Quienes me conocen saben que siempre he luchado por los normalistas y por la educación. Ser crítico al proyecto actual no me descalifica, ni me preocupa si algunos me juzgan por ello. No todo lo que brilla es oro. Seamos cautos y no anticipemos los grandes cambios por el simple hecho de que una maestra esté al frente de la SEP. Enhorabuena por el simbolismo y por qué es algo por lo que siempre hemos pugnado, más eso no resuelve todo. Recuerden el apoyo del yerno de Elba Esther y de Guzmán Ochoa (charros de cepa) a su candidatura por el Estado de México.
Sé que lo que digo puede ser impopular o incorrecto políticamente ante mis compañeras maestras, pero siempre diré lo que pienso. No toda crítica viene de los llamados 'derechairos'; no comulgo para nada con quienes nos golpearon, sobre todo, en los dos últimos sexenios. Son contra natura al magisterio, mi tradición, mi familia y mis principios. Sería lo último que haría en mi vida.
La crítica fundamentada y la propuesta que debe acompañarla es fundamental si realmente queremos avanzar. Eso es todo. Ojalá la maestra Delfina entienda y represente dignamente a su gremio, comenzando por una auténtica revalorización del magisterio que no quede en discurso y empiece con el apoyo económico a las normales, mejoramiento de las condiciones laborales de las y los profesores (de los diversos sistemas y subsistemas), certeza laboral y promoción horizontal y vertical en los mejores y más transparentes mecanismos, entre muchas otras cosas.
Sus hechos, espero por el bien de todos, habrán de hacer que, hasta entonces, celebremos.