Sacapuntas
El timbre de las 8
Cuando terminó la carrera, César Labastida se sentía con los fundamentos necesarios para desarrollar su práctica profesional con un enfoque crítico y propositivo. No sabía ni se imaginaba que sus primeras experiencias laborales iban a ser en el ámbito docente.
En los primeros días de su titulación, César Labastida recibió la invitación para trabajar en la preparatoria donde había estudiado. Con más ilusiones y esperanzas en el portafolio, que miedos y temores que lo acechaban, empezó a impartir la clase de sociología en el área 3 del 6o año de bachillerato.
De pronto, Labastida se encontró en un aula repleta de cuarenta jóvenes, todos varones y con la libido efervescente, que enfocaban con microscopio la mínima fisura de imperfección en la personalidad del docente para agrandarla y crucificar así al maestro principiante. Pero el profesor César Labastida no se arredró y en sus primeras clases, recordó a sus mejores mentores y trató de reproducir e imitar sus actitudes, sus ideas pedagógicas y estrategias didácticas. Además de apoyarse en un discurso teórico y de lenguaje abigarrado que dejaba sumido en la ignorancia e incomprensión a sus analfabetos estudiantes.
Esos primeros encuentros escolares fueron equilibrados: el
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