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Jueves, Mayo 09, 2024

Un primer inicio

Las siguientes líneas tiene como objetivo revisar desde las humanidades la estrecha relación que se tiene con la antropología teológica, colocando como ejemplo el diálogo de la mujer con la serpiente, y la perspectiva que se ubica a través de la historia sobre el fruto que comió la mujer, que han denominado manzana y de cómo este encuentro es un dilema de lo humano al conformismo y de poca aceptación de las consecuencias cuando se actúa de formas contrarias a las ordenadas. Se parte del discurso teológico desde la voz que crea, para continuar con la voz que destruye, posterior el sentido de la manzana desde la mirada del conformismo y cierra con el papel de las humanidades como forma de ayudar a resolver el dilema y como invitación a pensarse en lo humano para comprender la trascendencia desde el reconocimiento del otro. Llega a la conclusión que el ser humano debe ser crítico y que no es sano echar culpas para no asumir responsabilidades y, que así logrará entender el sentido de la salvación.


Preámbulo

La voz que crea y después ve que todo era bueno, la voz que destruye y hace caer en tentación, la serpiente que habla e incita a hacer lo contrario a lo ordenado, culpar al otro por los errores cometidos y sobre todo decir que fue una manzana y orientado hacia una mujer, la que permite que el pecado llegue al ser humano, mostrando una especie de confort y de apatía por lo colectivo y social, donde aparentemente el hombre y la mujer se incapacitan para asumir responsabilidades. Estas apuestas que resuenan en antropología teológica o de introducción a los estudios bíblicos, forman parte del curso de pregrado de la Universidad Católica de Pereira denominado “Diálogo Fe y Cultura”, en el cual se invita a los estudiantes a conocer la filosofía institucional y desde la perspectiva cristiana y tomar como referencia la Biblia. Se invita a que conozcan desde la ciencia, el lenguaje bíblico, acompañado de algunas figuras literarias, en este caso el mito. Se encuentra en clave de diálogo, la voz de Dios que crea, la de la serpiente que genera discordia y la mirada de la manzana como algo que es ejemplificado, pero sin culpa por ser fruto; luego se muestra una relación del tema con las humanidades y su intención de ayudar al hombre y la mujer a comprenderse como especie en la búsqueda de la trascendencia.

La voz que crea

La manzana es fruto que lamentablemente se entiende en la religiosidad popular como un prohibido y la serpiente como maligna, la mujer como incitadora de pecado y el hombre con una fuerte carga de responsabilidad moral porque el hombre tenía que cuidar todo lo que le entregaron. Este enunciado y una vista al libro del Génesis (3,1-14), serán parte de esta defensa donde se busca reflexionar sobre el papel que compete al ser humano desde esta perspectiva de estar en el mundo y salvar la vida útil de las manzanas de la mujer y las serpientes, que fueron utilizadas como ejemplo y que ahora cargan unas responsabilidades que no son de ellas, sino de la ejemplificación del Escritor Sagrado.

Hay que partir del mito como lenguaje bíblico que expone y acerca a las realidades de un modo pedagógico y que culturalmente se pudiera entender cuando la ciencia no tenía su despliegue, con el mito se cuentan los orígenes de la humanidad desde el texto sagrado y ayuda a adentrarse en el misterio para comprender la actuación del Dios en la historia humana. Es curioso escuchar en el libro del Génesis, la voz que crea: “y dijo Dios, Hagamos” (Gn 1, 26) lo cual da a entender que Dios no anda solo y que invita a los que están con Él a una acción que en este caso en particular termina con la creación del hombre a su imagen y como su semejanza (Ibáñez, 1999). Esta voz crea, construye, ordena y, ve además que todo está bueno, lo cual solo pide una cosa, la obediencia y el cuidado bajo el señorío que debe emprender a partir de la orden emitida para conservar lo entregado, los frutos, las aves, los peces, el Edén, la mujer. Esta voz que es el mismo Dios, no solo habla con ese hombre y con esa mujer de las escrituras, también lo hace con cada uno de nosotros; es más, camina en la historia humana al frente mostrando su obra, para que el corazón enamorado se dé cuenta de su existencia trascendental y se guíe por sus pasos. Esta voz sigue recreando en la voluntad de los que le escuchan del Shemá que llama al cuidado del entorno y del otro en todo momento (Gn 1, 28). Dios crea y encomienda al hombre su cuidado; al parecer al diablo esta decisión del Creador no le gustó y busca la forma de convencer a la mujer y por ende, al hombre.


La voz que genera discordia

Dios habla con el hombre, en este apartado hay cierta maniobra del discurso, porque desaparecen los protagonistas principales y aparecen los secundarios, la mujer que camina por el jardín y una serpiente que habla (Génesis 3) pero esta voz no tiene ninguna intención de continuar con la orden que emana de Dios, sino que quiere proponer en la soledad de la mujer un discurso que incita los sentidos del oído a atender otras miradas que hasta el momento no sea habían contemplado porque no había necesidad de ello. La serpiente como la más astuta que logra engañar a la mujer para que desobedezca al Creador (Gelabert, 2008) es la voz que genera otro tipo de miradas, un cuestionamiento a la libertad. Este apartado que lleva consigo el origen del mal, o tentación y caída, seduce el oído, la mirada, el gusto, la conciencia, (Toro, 2019) despierta en palabras del texto los sentidos de la mujer, generando discordia con la armonía que venía con la voz inicial, la cual irrumpe de generación en generación golpeando la libertad de hombres y mujeres. Ibáñez (1999) dice que la serpiente como símbolo de la tentación que viene del exterior solo es fructífera si desata las emociones internas del ser humano. Aunque Barón (2005) y Dawson (2005) insisten que el origen del mal y su explicación solo es posible con esta perspectiva bíblica, se culpa a la mujer de dejarse persuadir por el mal y se le quita responsabilidad al hombre; pero ¿qué tal si la historia fuera contraria y el que fuese tentado haya sido el hombre? El fin pudiera ser el mismo, la mujer en su soledad el hombre desentendido de sus obligaciones, y al final los dos en suma preocupación por los afanes de mundo, ocultos ante los pasos del Dios que camina en la historia del género humano, que sigue llamando a relación (Gn 3, 9) ese dónde estás que interpela respuestas honestas al interrogante dónde estás parado y la necedad humana que no se siente capacitada para afrontar sus errores y culpa a los demás a las circunstancias.

Este diálogo entre Creador y creatura, voz de Dios que pregunta y hombre y mujer que contestan, tiene un detalle que poco se percibe. Dios no pregunta a la serpiente, la reprende (Gn3, 14) porque las serpientes no hablan, no poseen cuerdas bucales para este fin, su papel está en el ataque a la conciencia de la mujer y con ella a la humanidad, una voz que genera discordia en la mente del que piensa y siente, y lo lleva por el camino erróneo fuera de lo indicado. Sin embargo, se decía arriba que hablaba con la mujer Ibáñez (1999) menciona como si se tratara de un diálogo entre dos mujeres que exageran, pero al final la serpiente persuade con engaños a la mujer; esto es un sentido figurado para mostrar lo que puede suceder con la soledad del hombre y de la mujer si se atienden llamados distintos a la obediencia; las serpientes hablan y siguen hablando en la razón, e incita a la rebeldía, a mostrar el camino corto, sin preocupaciones, sin sacrificio, habla al que hace dieta para que la cambie por algo que pueda ser fugaz y sabroso, habla al que quiere actuar rectamente y con justicia, para que busque otra manera desde el facilismo, así los otros sufran. La serpiente, el demonio, también está al lado de Jesús (Mateo 4), y le presenta tres tentaciones irresistibles para apartarlo del camino: alimento como lo hizo con la primera mujer, poder para que le sirvan, y riquezas para que supuestamente sea feliz, todas fueron vencidas, pero que sigue buscando a quien tentar, lo insiste hasta que alguien caiga.



Que no sea una manzana

El libro del génesis en el capítulo tres, no habla de manzanas, menciona un fruto del cual prohibieron comer tanto al hombre como a la mujer, no se lo prohibieron a las otras especies, era el fruto del conocimiento del bien y del mal, el cual según la exageración de la serpiente (Ibañez, 1999) serían como dioses, conocedores del bien y del mal, lo cual solo quedó en abrirse al conocimiento y ocultarse porque estaban desnudos (Génesis 3, 8) ¿Qué hay en ese fruto que resulta fascinante que en vez de gusanos como puede tener cualquier fruto en el campo y, éste tenga una serpiente y fuera de esto, que pueda hablar? Aunque esto es de mucha importancia para dar una connotación del origen del mal, la reflexión se ha quedado en lo tangible del escrito resumiéndolo solo a un fruto que dicen por ahí, tratarse de una manzana y de una serpiente que habla, y en la mujer que desobedece, al hablar con una especie que era catalogada como la más astuta de todas. En defensa de la serpiente y que no está hablando el texto del animal aquel que serpentea, sino que seduce, se encuentra el libro de los números donde la serpiente de bronce es elevada en el desierto para que curara a los mordidos por serpientes en sus caminos (Números 28, 8). La primera era símbolo de discordia, de maldad, engaño, dolor, sufrimiento, la segunda de curación, sanación, esperanza, salvación, la primera hace ruido, la segunda se contempla en el bronce en silencio.

Es mejor reflexionar que seguir de largo sin entablar ninguna crítica y de cuál pudiera ser el llamado que se hace a partir del texto bíblico que data la narración, no se trata de culpar a las circunstancias y no asumir ninguna responsabilidad (Fernández, 2014); la manzana como fruto, lleva una idea de culpa en la cotidianidad religiosa por lo sucedido y no se sabe si estuvo en ese diálogo de frutos que al inicio pudo tener el hombre con Dios de lo que podía comer y lo que no, en defensa del fruto con toda tranquilidad, no parece en libro del Génesis (Gn 2, 9). La manzana de Newton es famosa, al igual que la de Apple y qué decir de la Gran Manzana en Manhattan; no es el problema de la manzana, sino de la responsabilidad individual y colectiva con el mundo y un llamado a la coherencia con la actuación de cada uno y su consecuencia social, es estar pendiente y consiente de que las tentaciones llegan, pero es cuestión de estar atentos para no caer en ellas.

Un diálogo con las humanidades. Lecturas desde el reconocimiento

Las humanidades dialogan con la antropología teológica para ayudar al hombre a entenderse como humano, como parte de la creación, de relaciones sociales, de intimidad y de exterioridad y que todo esto ayuda a comprender la integralidad, incluyendo la trascendencia; como el tema puede ser ambiguo, plantea una lectura de la teoría crítica desde el reconocimiento como dinámica social que con Honneth a la cima como defensor de la misma (Toro, 2020), busca la reivindicación del sujeto bajo tres dimensiones: la primera la afectiva y con ella la autoconfianza; la segunda el derecho con la autorrealización y la tercera con la solidaria y con ella la autoestima, todo leído desde la persona y su deseo de ocupar el lugar que le corresponde socialmente (Toro, 2021). Es importante esta claridad para comprender el grado de compromiso de las ciencias humanas por develar el sentido del ser y ayudarle con esta tarea y, la teología con el camino posibilitar del encuentro de lo humano con lo divino, lo cual se llena de significado cuando se reconoce.

Este tema dialoga con las humanidades de manera directa al colocar en el escenario aquello que impide una relación trasparente con el otro, llama al respeto de la privacidad la cual fue violada por un ser que anímicamente habló y generó un tipo de reflexión distinta, que le vendió una idea de mundo muy diferente al acostumbrado, pero al final le llevó al destierro. El tema del reconocimiento como teoría crítica que se propone desde la escuela de Frankfurt (Aparicio, 2016) busca una reivindicación social y moral del ser humano (Honneth, 1997) desde tres dimensiones fundamentales como son la dimensión afectiva, de derecho y solidaria (D, Ángelo, 2005) y con ello se logra la autoconfianza, autorrespeto, y la autoestima (Arresé, 2009). Si todo esto se lee desde las necesidades subjetivas del hombre y de la mujer, (Butler, 1999) de aquellas cosas que acompañan las realidades humanas, sean buenas o no tan considerables, vale la pena revisarlas. Las humanidades están al servicio del hombre y buscan su reivindicación consigo mismo y con el otro, buscan un reconocimiento del otro como individuo como persona que lucha por ser mejor cada día, circunda en su pronunciamiento un ideal donde el “yo”, se exteriorice y reconozca sus falencias para construir, servir al otro con madurez y el otro pueda sentir ese acercamiento sin cuestionamientos, con la firmeza de su responsabilidad al actuar. El problema no fue que la mujer conversara con la serpiente, la situación compleja fue que se dejó convencer, se quedó sin argumentos para continuar la conversa y se dejó seducir; las humanidades, anhelan construir para que la vida sea un proyecto, para entender a diferencia de la serpiente que habla que la armonía, la equidad y la obediencia, son necesarias para avanzar en comunidad.

Conclusiones

La voz que crea que es el mismo Dios, es un llamado a la armonía, al sentido de la existencia, a confiar, a disfrutar en el buen uso de la libertad; como también a obedecer. La habladuría de la serpiente da a entender lo que llena por un instante, lo fugaz, lo que no tiene contenido y esto se ve cuando la pareja se oculta ante los pasos de Dios; pero recuerden que, aunque las serpientes no hablan, el sentido figurado del mito invita a estar alertas a las habladurías varías que puede haber en la mente del hombre y de la mujer. Reducir la reflexión del origen del pecado a los (la,la,la) la serpiente, la mujer, la manzana, es dejar de lado lo que verdaderamente duele en la armonía con Dios, sin desconocer que el fruto no tiene sujeto en el texto del Génesis, pudo ser cualquier fruto. Hay que asumir responsabilidades y aceptar la consecuencia de los actos y dejar de echarle la culpa a los otros, esto es lo que significa la afirmación ¡Dios mío que no sea una manzana!, es la posibilidad de preguntarse dónde está parado después que Dios lo creó y le permitió que continuaras la tarea.

El reconocimiento no es solo una teoría, una apuesta de la escuela de Frankfurt para el mundo de hoy, es una opción para el ser humano de todos los tiempos y desde las humanidades, promueve el respeto, la solidaridad, cuestiones que se debieran considerar al momento de leer las actitudes de cada persona. Si lo humano, no logra resolver estas cuestiones internas consigo mismo, y las externas con la ayuda de otros cercanos y socialmente compartidos y si desde el tejido social, no se hace nada por los demás, difícilmente podemos disfrutar lo comunitario; de ahí la habladuría de la serpiente para obligar al ser humano a girar la mirada a su ego, su individualidad, la plenificación no es posible sin el prójimo, tarea grande las humanidades para complejizar sobre este tema para ayudar a entender la trascendencia.


Referencias

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Arrese, Héctor (2009). La teoría del reconocimiento de Axel Honneth como un enfoque alternativo al cartesianismo. Buenos Aires. Universidad Nacional de la plata.

Barón Enrique, Cordovilla Ángel; Mayorga Juan; Parra. Europa y el cristianismo.

Anthropos. Barcelona 2005

Biblia DE Jerusalén. Edición pastoral con Guía de lectura (1984) Bilbao.

Butler, Judith (1999) El feminismo y la subversión de la identidad. Madrid. Paidós

o 2007 recuperado 25 de enero de 2019 de:

http://www.lauragonzalez.com/TC/El_genero_en_disputa_Buttler.pd f

D,Ángelo Ovidio(2005) Autorrealización personal y espiritualidad en las condiciones complejas de la sociedad contemporánea. CLACSO .Recuperado el 14 de abril de 2020 de:

http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Cuba/cips/20120822013410/an gelo11.pdf

Dawson Christopher. Historia de la cultura cristiana. Printed Mexico.2005

Fernández, A., Acosta, M. (diciembre, 2014) De la opresión al reconocimiento: reflexiones sobre la discapacidad. Revista chilena sobre discapacidad.14 (2). pp. 97-106.

Gelabert, Martín (2008) La astuta serpiente. España Verbo Divino.

Honneth, A. (1997). La lucha por el reconocimiento. Por una gramática moral de los conflictos sociales. Barcelona: Crítica Grijalbo. Recuperado el 8 de junio de 2018 de: http://asj.sagepub.com/content/47/4/351.full.pdf+html

Ibáñez, Andrés (1999) Para comprender el libro del Génesis. Navarra. Verbo Divino.

Ropero, Alfonso (2013) Gran diccionario enciclopédico de la Biblia. España CLIE

Toro, Jhon (2019) Estudiantes auténticos en sociedades falsas En busca de un

horizonte: narrativas sobre arte, educación e resistencia CENTRO DE EDICIONES UNIVERSIDAD DE MANIZALES ,1, p.293 – 298. 

Toro, Jhon (2020) Del dicho al hecho. Ocupaciones pedagógicas en clave de desarrollo humano. Colombia. Universidad Católica de Pereira.

Toro, Jhon (2021) Pedagogía y Desarrollo Humano: Manera de comprender el Otro y lo Otro. Colombia. Universidad Católica de Pereira.

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