Alejandro Byrd nos presenta su libro Hoy no quiero saborear mi dolor, ni robarle inspiración a mi tristeza (Ed Razón y Palabra, 2024), un texto que ofrece gradualidad y no sobresaltos. Escrito como un diario, se tiene la sensación de acompañar a un viajante. Al leerlo, se profundiza, se avanza como en una bahía donde cada vez que braceamos, sentimos una corriente que nos va conduciendo, sin mayor esfuerzo, a un mar abierto.
Ese mar es también un corazón abierto que nos planta preguntas y comparte dudas, que nos guía a una historia personal que remite a dolores y saberes, a sentimientos y encuentros, a tristezas, nostalgias y la sensación de que nos aguarda la desdicha.Sin embargo, muy pronto aparece la ilusión, la esperanza, la concordia, la armonía y una paz siempre anhelada.
Es un viaje interior hecho en comunidad y nos permite recordar que la palabra considerar tiene sider en su etimología latina que nos remite a estrella, como en la noción de espacio sideral. De tal manera, que pensamos levantar la mirada y buscar respuestas en los astros, consultarlos como antiguas civilizaciones. De esa manera, con-siderar es medir en la escala de estrellas y reconocer que somos pequeños, muy pequeños, al comparar nuestros problemas, nuestras historias, nuestra condición, con las estrellas y estimar así nuestra situación. Algo nos hace recordar que, si solo somos polvo, somos polvo de estrellas y eso nos hace parte del universo: somos universales y únicos.
Este diario no promete soluciones con cambios superficiales, ni materiales. Por el contrario, nos recuerda la vieja locución latina Ad astra per aspera. Es el camino pedregoso, áspero, pesaroso, el que nos conduce a las estrellas, al cielo, a la cima del éxito anhelado. Así andamos en compañía de estas páginas que se vuelven brújula para el senderista, astrolabio para el navegante, mapa de navegación para el piloto, faro para quien cruza canales riesgosos.
Durante la lectura, como en una jornada de viaje, se crece. Es cierto, crecer duele (a veces menos, a veces más), como sabe quién ha sido adolescente o ha ido al gimnasio. Aquí lo que importa es que hay dolor que nos cambia. Empero, somos capaces de reconocernos a nosotros mismos, aún en ese doloroso cambio. También hay duelo, por aquello que se ha dejado atrás y se ha querido. Así que nos convertimos en deudos, al hacer la lectura.
Para los lectores, podemos decir que, si se persigue una búsqueda más profunda, un significado auténtico en el quehacer cotidiano, aquí hay un acompañante para el recorrido, porque importa la jornada, no solo el destino. Esa marcha será más grata con este libro como compañía bajo el brazo y ante nuestros ojos.
También encontraremos que se nos habla de una etapa llena de paradojas: una alegría artificial, pero alegría al fin; una paz que no se busca, solo se presenta; la opción de regalarse y ser quien recibe el beneficio; los modales de convivencia, convertidos en la más fina cortesía y generosidad.
Seis avenidas por transitar
Encuentro que se abren algunas avenidas para desarrollar un trayecto, al concluir la lectura.
La creación de comunidades de apoyo para atender y convivir ante las filias y adicciones que pueden herir tanto a quienes queremos como a nosotros mismos.
El otorgar un almacén (o reservorio) de recursos de bienestar y “bien ser”, para la creación de riqueza material, pero más importante aún, para la riqueza socioemocional y sociocultural.
El potenciar la colaboración intergeneracional. Jóvenes que obsequian su tiempo, fortaleza y entusiasmo ante otras generaciones que entregan experiencia, prudencia y sueños: pero la magia intergeneracional consigue que, después de algún tiempo, todos obtienen todo.
La construcción de redes activas entre pares. Con la vieja tradición de contar con alguien que es primus inter pares. Todos como iguales, pero el mejor de los pares goza de autoridad, mas no de poder. Su fuerza radica en esa autoridad ganada y concedida, a la vez.
La exploración del significado y sentido de la vida. Con la ventaja de hacerlo en comunidad, logramos vivir experiencias enriquecidas y también realidad aumentada, no como ilusión virtual, sino como un espacio vital que se multiplica al entrar en contacto con más personas.
El servir como sinónimo de éxito social, comunitario, familiar, empresarial, político. Cambiar las coordenadas del triunfo personal por un logro anclado en pensarnos como alguien servicial, no alguien servil. La mayor satisfacción es ser parte del cambio en la vida de otra persona.
Este libro no habla de una segunda oportunidad. Habla de una oportunidad diaria. Lo importante no es ser ganador, sino ser jugador. La vida es una ocasión cotidiana. Carpe diem…
Nota: el libro puede descargarse de manera gratuita en el siguiente vínculo:
https://razonypalabraeditorial.com/varia/
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Docente de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán y del Colegio de Imagen Pública. Ha realizado intervenciones como consultor y brindado capacitación tanto en el sector privado como público y el tercer sector. Su trabajo profesional le ha llevado a recibir distinciones internacionales. Ha participado en doce libros especializados en español y uno en inglés. Lic. En Periodismo y Comunicación Colectiva, Maestría en Educación, estudios de Maestría en Comunicación Institucional, Especialista en Valores, estudios doctorales en Humanidades y estudios doctorales en Innovación y Responsabilidad Social.