a realizar el Informe Semestral de Actividades de 2022-2 y el Plan Semestral 2023-1, (¡¡¿¿Plan Semestral en junio de 2023??!!) en una Plataforma digital indescifrable; y agregaban que los académicos debían tener cuidado en arrojar información congruente con las “mascarillas” (hoja de excel donde se justifican por horas las cargas del trabajo académico), que ocho meses antes se habían entregado al director de cada unidad educativa. De lo contrario, el empleado podía ser sujeto de recomendaciones, amonestaciones o castigos.
Luego de intentar cumplir con los requerimientos del OIC y de fracasar rotundamente con el cometido, el profesor Labastida reconsideró la noticia del submarino Titán y entendió que se trataba de una metáfora de lo absurdo.
El pedagogo crítico Lev Velázquez, en su artículo publicado en La Jornada (22-06-23) “¿Qué es el neoliberalismo educativo?”, describe los componentes principales del modelo educativo que se ha impuesto en el siglo XXI y con el que deberíamos oponernos y resistir. Entre otros factores señala los siguientes::
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La “Desterritorialización escolar y matriculación digital en plataformas privadas”
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La “Precarización de los aprendizajes y virtualización de la pedagogía bancaria.”
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El “Emprendurismo” como nuevo espíritu del capitalismo.
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La “Meritocracia y (el) totalitarismo de plataformas digitales.”
El modelo educativo que estamos viviendo, piensa Labastida, es un submarino Titán, diseñado con alta tecnología, sin control de calidad y con fines mercantiles. Así, los académicos deben tripular el sumergible para otear en unos conocimientos que no están en la superficie de la realidad, sino que deben encontrarse y descubrirse en las profundidades de los esquemas representativos, que no son más que ruinas de interpretación. El efecto es que los sistemas educativos se han transformado en la “realidad educativa” pero no son más que una simulación de todo lo educativo. La precesión de los simulacros, diría Baudrillard.
Y para hacer más delirante el drama ocurrido al Titán, César recuerda que la forma de conducir el submarino era a través de un controlador de videojuego Logitech F710. El desastre que presagió Borges en su relato “Del rigor en la ciencia” parecía inconmensurable, imposible. Al sumergirse en las profundidades del mar, el modelo educativo perdió comunicación con el exterior; luego, con todo y sus tripulantes, implosionó.
Mientras la noticia del submarino Titán mantenía en vilo a millones de espectadores en todo el mundo, gracias a los medios de comunicación masiva; en otro punto del planeta, en la superficie del Mediterráneo, un barco abarrotado por setecientos migrantes africanos naufragaba en el silencio.