La novelista brindó el jueves 6 de octubre una conferencia de prensa en su editorial. Fue la oportunidad de recordar sus luchas y sus compromisos.
Christophe Levent
Le Parisien
Traducción: Gabriel Humberto García Ayala
Cuando se sienta a la mesa donde se levanta un bosque de micrófonos, frente a cámaras de todo el mundo y una cincuentena de periodistas, es recibida con un largo aplauso y "bravos". En el local de su editorial de toda la vida, Gallimard, Annie Ernaux, de 82 años, con el pelo largo recogido en alto, vestida con camisa negra abotonada hasta el cuello y jeans, ofreció este jueves 6 de octubre, poco después de las 17 horas, su primera rueda de prensa como Premio Nobel de Literatura.
Junto a Antoine Gallimard y un ramo de hortensias, una vocecita tranquila que trasluce una emoción sincera calificó ese momento como “algo inmenso”, y recordó sus orígenes y sus modestos inicios. “En alguna ocasión dije que quería vengar a mi raza. En su momento, lo dije un poco al azar y sobre todo sin saber cómo. Y luego estaban las palabras, la escritura. Pienso en los sitios de donde vengo, pienso en mi familia”, explicó.
En Estocolmo, la escritora “no se rendirá”
Escritora de "luchas contra la injusticia", también quiso recordar otro tema recurrente en su obra: la condición de la mujer. “Para mí, eso sigue siendo una pregunta. Porque no tengo la impresión de que las mujeres se hayan convertido hoy en iguales, en libertad y poder, a los hombres. La dominación todavía existe, en formas extremadamente diferentes. Esta es también la razón por la que escribo. Este Nobel es para mí una responsabilidad, la de seguir luchando contra la injusticia. Lo acabo de mencionar, pero también luchar en otros ámbitos. Permanecer abierta a la marcha del mundo, con el mismo deseo de paz que siempre me ha impulsado y que me hace preocuparme por la situación en Europa, pero también en otros lugares.”
En las noticias, la autora de los Años siempre quiso apoyar la revuelta de las mujeres iraníes contra el velo antes de prever "las posibles repercusiones" sobre esta cuestión. “Es cierto, abogué por la libertad de llevar el velo en Francia. Y persevero. Porque no es el mismo contexto en absoluto. Aquí, es normal poder ofrecer la elección.”
Cuando se le preguntó sobre su premio y su próximo discurso frente a la Academia de Estocolmo, Annie Ernaux dijo que no estaba preocupada. “Creo que será un buen momento para decir cosas, frente a todo el mundo. No abandonaré mis causas. “Porque si la escritora, que conoció la noticia en su cocina, sola y escuchando la radio”, no ocultó la emoción sentida, no pretende abandonar sus compromisos. “De hecho, espero acabar olvidándome de este Nobel. En un momento dije que no lo quería. Porque al lado de tu nombre, siempre dice Premio Nobel. Es un poco como en una estatua. Si bien nunca permanecemos igual, evolucionamos, cambiamos, no tenemos que tener una etiqueta... Además, esta noche voy a hacer exactamente lo que tenía planeado hacer antes del Nobel. Nada me hará cambiar.”