En la cinta El hombre del mañana (The Tomorrow Man, Jones, N. EUA, 2019) asistimos a la vida solitaria de dos personas mayores de sesenta años, que al coincidir algunas veces en un súper mercado comienzan una relación. Ed y Ronnie. Él observa que ella hace compras estratégicas y eso llama su atención.
Ed está retirado y Ronnie trabaja en una tienda. Poco a poco, día tras día, al conocerse y salir, se irán enamorando. Ambos tuvieron familia, que apenas ven en días como el de Acción de Gracias o ya han fallecido. Viven, cada uno por su parte, en casas de madera tipo norteamericana, en suburbios de la ciudad. Los dos guardan un secreto.
Ed está obsesionado en que hay múltiples señales de que el holocausto o el fin del mundo está cerca y que hay que estar preparado para cuando llegue. La manera de enfrentarlo es guardando comida, objetos y herramientas que ayuden en el trance.
El secreto de ella es que es acumuladora de objetos en su casa. El hogar se fue llenando, cubriendo el espacio de las personas que ya no acompañan a Ronnie. Esta forma de acumulación es un derivado del alto consumo de productos y mercancías que tienen por el estilo de desarrollo actual.
Para la investigadora canadiense Annie Leonard, famosa por su libro y animación La historia de las cosas (2007), la economía de materiales del capitalismo pasa por cinco grandes momentos: la extracción, la producción, la distribución, el consumismo y el descarte.
Ed y Ronnie están atrapados, como muchas personas en la sociedad actual, entre consumir, almacenar y no descartar. Sin terminar de disfrutar ninguna de las dos cosas. De ahí el nombre de la película que debería incluir a ambos: el hombre y la mujer del futuro o la pareja del mañana.
Los dos creen que algún día necesitarán o usarán los objetos almacenados. Y lo que habitualmente pasa, es que después de un tiempo —Leonard dice que seis meses—, esos objetos son candidatos a ser transferidos a ventas de garajes o de mercados de pulgas o de plano como residuos sólidos. El objeto más codiciado, como la supervivencia en el caso de Ed, puede ser basura en poco tiempo.
La cinta nos hace pensar en muchas de nuestras compras por impulso, en promoción, baratas o descuentos y en las pequeñas bodegas que, en las casas, se convierten algunas habitaciones, donde se depositan, junto a las esferas y el árbol de navidad, objetos comprados, que ya no usaremos jamás, pero que no sabemos qué hacer con ellos.