Desde tu orilla
con el corazón dilatado
amanecí en tu cuerpo
hermosamente
transformado.
Yo vi
tus huesos poderosos
tus pies de escalera infinita
sin disfraz
sin máscara amarilla.
Eran tus ojos
bocas sonrientes
tu voz palo de lluvia
de venas rojas y celestes.
De aroma de copal
eran tus alas
esbelta conífera
de generosas ramas.
Eras luz azulada
apasionada agua
sin límites
sin destino
serpiente renovada.
Pecho de espejo rojo
vestido de fuego
hoja de libro libre
insurrecto
rebelde.
Mío