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Miércoles, Octubre 16, 2024

Un viaje al pasado: entre la emoción y la espiritualidad, ayuda a comprender que hay un hilo muy delgado entre las significaciones de la emoción y de cómo las asimila el cuerpo y las actuaciones espirituales como dones de la trascendencia. Todo lo que siente el cuerpo físico y que no encuentra saber en la medicina, no es necesariamente un mal diabólico, puede ser una emoción poco acompañada que busca salir para ser aliviada. La experiencia de Fe juega un rol importante en todo este entramado, es la posibilidad de comprender las frases de Jesús “deja tu ofrenda y ve a reconciliarte con tu hermano”. El viaje al pasado es el fin de la trilogía del día donde el abuelo Filo se tomó su tiempo para enseñar a Niño que cojea cuando interroga y camina normal cuando encuentra o va en busca de sus respuestas. La primera parte en la noche fue de la inteligencia artificial como alimento de dioses; la segunda en la mañana es la invitación a ver lo espiritual como enigma y diálogo con la razón y la tercera parte en la tarde-noche es un viaje al pasado para sanar. Tu dolor físico y del alma puede tener un origen en tus antepasados. Recuerda que Filo o Niño, pueden ser cualquiera de nosotros. ¿Cuál eres tú?

Aquí vamos ….

Aquella tarde, cuando el sol alegre caía después de cumplir su misión cotidiana de servir sin esperar nada a cambio, la montaña lo esperaba para ocultar su agotamiento y permitirle dormir para prolongar su descanso, la banca del abuelo conservaba el cuerpo de aquel Niño inquieto que su interior conectaba, desde el silencio de su corazón. Las aves buscan el refugio en los árboles donde dejarán su aliento acompañado del firmamento gris que poco a poco se oscurece para dar paso a la penumbra. El abuelo Filo que viene fatigado del campo, dirige sus pasos al ranchito donde humilde le espera su compañía que ansioso aguarda para seguir interrogando. Cuando sus pasos lentos retumban en la cerca de la casa, Niño interrumpe el silencio de la tarde y con un saludo efusivo le da bienvenida a su abuelo que con los últimos suspiros que le provoca el día, le devuelve una sonrisa a aquel que es su aliento de vida y le permite seguir viviendo.

Con una totuma y un poco de agua, Niño le invita a sentarse en la banqueta para reposar un poco de su larga faena de campo. A sus pies como su humilde servidor contempla a su abuelo y se dispone con una sonrisa a cuestionar la vida y entablar una conversa con su protector. Se pone de pie y dando la espalda le dice: Abuelo Filo (pregunta) Hice todo lo que me indicaste, llegué del campo, me ubiqué en la banqueta, cerré los ojos, respiré lentamente hasta que pude sentir los latidos de mi propio corazón, sentí que mi cuerpo se quedaba tranquilo, y pude escuchar hasta el más mínimo sonido que se movía a mi alrededor, fue fantástico por un momento; pero luego mi respiración se agitó, empecé a sudar y a escuchar voces que me daban miedo, risotadas que se burlaban de mí, empecé a llorar del pánico que me producía ese encuentro, trataba de abrir los ojos pero no podía, me invitaban a mirar más a fondo y empecé a ver sombras, algunas estaban a mi altura, se posaban frente a mí, y con ojos desafiantes que solo el pánico puede describir, se desvanecían en la mente como si el viento se las llevara. Al fin logré despertar cuando empecé a escuchar tus pasos, no sabes el miedo que me provocó esa banqueta.

El anciano sonrió y ayudado por Niño como pudo abalanzó su cuerpo sobre aquella banqueta la cual se ha convertido en el lugar donde el tiempo se detiene, quitó de su cuerpo un abrigo de piel que cobijaba su cintura, lentamente retiró el sombrero de su cabeza y al paso del viento frío que cubría su mente lentamente empezó a cuestionar…

¿Sabías Niño que las sombras que viste y los ruidos que escuchaste a veces resultan ser las escenas de tu propia vida que reclaman algo que no se ha resuelto? -¿Cómo así?- contesta Niño. El abuelo sonríe y agrega, ya sabía de tu asombro, te he aprendido a conocer; pero antes de contestar al interrogante quisiera plantearte dos más (continúa el abuelo). ¿Sabías que la mayoría de los dolores físicos que sufrimos como el estómago, la cabeza, la espalda, las rodillas, son por emociones que no se han resuelto, asuntos que dejamos de hablar y los guardamos para no afectar y no afectarnos y al final pasan su cuenta de cobro? Niño que se encontraba recostado en una chambrana que su abuelo había construido con retazos de guadua, encamina sus pasos cojeando hasta donde está el abuelo y antes que dijera algo, el abuelo lanza su siguiente pregunta, la cual se sentía como un dardo que paralizaba todo su ser ¿Sabías que la mayoría de los espantos, demonios y espíritus que las personas ven y sienten no es nada maligno que viene del más allá, sino de situaciones no resueltas de cada persona del más acá y que a veces sienten escalofríos, agitan su respiración por temor a enfrentarlos?

El Niño de pantalones cortos y camisa tenue que termina en remiendos dejó caer su cuerpo lentamente sobre las rodillas de su abuelo, acomodó sus calzos pies y con sus manos llevadas al rostro, se dispuso a escuchar lo que el abuelo campesino experto en encontrar tesoros de sabiduría en la tierra y cosechar frutos donde nadie cree y con su mirada fija en el atardecer, donde la nada se hace eterna, perdió su mirada en el horizonte, su mano derecha se dejó caer sobre el hombro del asustadizo Niño y comenzó una de sus tantas historias.

Allá en la inmensa noche que regala el tiempo, en la penumbra de un rancho que los lujos permite, al calor de las gentes que poco se interesan por las tragedias de otros, donde la correría del mundo impide ver el sufrimiento del otro, allá donde el sufrimiento se esconde porque a nadie le importa, se encontraba ella con un dolor que nadie podría encontrar su origen, se movía lento al ritmo que el dolor le permitía, su agonía era profunda y más sin saber qué le pasaba, ningún experto en el dolor podía atinar la causa de su sufriendo. Su clamor era cada día mayor, suplicaba al cielo una respuesta que pudiera calmar su ansia al menos para saber de qué sufría. Su círculo de amigos se fue cerrando, nadie quiere un enfermo, no producen, no dejan avanzar, entorpecen la marcha. Ante el silencio del ¡Todo Poderoso! Empezaron a frecuentar lugares, poco seguidos por la ciencia, las hierbas medicinales fueron testigos de todas sus proezas, de baños rituales y tomas para alivianar y apaciguar el mundo de los espíritus que frecuentan los cuerpos para hacer daño, de bocaradas de humo que alejan demonios y cierres corporales para evitar que vuelvan.

Los clérigos y más sabidos del que ¡Todo lo puede! Tenían su propia versión, y amparados en contra de los que practicaban las sabias hierbas, y ciertos oráculos, sugerían abandonarse en la creencia de que “Él” podía sanar su cuerpo solo declarándolo. ¡qué locos! ¿Por qué? pregunta Niño.

Es dicho de correrías -continuó el abuelo- pero no escrito en libro Sagrado, es algo de la cotidianidad que sirve de apoyo y que si fuéramos consientes del mismo, pudiéramos emprender un camino de un viaje al interior, lleno de aventuras, desafíos, llantos, horrores, desapegos, nostalgias, alegrías, tristezas y sueños por cumplir, pero también de comprensiones de nuestras actuaciones y emprender nuevas luchas para poder resolverlos. Pero ¿Cuál es el dicho? Pregunta Niño mientras se acomoda en el piso para seguir escuchando a Filo su abuelo. Es curioso, pero así dice “ayúdate que yo te ayudaré”. Pero esta frase -Pregunta Niño - ¿no se encuentra en el libro Sagrado que algunos profesan? No, replicó el abuelo, pero tiene toda la razón, nadie puede ayudar a nadie si no se ayuda, sino se toma los remedios que el experto le receta, sino se alimenta bien sino cree…Despide su última palabra como si quisiera que su interlocutor dijera algo ¿Cómo así? - Interrumpe el Niño- mientras desliza sus manos para apoyarlas en el suelo.

Sí, hay otro dicho que dice que “no hay que creer en brujas, pero que las hay, las hay”, el mal existe y no se puede negar, el corazón de algunos es tan perverso que no pueden ver que otro sea feliz y quieren a como dé lugar, procurar su infelicidad; lamentablemente para algunos es más fácil creer que están embrujados que luchar por resolver sus emociones; sin embargo, mi querido Niño, el hecho de que lo negativo exista no le podemos cargar la culpa de todo lo que nos suceda y que sea contrario a nuestros proyectos. Es importante antes de juzgar un acto o una enfermedad, o algo negativo, pasarlo por el colador de la conciencia para llegar a su comprensión. ¿A qué te refieres abuelo Filo? El colador permite purificar, ver con claridad, debes tener en cuenta las siguientes preguntas, si lo que iba a hacer es correcto, conveniente, beneficioso para mí y para otros, ¿qué falló?, ¡ah!, y algo que se me olvidada y para este colador no menos importante ¿qué? pregunta Niño ¿a quién le contó sus planes? Recuerda que en este mundo la envidia trata de reinar, pero los buenos siempre serán más.

Si este filtro no funciona y sigue algo turbio en su vida, aquí comienza el viaje al pasado para tratar de descubrir qué falto por hacer por parte de padres, abuelos y bisabuelos, hay otros que les toca ir más atrás y con esto van a descubrir y a encontrar muchas significaciones de su vida, tareas inconclusas de un familiar, embarazos interrumpidos, suicidios, homicidios, palabras malintencionadas, negocios no tan agradables, o no deseados que, aunque no lo crean afectan significativamente al ser humano. Lo mismo sucede con los dolores y las enfermedades, ¿cómo así? pregunta Niño que va cojeando rápidamente y consigue otra totuma con agua para el abuelo, le permite beber algunos sorbos que hidratan su garganta y vuelve a sentarse para seguir aprendiendo del sabio.

La mayoría de las enfermedades se heredan, digo la mayoría, no todas. ¿Acaso no has visto cuando visitas a los de bata blanca, sentados detrás de una mesa con sus ojos fijos en una pantalla que no sabes si te hablan a ti o a ese aparato que siempre preguntan que si algún familiar ha padecido de algo similar a lo que te duele a ti? Sí, dijo el Niño sonriendo. Es por eso -continuó el abuelo-, todo viene del pasado y por salud, debemos visitarlo para comprenderlo y sanarlo.

¿Pero abuelo visitar el pasado será tan fácil? Pregunta el Niño inquieto.

El abuelo Filo toma la totuma con agua y después de un sorbo que se siente bajar como un trueno por su garganta, descarga con una mano el recipiente, mientras con la otra se limpia suavemente su boca y después de un suspiro agregó: Ir al pasado es fácil, cualquiera lo hace, es más, hay algunos que les fascina estar allí para tener argumentos y poderse lamentar; sin embargo, mi querido Niño, visitar el pasado para reparar y curar es de valientes. Un gran maestro dijo una vez: “Quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no es digno de mi”. Qué razón tenía este gran sabio de sabios, pero mirar hacia atrás para ver de dónde salimos, estamos y para dónde vamos, es de entendidos que comprenden que son los llamados a sanar y agradecer por los triunfos, por la vida y si algo cojea para resolverlo, en las familias siempre hay uno que asume este llamado, aunque la tarea es de todos; pero como en la escuela, todos no la hacen o la entregan a medias. No es fácil, pero hay que hacerla, causará dolores quizás más agudos que los que tenía, llorará, pero es la forma de sanar el alma. No es bueno callar cuando todos lo hacen, esto afecta la salud, hay que hablar siempre, pero con respeto de no ofender.

Pero abuelo -pregunta el Niño- mientras se levanta y va a la chambrana de guadua para descansar su cuerpo apoyando sus antebrazos: y si el llamado a sanar como mi caso siente miedo ¿qué debe hacer? Muy sabia tu pregunta querido Niño ¿cómo te parece? Que hay entre los de bata blanca, unos interesados en ayudar verdaderamente en aquello que produce el dolor y van más allá, le dedican tiempo a la persona tratando de entender lo que le pasa y dónde se origina. Recuerda, el proceso debe ser personal, hay algunos que recomiendan desbloquear recuerdos y escribir para sanar. Niño de manera ingenua pregunta -Abuelo-: y ¿todos los de bata blanca no están llamados a hacer lo mismo?

El abuelo sonrió y dijo el llamado es para todos y el gran maestro que te contaba arriba una vez curó a diez de algo que les despedazaba la piel y los excluía socialmente y les pidió que fueran donde alguien especial para que dictaminara que estaban sanos, ese alguien eran los de bata blanca de la época del gran maestro, bueno, no sabemos si fueron, lo importante es que uno volvió a dar gracias por lo ocurrido. El gran maestro de maestros confía tanto en los de bata blanca, pero algunos prefieren seguir viendo la pantalla y perderse en la infinidad de lo que allí dice.

Bueno, pero todo no puede ser tragedia, continúa el abuelo Filo emocionado, Niño vuelve y se sienta, sabe que lo que viene va a ser de mucha utilidad. Prosigue abuelo -comenta el Niño-En los que saben del ¡Todo poderoso! hay sabios y entendidos que también hacen muy bien su tarea y van guiando a los que les encomiendan de una manera tan especial que allí logran hacer su tarea, hay también en la cotidianidad seres humanos que fueron capaces de entender su vida y su misión, o van en ese camino y deciden ayudar a otros y, hay abuelos que conocen la naturaleza y saben que sana como en mi caso y que la experiencia nos ha enseñado caminos para alcanzar la paz y la tranquilidad y decidimos donarlo a otros para que lo puedan hacer. Cualquiera que sea el camino para sanar, déjate llevar por él y hazlo, es importante sanar y para hacerlo hay que ir al pasado. Es importante que recuerdes mi querido Niño que tú no escoges el camino, él te elige a ti y lo debes aprovechar. Las emociones nos juegan muy buenas pasadas, pero a veces nos dificultan la existencia y hay que aprender inteligentemente a trabajarlas.

Niño inquieto por saber de las emociones y lo espiritual vuelve a preguntar a su abuelo. Abuelo creo entender lo que me dices, pero: ¿qué pasa con las voces que escuchaba en mi meditación y se burlaban de mí, las sombras que aparecían? para mi eran demonios, que me querían devorar. El abuelo sonrió y agregó, la mente te puede jugar una mala pasada, en el camino de la vida te vas a encontrar a muchas personas con deseos de servir y te podrán ayudar a entender lo que sucede, pero recuerda, también hay mucho charlatán que solo busca aprovecharse de la situación y sacar provecho. Debes ser más inteligente y saber a quién le cuentas lo que te sucede porque puede que por ayudarte, te dejen peor de lo que estabas. Recuerda el filtro, nunca lo olvides.

Niño un poco cansado pero ávido de conocimiento lanzó sus últimas preguntas como flechas que quieren llegar al objetivo Abuelo Filo ¿Cómo identifico la persona que me puede ayudar? ¿Y cómo saber si lo puedo hacer solo sin ayuda?

Lo primero que debes es ser consiente que hay algo por sanar eso ya es un gran avance, prosiguió Filo, todos nosotros necesitamos ayuda, aquí es donde entra la Fe para saber discernir quién es el indicado, esa persona le tiene que dar la suficiente tranquilidad para saber que le puedes confiar tu vida como un niño en los brazos de su madre, si por algún motivo llegas a dudar de la persona que te acompaña, no sigas, algo te puede estar indicando que no es o que se puede aprovechar de la situación. En el camino de las emociones te puedes encontrar con los de bata blanca que hacen su trabajo por vocación, otros se dedicaron a estudiar al ser humano y usan otras vestimentas y su particularidad es que saben escuchar, pero recuerda el filtro y la afinidad, hay personas más cerca del Todo Poderoso que sirven de guías, y otros tantos que aprendieron el arte de escuchar sin juzgar. Hay personas que deben ser guiadas, otros saben tomar el camino solos. La cuestión es que, si no encuentras el camino, es señal que debes emprender la búsqueda de alguien que te guíe. Ora por eso.

El Niño se levantó dio un abrazo al abuelo y se retiró caminado sin cojear, el abuelo con gran sorpresa le pregunta ¿A dónde vas? El Niño voltea y con su mirada tierna le dice al Abuelo Filo, voy a buscar mi propio sitio para entrar en mi interior, tu banqueta fue y será lo que tú has vivido, te agradezco por eso, ahora debo enfrentar mis miedos y mis dolores confiando que si te necesito, se dónde estás. Gracias por lo que procuraste en la vida de la familia, buscaré el lugar que me corresponde y empezaré mi viaje para entender mis miedos, escribiré para sanar y por todo gracias daré. Pasado aquí voy, presente aquí estoy, futuro, ya nos vemos con la cabeza en alto. Abuelo lo de las brujas ¿cómo es? Así replicó el abuelo “que no hay que creer en ellas pero que las hay, las hay”. Bueno, dejemos ese tema a los entendidos por ahora a sanar mis emociones replicó el Niño mientras la sombra de la noche que comenzaba le permitió desvanecerse.

El abuelo Filo, terminó su totuma de agua sentado en la banqueta mientras disfrutaba de la noche que empezaba mientras decía: Es tan difícil separar la emoción de lo espiritual, es un hilo demasiado delgado, pero cuando comprendo la emoción, me acerco más a la espiritual, algunos lo pueden entender al contario, lo importan es tomarlo en cuenta y empezar la tarea. Tengo más pasado que futuro, pero creo que lo he sanado, por eso mi salud es como la de un roble, he podido entender la vida de una manera amable, aprendí a no juzgar a mis antepasados y eso me da paz y tranquilidad. Presente, te admiro, vida futura, te abrazo, no se lo que tengas para mí pero aquí estoy para enfrentarte. Salud.


Referencias


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