En días recientes han aparecido notas y artículos referentes a la bancarrota de escuelas privadas como consecuencia de la pandemia. En México, de acuerdo con la Secretaría de Educación Pública, para el ciclo escolar 2019–2020 operaban 46 mil 642 instituciones privadas. Esto me llevó a una breve reflexión sobre la famosísima transformación digital.

El comentario siguiente es con una visión de negocio basada en la expectativa de que cerca de 20 mil empresas de educación cerraron como efecto de la pandemia. Yo poco sé de educación, pero quiero invitar a la reflexión de negocio, desde la perspectiva de la escuela, pero podría ser igual en muchas otras áreas. Quise poner un ejemplo de tortillería pero no se me ocurrió así, a bote pronto.

Lo que sí entiendo, es que hay padres haciendo un gran esfuerzo por dar una mejor educación a sus hijos y que las empresas dedicadas al tema deben de entregar calidad en sus servicios, como cualquier otro negocio que se encuentra en un entorno de transformación constante.

Hace algún tiempo, cuando me invitaban a charlar de innovación mostraba una foto de un quirófano en 1900 y un quirófano actual. La diferencia era brutal, desde la higiene hasta la tecnología. Hoy inconcebible, a principios del siglo pasado, se podía tener audiencia en una cirugía. Así pues, la evolución en la práctica médica durante el siglo pasado fue notoria, asistida por avances tecnológicos, médicos con acceso a mucha más información y mejores herramientas para hacer su trabajo.

De la misma forma, mi lámina siguiente, mostraba un salón de clases de 1900 demostrando, que en la gran mayoría de las escuelas, no ha habido evolución. Así pues, toda esa capacidad técnica, ese acceso a conocimiento que existe, en muchos casos no se han puesto al servicio de la educación, ni de nuestros niños en etapas tempranas de aprendizaje y en muchos casos ni en universidades.

¿Qué falló ahí? Algo así como la transformación digital.

En este sentido, es extremadamente común ver unos “memes” con frases como “Netflix no mató a Blockbuster, los cargos por retraso en entrega lo hicieron” o el infalible “Amazon no mató a los minoristas, el mal servicio y la experiencia del cliente lo hicieron” y así unos cuantos más. Siempre he pensado que son verdades a medias.

La realidad en estos casos como el mismísimo Uber es la Transformación Digital. Netflix usó herramientas tecnológicas para ofrecer películas (desde un sitio web para pedir por correo tus DVDs), Uber integró tecnología ya existente, como el GPS y el pago con tarjeta. Integraron tecnologías y herramientas para hacer mejor su trabajo, así como los doctores.

Bueno, el aula, en gran parte del sistema educativo no ha tenido cambios y eso tiene en crisis a muchas escuelas privadas hoy.

En México al menos se tiene la idea que la educación privada es siempre mejor que la pública. La crisis provocada por la pandemia ha demostrado que no es así. Me he enterado de muchos casos de escuelas (caras y baratas por igual) que no estaban preparadas para una situación como esta. No contaban con plataformas tecnológicas ni herramientas que pudieran ofrecer continuidad en la educación.

Estas escuelas que no tenían mucho que ofrecer, que enviaban un correo electrónico semanal con una guía de trabajo en casa, otras que hacían videollamada un par de horas al día, son las que están en crisis y sinceramente, que bueno. No, no es mala fe, es el futuro de nuestra niñez y juventud lo que está en juego.

Las escuelas que seguían el modelo tradicional donde el maestro es el poseedor del conocimiento y lo transfiere al alumno son las que la están pasando peor. Y no, no es por la pandemia, es por la falta de visión de los líderes de esas instituciones.

En cambio, hay escuelas que ya estaban haciendo uso de herramientas tecnológicas, que en muchos casos el maestro actuaba como facilitador, proveedor de herramientas guía para encontrar el conocimiento. Esas escuelas hoy enfrentan otro tipo de retos y van en el sentido de encontrar modelos de aprendizaje no presencial, porque los padres y alumnos se están dando cuenta que no será necesario ir a la escuela todos los días ni en un horario como antes de covid.

Entonces, en resumen, la pandemia no acabó con las escuelas. La falta de innovación, la falta de adopción de herramientas, la falta de modernización del proceso de adquirir conocimiento es lo que las está matando y por el bien de los niños y jóvenes, ojalá no vuelvan. Esta situación no es exclusiva del sistema escolar, de acuerdo con el Inegi, son un millón de entidades económicas las que cerraron a causa de la pandemia, muchas de ellas por falta de innovación.

Iván Zavala es director de desarrollo de negocios en Cognizant. Ha colaborado en temas de educación, ciencia, tecnología, innovación y desarrollo económico con organismos como la OCDE, Banco Mundial, Secretaría de Economía, Educación Pública y Conacyt, entre otros. Publica en el periódico Milenio