“La investigación narrativa sobre las historias de vida y biografías puede responder a nuestra actual coyuntura postmoderna: en un mundo que ha llegado a ser caótico y desordenado, sólo queda el refugio en el propio yo” (Bolívar. 2006; pág. 3).
En México, predomina la versión oficial de lo que sucede en las aulas. Lo común es que se conozcan los reportes de los profesores, el informe de los supervisores, las estadísticas de asistencia, del promedio de calificaciones escolares de alumnos o grupos, la evaluación que otorga el estudiantado a su docente y muchos números más. Por el contrario, lo más importante que sucede en un salón de clases o en la escuela no suele documentarse.
Gil (2000) confirma una verdad profundamente cierta en nuestra sociedad: no se escucha la voz de los docentes. Cuando se sabe de ellos en los medios de comunicación, solo es para criticarlos o denunciarlos. Otra idea difundida es que se les considera meros instrumentos ejecutores de las políticas educativas y que son los “únicos” responsables de “educar” a los alumnos, aun cuando todos sabemos que los valores deben transmitirse en la familia.
En la actualidad los docentes están expuestos a los ataques de los alumnos y padres de familia, y al poco o nulo apoyo de parte de las autoridades educativas. Por ello. es necesario que los docentes participen en la construcción de una sólida identidad personal y profesional, cimentada en su propia historia de vida en la que hurguen en sus sentimientos y valores que los conforman y para contarnos la historia “no oficial”.
Afortunadamente, desde hace cerca de veinte años, instituciones formadoras de docentes (UPN), han buscado darles voz y, por ello, se han generado espacios para que éstos, no sólo narren su vida, sino que cuenten lo que pasa con sus estudiantes, y los alienten a escribir sus relatos de vida, para poder conocer las historias cotidianas que se forjan día a día y en ocasiones, son decisivas en la vida escolar.
La Narrativa autobiográfica, vista de esta manera, es el vehículo idóneo para la formación de un docente y para la generación de personas que adquieren autonomía sobre sus vidas. “Cuando los profesores se animan a escribir o relatar sus experiencias profesionales y personales; cuando fomentan a su vez, que los alumnos escriban lo que les pasa o que cuenten como se sienten en el proceso de aprendizaje, están favoreciendo su formación, esto es, las experiencias de cambio, de crecimiento y en su caso de desarrollo profesional” (Gil; 2000: pág. 164).
Para nombrar esa literatura se han empleado muchos nombres: “… método (auto)biográfico, relato de vida, historias de vida, historias de vida en formación, investigación narrativa, investigación biográfico-narrativa, enfoque (auto)biográfico (…) biografía educativa, narrativa de formación, narrativa de vida, memoria, memoriales, autobiografías (…)” (Passeggi, 2011).
Agreguemos el hecho de que esta literatura se genera acompañada de muchos soportes auxiliares como las fotografías, los videos, dibujos, cartas, mensajes electrónicos y todo lo que permiten hoy las redes digitales.
Obviamente, esta condición puede causar confusión o producir una falta de precisión cuando se busca generar investigación social científica. En ese sentido, Passeggi ha definido dos denominaciones: “narrativas (auto)biográficas y escrituras de sí. Las narrativas (auto)-biográficas permiten incluir tanto la historia de una vida, como fragmentos de ella; éstas pueden realizarse en la lengua oral, escrita o de señales, por medio de expresiones mediáticas y digitales (cinebiografía, fotobiografía, videografía, webgrafía, etc.). Reservamos la denominación escrituras de sí para textos escritos por los propios autores”. (Passeggi, 2011)
Incluso con esta precisión, persistirá la crítica a la narrativa elaborada por docentes y estudiantes y, con frecuencia, se le descalificará “por carecer de rigor científico”. Se menosprecia el escrito o testimonio de una persona porque no es “representativo estadísticamente” y, de esa manera, se olvida la profundidad que nos brinda en términos humanos. Se olvida que la Historia (con mayúscula) en realidad se conforma con muchas microhistorias y, se cierran los ojos ante el hecho de que algunas de esas microhistorias se repiten en diferentes vidas, en un mismo momento histórico sociocultural. Sin embargo, colocar en el centro de la investigación a un sujeto nos da una dimensión emocional y permite ilustrar cánones estéticos propios de una época. Así Juan Pérez Jolote: biografía de un tzotzil (1948), de Ricardo Pozas ha sido una obra reconocida por su gran valor antropológico y literario. Lo mismo sucede con Chin Chin el teporocho de Armando Ramírez y El vampiro de la colonia Roma de Luis Zapata.
De esta manera, la escritura de sí mismo adquiere una honestidad que no está anclada en el positivismo, no se trata de contar solo elementos históricos absolutamente verificables, sino de la interpretación de estos. Hay una amplia zona de contacto entre la persona, su condición sociocultural, el momento histórico, el lenguaje y los sentimientos que se recrea a través de la escritura y de gestación de una estructura narrativa que dota de sentido a los hechos que no se presentaron con esa estructura. La “realidad” es en verdad una construcción del sujeto y no está conformada por hechos irrefutables.
Al emplearse el lenguaje para la construcción de esa realidad que ha quedado en el pasado, es inevitable reconocer que la función mediadora del lenguaje suele tener un efecto terapéutico en quien escribe. Eso impone un dilema ético entre quien escribe y quien acompaña como lector. Si se trata de un docente quien se asocia a la persona narradora, el asunto exige un nivel de confianza y de confidencialidad que debe proteger al escritor(a), puesto que sus cuitas lo colocan en una situación vulnerable.
Esta situación tan delicada es la que promueve que se traten temas complejísimos como: violencia doméstica, acoso sexual, procesos de creación de identidad personal, la educación sentimental respecto a la amistad y el amor, el valor ético de los desafíos a la autoridad, recreación de la autoestima y del amor propio, presencia de drogas y alcohol ante los ojos de menores de edad, prostitución en lugares próximos a los centros escolares. Por el contrario, estas temáticas se soslayan o desaparecen de los informes oficiales. El empoderamiento ético que fomentan las narrativas de docentes y estudiantes es temido por las estructuras tradicionales de dirección escolar porque no saben qué hacer ante él; por ello, buscan anularlo o desactivarlo. Ese empoderamiento ético va acompañado de una intención de acciones comunitarias o colectivas y ahí radica una parte de su valía.
Correa Nava, Chona Portillo, González Almaguer y Jiménez Robles afirman que “La investigación/intervención (auto)biográfico narrativa es una aproximación que permite enriquecer la indagación social y la construcción de conocimiento en el campo de la educación, así también resulta esencial para la acción social y/o pedagógica. La investigación narrativa supone una forma de conocimiento que interpreta la realidad educativa desde una óptica particular: los modos como nos narramos en un intento de explicarnos/comprendernos en el mundo escolar en que vivimos y la identidad narrativa como formación en contextos de cotidianidad”.
¿Será entonces, la narrativa autobiográfica el camino para lograr la apertura y reflexión docente? Nosotros creemos que sí, que hace falta en este mundo convulso y confuso, escuchar en primer lugar la voz del docente, darle el valor que se merece en el proceso educativo, y motivarlo a narrar su historia de vida. Permitirle reconocer quién es y que identifique sus competencias. Se trata de dar un paso al frente y hacer que se escuche esa voz y su identidad.
Con solo narrar su historia, el docente no puede esperar un cambio mágico en su vida o en su práctica. El cambio depende del valor que el sujeto dé a los sucesos narrados y al conocimiento que adquiera de sí mismo para la construcción de su identidad. Una identidad que le permita enfrentar exitosamente:
- Situaciones emergentes, como la pandemia por COVID 19 (educación virtual, temores, falta de destreza tecnológica, soledades y estados anímicos)
- A las autoridades insensibles y sordas a la realidad docente
- A la falta de recursos.
Además, el ideal a lograr sería erigirse como un ejemplo a seguir por sus alumnos, una guía, una compañía, un(a) animador(a), una amistad, un puente, un lazo, una certeza.
Solo al narrar por escrito nuestra vida y leerla y releerla, llegamos a la reflexión. Según Ricoeur, “la lectura implica un momento de envío, es entonces cuando la lectura se convierte en una provocación para SER Y OBRAR DE OTRO MODO….( ) El envío se transforma en acción solo gracias a una decisión que hace decir a cada uno ¡AQUÍ ESTOY!”(Gil;2000; pág. 162).
Probablemente tú, lector, si aún no has experimentado el placer de escribir tu historia de vida, no apreciarás en toda su magnitud los conceptos y experiencias compartidas.
Con un año nuevo en puerta, después de un período de experiencias complicadas por el COVID 19, que han provocado un encierro forzoso, una educación virtual y “una nueva normalidad”, pero sobre todo un futuro incierto, consideramos que es el momento idóneo para tomar la batuta de tu vida e iniciar el proyecto de escribir tu propia historia. Seguramente encontrarás un bálsamo para tus emociones y podrás expresar, sin lugar a dudas: ¡Aquí estoy!
Referencias
Bolívar, A., & Domingo, J. (septiembre de 2006). La investigación biográfica y narrativa en Iberoamérica: Campos de desarrollo y estado actual. 7(4), 1-33.
Gil, F. (2000). Las bases teóricas de las narraciones autobiográficas de los docentes. Teoría educativa, 159-181.
Passeggi, M. d. (2011). Aproximaciones teóricas a las perspectivas de la investigación (auto) biográficas en educación. Traducido del portugués por: Dora Lilia Marín Díaz. Educación y Pedagogía, Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad de Educación, vol. 23, núm. 61, septiembre, 25-40.
José de Jesús González Almaguer
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Docente de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán y del Colegio de Imagen Pública. Ha realizado intervenciones como consultor y brindado capacitación tanto en el sector privado como público y el tercer sector. Su trabajo profesional le ha llevado a recibir distinciones internacionales. Ha participado en once libros especializados en español y uno en inglés. Lic. En Periodismo y Comunicación Colectiva, Maestría en Educación, estudios de Maestría en Comunicación Institucional, Especialista en Valores, estudios doctorales en Humanidades y estudios doctorales en Innovación y Responsabilidad Social.
Mtra. Norma Olivia Matus Hernández
Se ha desempeñado como mediadora de lectura desde hace dieciséis años como docente frente a grupo de primaria y cinco años como mediadora voluntaria del programa "Salas de lectura" de la Secretaria de Cultura. Maestra en Educación Básica (UPN). Diplomada en Mediación lectora (UAM). Diploma de Narradora oral. Lic. En Administración (UAM). Profesora de Educación Primaria (ENM).